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20 de abril de 2024

Pedro Corral, periodista, historiador y diputado de la Asamblea de Madrid

Pedro Corral, periodista, historiador y diputado de la Asamblea de Madrid

Pedro Corral: «Marcelino Camacho dijo que la Ley de Amnistía era 'el punto final de las dos Españas'»

El periodista, historiador y diputado de la Asamblea de Madrid habló en la sede del Partido Popular de Barajas de la Ley de 1977, que el Gobierno se dispone a anular de forma encubierta en su Ley de Memoria Democrática

Barajas, donde algunas de las calles de entonces siguen siendo las mismas, tiene una historia de la Guerra Civil llena de capítulos. Desde el del cuartel general del general Miaja, el búnker bajo el Parque del Capricho donde los duques de Osuna agasajaban a sus invitados en los jardines por donde Marisol anduvo cantando después Un Rayo de Luz, hasta el aeropuerto y la entrega de la aviación republicana o el próximo y trágico Paracuellos, del que uno de los vecinos advierte: «El lugar donde más santos y beatos hay concentrados», como Pedro Muñoz Seca. Otro Pedro, Corral, periodista, escritor, historiador y diputado de la Asamblea de Madrid, habla entre esas calles de la memoria de don Pedro y de los españoles, la memoria tirada en una cuneta por la llamada Ley de Memoria Democrática.
La memoria que desde el gobierno y sus socios quieren imponer a los españoles partiendo del «paraíso», que no fue tal, de la II República, «un período de estados de guerra y convulsiones políticas que desde 1931 hasta 1936 produce 3.000 muertos», afirma Corral. «Con una Constitución que nunca fue refrendada, llena de componentes sectarios», de la que el presidente Niceto Alcalá Zamora dijo: «Hemos hecho una Constitución para la Guerra Civil». No hay ni una palabra de estas ni de otras muchas en la Ley de Memoria Democrática. Sí, en cambio las de una enmienda para dejar sin efecto la Ley de Amnistía de 1977. «En la Ley de Amnistía de 1977, el primer borrador lo trae el Partido Comunista. Marcelino Camacho diría públicamente de dicha ley que era 'el punto final de las dos Españas'».

Zapatero hizo añicos el esfuerzo de reconciliación de los españoles

Es la reclamación histórica de la izquierda sepultada por la propia izquierda. Y no se sabe. No lo sabe la mayoría de los españoles. Lo puede contar aún Pedro Corral para mostrar «el escenario de cartón piedra» donde se representa esta tragedia sin fin. Este «embrollo social y humano que hizo añicos el esfuerzo de reconciliación de los españoles con la Ley de Memoria Histórica impulsada por Zapatero en 2007», donde, por ejemplo, ERC abre la caja con la llave del PSOE «para pagarle 135.000 euros a cada una de las víctimas del franquismo por toda clase de daños, prejuicios patrimoniales o expolios». Dice Pedro Corral que en la República también hubo daños, prejuicios patrimoniales y expolios, pero estos no están incluidos en las indemnizaciones propuestas por los enemigos de España.
«Saltaron la caja del Banco de España y muchas familias se quedaron sin nada». De eso no se habla. Tampoco de los asesores de Stalin. «A mí me hubiera encantado que hubiesen reclamado su indemnización los herederos de los asesores de Stalin que vinieron a España si el dictador no los hubiera matado a todos a su vuelta porque creía que estaban contaminados». Pedro Corral habla y habla y da la impresión de que entre medias van quedando sin subir montañas de valiosa información hurtada a generaciones de españoles. Hay que vadearlas sin más remedio, pero en el rodeo nos topamos con «los fiscales de sala que van a investigar crímenes prescritos y amnistiados, cuando no quedan más de 200 supervivientes entre un bando y otro de la Guerra Civil, mientras sí quedan más de 400 casos de terrorismo sin esclarecer».

Si hay algo parecido a un genocidio en España es la persecución religiosa de 1936

Y «se excluye que hubiera personas sin libertad en Madrid durante la República, con más de 350 checas, como la de Bellas Artes o la de Fomento, creadas por el propio gobierno republicano, que convirtió a los chequistas en miembros de dicho gobierno». No se dice nada en la Ley de Memoria Democrática del saqueo de Madrid. «Empresas, casas particulares, clubes deportivos». Cuenta Pedro Corral que el Gobierno de la República publicó en La Gaceta de Madrid  los nombres de los ciudadanos que consideraba enemigos. «Se sabe del caso de un cartero al que matan al día siguiente». Miles de asesinatos directos e inducidos, el genocidio: «Si hay algo parecido a un genocidio en España es la persecución religiosa de 1936», cuando todos los religiosos fueron obligados a abandonar los conventos. «Defender esto te cuesta en la España de hoy ser etiquetado de fascista y de falangista».
Aquí Pedro Corral se detiene por la emoción que contagia al auditorio barajeño. Recuerda a sus padres al expresar el deseo «de que mis hijos sepan lo que pasó en realidad». Que no nos impongan lo que tenemos que pensar, «porque es una pesadilla». «Tenemos que ser conscientes de que la Guerra Civil se produce por no pensar como pensaba el adversario, igual que en la represión de posguerra. No podemos volver a eso. No hay víctimas de primera y víctimas de segunda. La Democracia estaba reparando todo hasta que llega Zapatero. Aparte de las fosas ya no queda nada por reparar». Pedro Corral incide en la importancia de cerrar ese tema. «Hay que acabar con el duelo de las fosas. Hay personas que tienen clavado el día que se llevaron a su padre, pero convertir esto en un lío no es más que ventajismo político que sólo trata de restar legitimidad política».

He entrevistado a muchos veteranos de la guerra de uno y otro bando y nunca he encontrado rencor

Cuenta el diputado que la mayor parte del dinero destinado a las exhumaciones fue a parar a sindicatos y organizaciones de izquierda. «A publicidad y propaganda». Y afirma que se puso en contacto con el Portal de Transparencia para preguntar cuántas exhumaciones se habían producido entre 2006 y 2011 y le respondieron que no sabían, que la información no estaba informatizada. Esa es la respuesta del gobierno y del partido ante una de sus propias enseñas políticas e ideológicas. «La respuesta es que no les importa», asegura Corral.
«He entrevistado a muchos veteranos de la guerra de uno y otro bando y nunca he encontrado rencor. Ahora van a llamar el Valle de los Caídos Valle de Cuelgamuros. Es la connotación negativa, ideológica, que le da la izquierda a 'caídos' cuando a los 'caídos' se les nombra en todos los países del mundo. Esta Ley nace torcida porque empieza con un alud cuando el Partido Popular gana las elecciones con mayoría absoluta en el año 2000». Hasta entonces no se había hecho nada, tampoco en los catorce años de gobierno del PSOE de Felipe González, quien hablaba de la guerra como del pasado que nunca más nos podía volver a dividir. «Pero de pronto se produce una identificación de la izquierda con la II República como si fuera su esencia». Son los tiempos del Pacto del Tinell y de los cordones sanitarios, donde se vuelve a encender el rencor apagado y donde se alimentan mentiras tales como la de que España es el segundo país del mundo con más fosas comunes después de Camboya, «descalificando a países como la URSS o China, con millones de personas enterradas en fosas».

En los pueblos la Ley de Memoria Histórica removió el infierno bajo los pies

Una mujer joven interviene. Habla de sus orígenes. De sus abuelos de derechas y de sus padres de izquierdas que siempre «me enseñaron el perdón». Recuerda la mina de Camuñas, como Paracuellos, como tantos lugares trágicos olvidados, sepultados por el Frente Popular y ahora ocultados, como entonces, por el Gobierno de Pedro Sánchez, igual que antes por el de Zapatero. Más de mil cadáveres sin reconocer enterrados en la mina que no están reconocidos en la Ley de Memoria de Pedro Sánchez. Dice esta mujer que sus mayores le contaron que la guerra estaba cerrada. Que nadie quería repetir una guerra entre hermanos y que en las grandes ciudades la Ley no se notó tanto, «pero en los pueblos fue terrible la reapertura de esas heridas, otra vez familias y vecinos enfrentados, hermanos contra hermanos».
«Así es», asiente Pedro Corral, ya a punto de salir al frío de noviembre de la plaza de Barajas, el mismo frío noviembre de aquel cercano y terrible Paracuellos del 36: «En los pueblos la Ley de Memoria Histórica de Zapatero removió el infierno bajo los pies». El infierno remozado que la Ley de Memoria Democrática de Sánchez trae de vuelta al escenario.
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