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28 de abril de 2024

Se ha demostrado que el lenguaje inclusivo ralentiza la lectura

Se ha demostrado que el lenguaje inclusivo ralentiza la lecturaPaula Andrade

Un estudio confirma lo evidente: nos cuesta más leer con lenguaje inclusivo

Un informe de la Universidad de San Andrés, en Argentina, asegura que leer palabras del lenguaje inclusivo como «chiques» o «chicxs» no sólo retrasa la lectura, sino que empeora la comprensión lectora

Genera demora, pero también necesidad de relectura y aumenta el esfuerzo cognitivo para procesar el texto. Estas son las consecuencias que tiene el lenguaje inclusivo en cuanto a la comprensión lectora.
Según una investigación psicolingüística realizada porla Universidad de San Andrés, en Argentina, y publicada en el último número de Vertex. Revista Argentina de Psiquiatría, leer con lenguaje inclusivo tiene consecuencias negativas a la hora de comprender y asimilar los textos.
Los investigadores de la universidad compararon el tiempo de lectura de oraciones con sustantivos en plural masculino genérico («chicos») y sustantivos con el plural en lenguaje inclusivo («chiques» y «chicxs»), todavía no admitidos en las instituciones.
Para llevar a cabo la investigación y posterior estudio, los profesores responsables del experimento realizaron pruebas con 70 hablantes nativos de español y contrastaron sus tiempos de lectura de textos con y sin lenguaje inclusivo. El objetivo era examinar la diferencia en el procesamiento de oraciones con sustantivos que usan el morfema masculino «o» para referirse a grupos mixtos («chicos») y oraciones con los morfemas «e» y «x» («chiques» y «chicxs»).
La investigación fue realizada por los doctores Ana Zarwanitzer y Carlos Gelormini-Lezama, profesores de la licenciatura en Comunicación de la Universidad de San Andrés, quienes se preguntaron cómo procesan los hablantes de español las oraciones con los morfemas «e» y «x». Gracias a un software especializado, registraron el tiempo en milisegundos que los participantes tardaron en leer oraciones con sustantivos en plural con «o» y otras con «e» y con «x». El experimento mostró que todos los participantes leyeron las oraciones con lenguaje inclusivo más lentamente que aquellas con masculino genérico: el esfuerzo cognitivo requerido para procesarlas fue mayor.

Sin diferencia por grupos de edad

Si se tiene en cuenta la edad de los participantes, se observa que los jóvenes leyeron todas las oraciones del experimento más rápido que los adultos. Sin embargo, no sucedió lo mismo con las oraciones con lenguaje inclusivo: la conclusión del estudio es que el lenguaje inclusivo se procesa peor sin importar la edad del lector. Contrariamente a lo que anticipaban los autores en sus hipótesis, este resultado sugiere que una mayor exposición a formas lingüísticas nuevas –como en el caso de los jóvenes– no determina necesariamente cómo será su procesamiento.
Los tiempos de lectura tampoco se ven afectados por el género de los participantes: mujeres y hombres procesan las oraciones «inclusivas» con mayor dificultad que las oraciones con masculino genérico. Este hallazgo también contradice las hipótesis iniciales, que predecían una ventaja para las mujeres en el procesamiento del lenguaje inclusivo.
Por último, el estudio tampoco encuentra diferencias significativas en el contraste entre oraciones con los morfemas inclusivos «e» y «x»: ambas opciones generan dificultades similares en la lectura.

«Visibilizar a las personas no binarias»

El movimiento del lenguaje inclusivo está tratando de «erradicar el lenguaje sexista» desde hace algunos años. El problema es que consideran la norma gramatical, es decir, el uso del masculino genérico, lenguaje sexista. Por ello proponen las variantes con la «e» (que no existe en nuestro idioma) o la «x» (ilegible e impronunciable), generando un conflicto donde no lo había con la excusa de «visibilizar los derechos de las mujeres y personas de género no binario». En inglés, el equivalente es el pronombre they/them para referirse indistintamente a cualquier género.
Los investigadores de la Universidad de San Andrés sugieren que estudios futuros podrían evaluar, con mayor variedad de hispanohablantes y distintas metodologías, cuál será la suerte del lenguaje inclusivo en la lengua española. Y estiman que los resultados de este estudio experimental podrían explicarse por la incorporación de morfemas inclusivos que no reflejan un cambio lingüístico «natural» (espontáneo).
«Para dirimir esta cuestión será necesario evaluar el procesamiento de oraciones con lenguaje inclusivo a lo largo del tiempo. La historia de las lenguas muestra que algunos cambios perduran y otros no. Si las formas inclusivas llegan a formar parte verdaderamente de la gramática mental de los lectores, esto se reflejará en los tiempos de lectura», explican Zarwanitzer y Gelormini-Lezama, en línea con lo que defendió el presidente de la RAE, Santiago Muñoz-Machado.
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