
La escritora y youtuber Paloma Hernández
Entrevista con Paloma Hernández
«En el Corán, hay muchísimos versículos que denigran a la mujer»
Autora del canal de Youtube Fortunata y Jacinta y del libro Islam y feminismo (Sekotia), Paloma Hernández responde a las preguntas de El Debate
«Las feministas islámicas defienden que el islam es en sí mismo feminista; son creyentes musulmanas y hacen proselitismo de su fe religiosa», explica Paloma Hernández, autora de Islam y feminismo (Sekotia) y del canal de Youtube Fortuna y Jacinta.
Cuenta con más de 100.000 suscriptores en su canal de Youtube, y con una buena colección de títulos en torno a política y tendencias de pensamiento. Su línea entronca con lo que se conoce como la escuela de Gustavo Bueno y, entre otras muchas posiciones intelectuales, defiende el concepto de España como una nación forjada en la lucha contra el islam y contra el protestantismo, sin que ello implique una actitud confesional, o la adscripción personal a la fe católica.
En su página web no sólo están disponibles todos sus libros, sino también láminas –es pintora, además de escritora y concienzuda youtuber que da muchas vueltas a la edición, redacción y montaje de cada vídeo–, cerámica, tazas e incluso labor de ganchillo de sus propias manos.
Una mujer, desde luego, que no encaja en los cánones que hoy se consideran correctos y «empoderadores». Es Paloma Hernández, vive en la ciudad donde Lázaro de Tormes gozaba con la comida que traía a casa el esclavo negro Zaide, y hablamos con ella a propósito de su Islam y feminismo.
–En este nuevo libro usted habla sobre feminismo e islam. ¿Existe una corriente del feminismo que entiende que el islam es algo positivo?
–Sí, sí. De hecho, hay dos corrientes. La primera es la que surge desde el seno del propio islam. Son mujeres musulmanas que se denominan feministas islámicas, y lo que defienden es que el islam es en sí mismo feminista.
Lo que no pueden obviar es que en el desarrollo histórico del islam hay unas tendencias muy fuertes que infravaloran a la mujer. Pero dicen que se trata de influencias externas a la revelación de Al·lah hecha a Mahoma.
La posición que tiene más vigencia ahora mismo es un grupo muy heterogéneo de posiciones que se titulan con el pomposo rótulo de 'feminismo antiimperialista'
Su empeño político y académico consiste en «purificar el islam», puesto que el islam originario, el que se desarrolla en vida de Mahoma, es en sí mismo feminista. Son mujeres musulmanas, creyentes, que hacen proselitismo de su fe.
Sostienen que el islam es la única religión del Libro –por encima del judaísmo y por encima del cristianismo– que considera a las mujeres personas. Sin embargo, la posición que tiene más vigencia ahora mismo es un grupo muy heterogéneo de posiciones que se titulan con el pomposo rótulo de «feminismo antiimperialista, anticapitalista, decolonial, para la emancipación de las mujeres racializadas del Sur Global».
–¿Cómo funciona esta corriente feminista?
–Esos feminismos son los que están ahora mismo en nuestras universidades, en la política, en el entorno de Podemos, por ejemplo. Tienen mucho altavoz mediático y son las que han desbancado a las feministas «ilustradas».
Este feminismo antirracista se alinea con las feministas islámicas y afirma que el problema de la mujer musulmana no es el islam, sino que es el machismo estructural de las sociedades occidentales y que, por tanto, hay que proteger a las mujeres musulmanas, porque las ven desde coordenadas indigenistas.
Dicen que la mujer occidental está configurada para servir al capitalismo y a los intereses del patriarcado
Son colectivos oprimidos por Occidente y hay que defender a la mujer musulmana y al islam porque el islam no es machista. Somos machistas los que interpretamos al islam desde fuera. Esa es su tesis. Dicen que la mujer occidental está configurada para servir al capitalismo y a los intereses del patriarcado.
Estas corrientes son fundamentalmente antioccidente y anticristianas. Ese es el punto de confluencia de las dos corrientes feministas: interpretan que tienen un mismo enemigo. El enemigo común, dicho así, es Occidente, que en realidad es la civilización configurada desde coordenadas cristianas.
–Si a estas feministas les preguntamos por qué el islam permite que un varón pueda tener hasta cuatro esposas, mientras una mujer solo puede tener un marido, ¿qué responden?
–Ellas van a responder que eso es una corrupción, una tergiversación de ciertas oligarquías religiosas y políticas tras la muerte de Mahoma y que, por tanto, hay que purificar el islam de esas excrecencias. Y van a recurrir a ciertas suras del Corán en las que hay unas palabras de reconocimiento de la dignidad de la mujer.
El problema es que, en esa relectura, en esa reinterpretación que hacen del Corán, tapan las suras donde queda clarísimo que Mahoma, por revelación divina teóricamente, está diciendo que el varón tiene preeminencia sobre la mujer. En el Corán, hay muchísimos más versículos que denigran a la mujer que versículos que reconocen su dignidad como persona.
–Es decir, según algunas feministas, el islam en su origen sería igualitario. Pero tras la muerte de Mahoma, entró el patriarcado. ¿Eso no es tanto como decir que el 99,9 % de la historia del islam ha sido machista? ¿No sería mejor encontrar una religión alternativa, como puede ser la bahá’í, que se inspira en el islam?
–Sí, pero no se lo van a plantear, porque son musulmanas, son creyentes. De hecho, cuando ellas hablan de reinterpretar los textos de la tradición islámica, sólo van a atacar a aquellos que niegan el uso de posiciones feministas.
No se plantean en ningún momento la posibilidad de cambiar de religión, ni de acceder a una posición laicista, de separación de lo secular y lo religioso, o de ateísmo. No, no, ellas hacen proselitismo de su fe religiosa y lo hacen desde esas coordenadas.
Desde mi perspectiva, es puro voluntarismo, porque es negar la realidad histórica del islam. Supone quedarse únicamente en una ficción.
–¿Ha influido mucho la leyenda rosa del islam de Washington Irving, Blas Infante, e incluso Nietzsche? El islam idealizado de Las mil y una noches, El ladrón de Bagdad.
–Sí, está completamente romantizada esa idea. Viven de una ficción, de un mito. El de Al-Ándalus. La idea de que la cristiandad oprimió y destruyó por completo esa civilización brillantísima, súper tolerante y súper avanzada que era Al-Ándalus.
El mito de un Al-Ándalus como una civilización brillantísima, súper tolerante y súper avanzada no existió
Pero es el mito de un Al-Ándalus que no existió. Que sí tuvo momentos de brillantez, pero que fueron coyunturales y muy breves. Porque en España, al igual que cuando muere Mahoma, sucede la «fitna», es decir, la lucha interna dentro del mundo musulmán. La lucha a muerte. Hay una idea completamente confusa de cuál ha sido la realidad histórica del islam.
–Desde esa perspectiva feminista, ¿el islam es una vía para liberarse de la superestructura patriarcal, capitalista, cristiana, occidental?
–Sí, pero es agarrarse a un clavo ardiendo sin conocer la realidad de ese clavo ardiendo, que no es ese islam mitificado, sino que es lo que está ocurriendo en los guetos que existen en Europa, donde las mujeres tienen que caminar detrás de los hombres. Se llevan a cabo matrimonios forzosos con niñas. A las niñas se las saca de los colegios y se les prohíbe hacer deporte. El marido puede llevar tres y hasta cuatro esposas al hogar sin necesidad de informar a la primera esposa.
Mucha gente confunde la religión con los sentimientos. Las religiones no son sentimientos
En el fondo, se buscan en cualquier sitio alternativas para saciar la necesidad de trascendencia, y mucha gente confunde la religión con los sentimientos. Las religiones no son sentimientos.
–Michel Houellebecq y Sumisión (2015). ¿Política ficción futurista o novela costumbrista?
–Houellebecq lo estaba anticipando, igual que otras voces que entonces se las tachaba de alarmistas y de racistas y de islamófobas. Pero no hay más que abrir los ojos. Quizá en España no está tan avanzado el proceso, pero en Francia desde luego sí. En Bélgica ya están empezando a salir a la luz unas realidades extremadamente problemáticas y que hemos consentido que lleguen a un punto de muy difícil retorno. En España, la Comunidad que tiene más avanzada esta problemática es Cataluña.
–¿En Cataluña hubo una apuesta deliberada por atraer inmigración musulmana en vez de sudamericana?
–Sí, esa fue una apuesta política. Desde finales de los años 90, los líderes secesionistas de ese momento –como la familia Pujol– ya tenían muchísima interlocución con los líderes musulmanes –que eran salafistas– para llegar a acuerdos y facilitar ese tipo de inmigración, porque lo que no querían era una inmigración hispanoparlante. Pensaban que, si los inmigrantes no hablaban español, sería más fácil incorporarlos inmediatamente a la lengua y a la cultura catalanas. Pero esa realidad les está desbordando absolutamente. Es una falta de prudencia política total.