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La forma de escribir en un teclado predice el nivel de estrés de las personas

Un Word en blanco puede causar pánico en escritores bloqueados

Cuando fallan las musas: cómo romper el bloqueo del escritor

Parar, cambiar de entorno o marcarse pequeños objetivos son algunos trucos para volver a engrasar la máquina de la literatura

Stephen King plasmó en Un saco de huesos el bloqueo que sufre un escritor de éxito cuando fallece su mujer en un accidente. Tras el suceso, el protagonista, Mike Noonan, no es capaz de escribir una palabra sin sufrir físicamente síntomas de enfermedad.

El autor, mientras tanto, sobrevive de los libros que ya tenía escritos mientras las musas le sonreían. Durante sus años prolijos Noonan escribió más de un libro cada año para, llegado el caso, contar con historias que ofrecer a sus lectores y a sus preocupados editores.

Aunque luego la novela deriva a derroteros fantasmagóricos y dramáticos, King plasma una etapa en la que todo escritor se ha visto o se verá: la fase de bloqueo, de pánico a la página en blanco y al cursor de Word parpadeando.

El miedo puede atenazar a los autores que atraviesan un bloqueo, pero lo más importante es no obsesionarse y darse tiempo. Si se te encoje el estómago y empiezas a sudar frío cada vez que ves un papel impoluto, lee esto.

Objetivos pequeños para que el cursor deje de parpadear

Parece baladí, pero muchas veces el empeño por arrancarse alguna palabra o frase para el papel hace que pasemos largos ratos en el mismo sitio, sin ningún resultado. Si ese es el caso, cambia, muévete, modifica tu lugar de trabajo. Es un paso sencillo pero efectivo para acabar con una mala racha de (poca) escritura.

Si esto no funciona, la mejor solución es salir del todo. A la calle, a dar un largo paseo. No en vano los libros sobre paseos, los flâneurs, son un género en sí mismo que predominó en la Francia decimonónica. Quizá una buena caminata sea el origen de una buena historia.

Es importante, también, no obsesionarse con escribir de una sentada Guerra y paz. A veces es mejor que el árbol del refrán impida ver el bosque y concentrarse en objetivos pequeños pero alcanzables. Escribir poco, cuando se atraviesa un bloqueo, es mejor que no escribir nada, porque impedirá que nos puedan el desánimo y el vértigo de ver el blanco delante de los ojos.

Suele decirse que mal de muchos es consuelo de tontos, pero, contradiciendo una vez más al refranero español, a veces parar y compartir las experiencias puede ayudar a desbloquear (nunca mejor dicho) una situación. Se puede acudir a un club de lectura o de escritura para pedir consejo de colegas que han estado, o están, en la misma situación.

Si ni aun así se logra amortiguar el vértigo a la página en blanco, una buena opción es coger cualquier libro, abrirlo al azar y al azar escoger una frase. A partir de esta, se puede construir una historia cimentada en la inspiración de otros. Una alternativa, quizá más compleja, es hacerlo con una palabra cualquiera del diccionario.

Stephen King describió en Un saco de huesos los dolores de estómago que le provocaba a Michael Noonan no poder escribir. Si te identificas y el abismo del Word limpio te devuelve la mirada, dile que, con el tiempo, de él brotará tu mejor historia.

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