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La Pirámide de los Italianos

La Pirámide de los ItalianosJunta de Castilla y León

Sánchez vuelve a jugar el «francomodín»: ¿qué monumentos incluirá en su nueva lista negra?

Sánchez anunció la creación de un catálogo de monumentos franquistas

La Ley de Memoria Histórica de Zapatero y su reinvención sanchista, la Ley de Memoria Democrática, modificaron en gran medida la fisionomía de las ciudades y pueblos de España.

Hasta hace un par de décadas, rara era la iglesia donde no se recordara a los miembros de la comunidad caídos en combate o represaliados por los milicianos. Las cruces de los caídos eran habituales, Franco cabalgaba en su montura de bronce frente a los Nuevos Ministerios de Madrid y en la plaza de España de su ciudad natal, Ferrol.

Sus restos, sin ir más lejos, permanecían inamovibles, junto con los de Primo de Rivera, en la basílica del Valle de los Caídos, las placas del Instituto Nacional de la Vivienda que indicaban las casas sociales construidas por el régimen, eran habituales en las calles de todas las ciudades españolas, y rara era la ciudad o pueblo que no tuviera su avenida del Generalísimo, su calle José Antonio o su plaza de los Caídos de la División Azul.

Esa España, hoy, parece inverosímil. La España democrática de los 28 años de gobiernos socialistas (no consecutivos, todo hay que decirlo) tiene preferencia por las calles, plazas y monumentos dedicadas a líderes izquierdistas de la Segunda República de dudoso convencimiento democrático (Largo Caballero, Juan Negrín, Indalecio Prieto, la Pasionaria…). Pero los monumentos de glorificación del franquismo han desaparecido, no hay duda.

Por eso sorprende el anuncio realizado el miércoles en el Congreso de los Diputados por el presidente del gobierno en el que anunciaba la elaboración de un catálogo de monumentos de exaltación franquista que deberían ser eliminados.

¿Es que después de años destruyendo cruces (a veces de dudoso vínculo con la exaltación franquista), de desmontar placas en recuerdo a los fusilados por los republicanos por el hecho de ser católicos, monárquicos o simplemente de derechas, queda algo que todavía suscite el odio de la izquierda hasta el extremo de querer verlo hecho añicos?

Y, sin embargo, cual aldea de irreductibles galos, hay monumentos que, por diversos motivos, han sobrevivido a la iconoclastia desmemorialista de los gobiernos ZP-Sánchez, aumentando, más si cabe, el odio de la izquierda hacia estos supervivientes de una España que ya no es.

Es ahí, quizás, donde hay que mirar para tratar de especular con el contenido de la lista negra prometida por Sánchez.

¿Alguien duda, por ejemplo, que Sánchez va a aceptar la derrota de dejar el Valle de los Caídos, con su Cruz, su basílica y su hospedería, como están? Después de sacar los restos de Franco y Primo de Rivera nadie dudó de que la intención del sanchismo de tratar de derribar una cruz que les molesta más por ser cruz que por su origen franquista.

Hay más casos, en Santiago de Compostela, en un lugar tan emblemático como la plaza de la Quintana, frente a la Puerta Santa de la catedral compostelana, en los muros pétreos, de soberbia austeridad, del monasterio de San Pelayo de Antealtares, se alza una cruz blanca en memoria de los caídos en la Guerra Civil y, junto a ella, grabada en la piedra del centenario edificio monástico, el nombre de José Antonio Primo de Rivera.

El ayuntamiento de Santiago, hoy en manos de los independentistas del Bloque Nacionalista Galego, durante muchos años en manos del PSOE, y la Xunta en tiempos del bipartito PSOE-BNG con Touriño al frente, trató de eliminar el nombre y la cruz.

Pero no es sencillo. Puede ser cuestionable que se grabara el nombre del fundador de la Falange a golpe de martillo y cincel en el granito rosa de uno de los máximos exponentes del barroco compostelano, pero lo cierto es que, hecho el estropicio, el monumento forma parte del conjunto declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, y toda actuación debe mirarse al milímetro para que el borrado no cause un estropicio mayor que el grabado.

Resultado: la plaza de la Quintana es de los pocos lugares de España que siguen rindiendo honor al fundador de la Falange cuyo nombre preside (paradojas de la vida) la gran manifestación independentista que cada 25 de julio el Bloque celebra en dicha plaza.

Por mucho que se incluya en la lista negra de Sánchez, la llamada Pirámide de los Italianos en Burgos, en el término municipal de Valle de Valdebezana, ya tiene protección BIC por parte de la Junta de Castilla y León, por lo que es poco probable que se pueda emprender algún tipo de actuación que ponga en peligro su integridad.

El monumento se construyó entre 1938 y 1939 para enterrar a cerca de 300 soldados italianos que murieron durante la batalla de Santander.

Otros monumentos que podrían estar en el objetivo de Sánchez son el Arco de la Victoria de la Avenida de la Complutense de Madrid, el Monumento a los Héroes de Simancas de Gijón o el Águila de Sagardía.

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