'Duelo a garrotazos', de Francisco de Goya, en el Museo del Prado
'La Quinta del Sordo': la película que revive las pinturas negras de Goya en el Prado
La película, que puede verse en la exposición de las pinturas negras, pone voz a las inquietantes creaciones de Goya en la casa donde vivió sus últimos años
El Museo del Prado ha presentado La Quinta del Sordo, del artista Philippe Parreno, en la que invita a contemplar las pinturas negras de Goya a través de una película de cuarenta minutos, en la que el sonido impacta tanto como los primeros planos de las obras.
La sala 64-65 del edificio Villanueva del Museo ha sido acondicionada para que el visitante pueda visualizar la cinta al principio o al final de la exposición de las catorce pinturas negras, que se hallan en la sala adyacente.
El director adjunto de Conservación del Museo del Prado, Andrés Úbeda, ha resaltado que esta nueva forma expositiva «responde a la manera en la que el Prado quiere acercarse a creadores con conciencia histórica», aludiendo a Philippe Parreno.
Originalidad expositiva
Úbeda ha comparado la experiencia expositiva con otras como La esencia de un cuadro. Una exposición olfativa a partir de El Olfato, obra de Jan Brueghel y Rubens, o la de Annibale Carraci. Los frescos de la capilla Herrera, en la que el Museo del Prado se convertía en templo.
«Es una manera de darle una mirada diferente a las colecciones del Museo, ofreciendo un contexto de modernidad», ha señalado Úbeda, incidiendo en que estos proyectos suponen una investigación y una exploración de los fondos propios con el objetivo de buscar la manera más original en la exhibición.
Francisco de Goya adquirió en 1819 una finca junto al río Manzanares, en lo que entonces eran los arrabales de Madrid, apodada La Quinta del Sordo -en alusión a su pérdida auditiva-, que resultó ser la vivienda del pintor en sus últimos años antes de exiliarse a Francia, y donde pintó directamente sobre los muros sus catorce pinturas negras.
La voz de los cuadros
La película acerca a ese momento con imágenes de los cuadros y sonidos sin notas, zumbidos suaves de quien se adentra un mundo imaginario y perturbador, y donde también está presente la tormenta o la tempestad representada en la dramaticidad del Duelo a garrotazos.
Parreno propone una visión integradora y complementaria a las pinturas, permitiendo una experiencia «vivificadora» del arte creado. Para ello ha utilizado cámaras ultrarrápidas de 500.000 fotogramas por segundo para grabar la superficie de las pinturas.
Inquietante Goya
«Por encima de todo se plantea la imagen y el espacio, da igual en qué orden lo hagamos», ha explicado el artista audiovisual.
La instalación ha sido producida por Acciona Cultura, y en ella se ha intentado recrear el misterio que hay en torno a la finca en la que Goya creó aquellas imágenes tan inquietantes.
La película se acerca a «la ciencia ficción», según ha declarado Parreno; y en ella se escucha la voz de la pintura, su eco interno a través de la interpretación del violonchelo de J. M. Artero, que introduce el visionado.
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