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19 de abril de 2024

Las hijas de Isabel II de Cristina Barreiro

Portada de «Las hijas de Isabel II» de Cristina BarreiroLa Esfera de los Libros

Isabel, Pilar, Paz y Eulalia. Cuatro infantas al servicio de España

Cristina Barreiro recrea las vidas de la reina Isabel II. A través de sus páginas se aprende la historia de Europa a lo largo de casi una centuria, desde la crisis de las monarquías, hasta los inicios de los totalitarismos en Italia y Alemania, o la nueva crisis republicana en España.

Las hijas de Isabel II de Cristina Barreiro

la esfera de los libros / 405 págs.

Las hijas de Isabel II

Cristina Barreiro

La historia de España está ligada desde sus orígenes a la institución monárquica, a lo largo de las sucesivas dinastías que han ocupado el trono. Y si la corona ha vivido vaivenes y situaciones complejas, quizá el siglo más complicado para ella ha sido el XIX. Guerras civiles, conflictos familiares por el trono, derrocamiento, restauración... Un cóctel potente para los libros de Historia. A lo largo de una centuria, la monarquía atravesó por todas las posibles circunstancias que había pasado los anteriores siglos.
Va cobrando cada vez mayor fuerza el interés por las «historias mínimas», las de la gente corriente, que han tejido los hilos más finos pero imprescindibles del tapiz de la historia española. ¿Se pueden considerar dentro de este género las vidas de cuatro infantas de España? Tal y como nos lo cuenta la autora, pienso que sí. Ciertamente, los matrimonios de personas de la dinastía reinante se diseñan con motivaciones políticas casi siempre. Las infantas Isabel, María Paz, Pilar y Eulalia contrajeron matrimonio con personas escogidas o al menos aprobadas por los reyes. Así, se estrechan lazos con estirpes europeas como los Borbón-Dos Sicilias, el Principado de Baviera, o los Habsburgo. Hasta los duques de Montpensier, tan poco queridos por Isabel II al apoyar su destronamiento, acabarán en las redes matrimoniales tejidas desde París o desde Madrid.
Suena tópico decir que un relato es como la fotografía de una época. Pero es que, en este caso, el libro es exactamente lo que ha logrado crear. Es más, podemos considerarlo, al ser una historia coral, centrada en vidas y amores de diversos personajes, y localizaciones dispares por la geografía europea, una serie de fotografías animadas, como ese incipiente cinematógrafo al que los miembros de la familia real asistieron por primera vez, celebrando el invento de los Lumière, que comenzaba a competir en público con teatro, ópera y zarzuela, a los que eran tan aficionados los miembros de la realeza española.

Suena tópico decir que un relato es como la fotografía de una época, pero es exactamente lo que este libro ha logrado crear

Los amores y pasiones de los reyes Isabel II, Alfonso XII y Alfonso XIII se revelan de manera sutil. No se esconde nada acerca de los hijos nacidos de esas relaciones extraconyugales, pero la autora en ningún momento cae en la vulgaridad, en el «chisme histórico» al que otros biógrafos son tan aficionados. Aunque en su prólogo Barreiro escribe que no estamos ante un libro de historia, sin que «cuenta una historia la de las infantas Isabel, Pilar –en su corta existencia–, Paz y Eulalia de Borbón», pienso que podemos afirmar sin duda que a través de sus páginas se aprende la historia de Europa a lo largo de casi una centuria. Desde la crisis de las monarquías (derrocamiento de la corona española, la imperial de Napoleón III, el final del Imperio Austro-Húngaro), hasta los inicios de los totalitarismos en Italia y Alemania, o la nueva crisis republicana en España.
El hilo conductor de la historia es la longeva vida de la infanta Isabel, la Chata, tan querida y popular en España. Lejos de la imagen que suele transmitirse de esta mujer, algo superficial por su cercanía al pueblo, nos encontramos ante la semblanza de una patriota, consciente del papel heredado de su madre, Isabel II, y centrado en preservar la imagen y hasta la supervivencia de la monarquía. Barreiro relata desde su nacimiento, y primeros años como princesa de Asturias, su prematura viudedad con solo diecinueve años, y su extensa vida de servicio a España, de la mano de su madre, de su hermano Alfonso XII, y de su sobrino Alfonso XIII. Junto a ella, destacan las esposas reales, María Cristina de Habsburgo y Victoria Eugenia de Battenberg. A diferencia del consorte Francisco de Asís, que se mantuvo bastante alejado de la política, las dos reinas se esforzaron por compensar la imagen frívola y vividora de sus esposos, con una entrega firme y fiel al servicio de la corona española, adquirida por matrimonio con dos reyes incapaces de ser hombres de una sola mujer.
Aunque el título del libro se refiere a las cuatro hijas de Isabel II, el relato de su nuera y su nieta política completan esa imagen global de la monarquía española. En el exilio de París o Roma, y en las estancias en Palacio Real de Madrid, María Cristina y Victoria Eugenia son tratadas con la importancia y protagonismo que tuvieron en esta fase de la «historia mínima» de España.

El hilo conductor de la historia es la longeva vida de la infanta Isabel, la Chata, tan querida y popular en España. La semblanza de una patriota, consciente del papel heredado de su madre

La autora se entretiene, más allá de los aspectos políticos, en describir la vida cotidiana. Ha realizado una exhaustiva búsqueda en archivos para describir los contenidos de facturas, compras y encargos de joyas, salidas de recreo, viajes cosmopolitas o tranquilas estancias en la Mancha, en Villa Paz, la tranquila residencia de los príncipes de Baviera, único matrimonio afortunado de todos los que recorren estas páginas. Completa la información con una serie de imágenes fotográficas de diversos archivos, en las que apreciamos muchos de los rasgos físicos y psicológicos que son descritos a lo largo del libro.
Termino con lo único que he echado en falta en el libro, de fácil solución en las –seguras– próximas ediciones. Ayudaría contar con un árbol genealógico que permita seguir las diversas ramificaciones europeas fruto de la descendencia de la reina Isabel II. De esta manera, ubicaríamos con mayor precisión a aquellos descendientes que viven la crisis del imperio napoleónico, la de los Habsburgo, el ascenso del nacionalsocialismo en Alemania, y el periodo de entreguerras en las diversas capitales europeas, que tan bien refleja el texto.
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