
Portada del álbum de Bruce Springsteen Born in the USA de 1984
40 años de 'Born in the USA' de Bruce Springsteen: ¿es una canción patriótica o todo lo contrario?
La canción convirtió a su autor en una estrella mundial y en símbolo absoluto de Estados Unidos
En 1984 Bruce Springsteen, que actuará esta noche en el estadio Civitas Metropolitano, era un artista consagrado, pero no una superestrella. Ya había sucedido Born to Run y The River, quizá su mayor éxito hasta entonces, que se había introducido casi silenciosamente en el alma de quienes la escucharon y la seguirían escuchando para no volver a salir de ellos nunca. Tampoco nunca sería nada igual desde el lanzamiento de Born in the USA. Desde entonces todo el mundo conoció a Bruce Springsteen, incluso sin ver su cara, tal y cómo aparecía en la portada del disco: de espaldas, frente a una bandera estadounidense, con unos Levi's y una gorra roja en uno de los bolsillos.
El sencillo homónimo, la canción de aquel año, solo por su estribillo (también la frase «Born in the USA») parecía un himno patriótico rockero americano por antonomasia a mayor gloria de la nación, pero no era tan sencillo. Era la época plena de Ronald Reagan. Lo estadounidense conquistando el mundo en todos los ámbitos, en la cultura y en la política, la primera potencia del mundo sin discusión en todos los órdenes. Pero la canción tenía un reverso o no tan reverso. Estaba inspirada en Nacido el 4 de julio, el libro del veterano de Vietnam Ron Kovic, del que Oliver Stone hizo una película protagonizada por Tom Cruise.
Crítica al Gobierno
La letra de la canción muestra que no es el himno que fue y que se vendió: la paradójica demostración de orgullo patrio que era una crítica al Gobierno que dejó abandonados a los excombatientes, todo mezclado con las propias dificultades que vivió Springsteen en su vida durante la infancia con un padre maltratador y una familia desestructurada. El desempleo y toda la oscuridad oculta tras esa bandera a la que el obrero (Springsteen) parece estar a punto de enfrentarse como quien va a correr una cortina y mostrarlo todo.
Pero no todos vieron eso, ni mucho menos. La música y el estribillo ocultaron todo lo demás: el mensaje. En los países de habla no inglesa aquella canción parecía una apología de Estados Unidos sin ambages. Casi nadie prestó atención a lo que se decía. Fue la canción que consolidaba a Reagan en las radiofórmulas, el ámbito más imprevisto, para casi desesperación de Springsteen, que se negó a tocarla en directo. El propio cantante llegó a decir que se podía estar orgulloso de ser estadounidense y al mismo tiempo no conforme con las políticas de su gobierno. Fue la inspiración simplificada y devorada por el éxito impresionante y por una de las dos caras que se pretendía mostrar, como cuando Rómulo mató a Remo y la ciudad se llamó Roma y no Rema.