Ander Mirambell, el atleta que se convirtió en pionero del skeleton y del deporte de invierno en España

El skeleton se empezó a practicar a finales del XIX. Un inglés se inventó un nuevo trineo de metal cuya estructura parecida a un esqueleto le dio el nombre. Un hombre o una mujer corren agachados empujando el vehículo con todas sus fuerzas antes de tumbarse boca abajo sobre él y lanzarse a más de cien kilómetros por hora a través de las curvas de un túnel de hielo.

El trineo se conduce con la posición del cuerpo que parece vendido a su suerte en un recorrido vertiginoso, casi suicida. A tumba abierta. Cualquiera diría que esta expresión proviene de la práctica del skeleton. La participación de Jamaica en la modalidad de bobsleigh en los Juegos Olímpicos de Calgary fue un hito que mereció una exitosa película de Disney. El bobsleigh consta de un trineo para dos o para cuatro, y la mecánica es la misma que en el skeleton: empujar al principio y deslizarse en el descenso a toda velocidad.

Lo que parecía una locura fue una realidad como la de Ander Mirambell, un loco pionero que se puso a practicar skeleton en España como el bobsleigh en Jamaica, pero sin película de Disney de por medio. Fue precisamente tras ver esta película, por lo que el por entonces atleta barcelonés se interesó inicialmente por el bobsleigh. Como no recibió ningún apoyo de ningún organismo, decidió apostar por el skeleton, que era más económico.

En sus primeros entrenamientos llegó a usar papel de lija pegado a sus zapatillas para frenar sobre el hielo. Ander es un buscador de oro, un explorador de las colinas negras, o blancas, en un país sin tradición en deportes de invierno. Él ha sido el abanderado, junto a Queralt Castellet, plata en snowboard halfpipe, en los Juegos de Pekín. Afirma Mirambell que si no fuera español ya le habrían hecho dos películas, y que vinieron a buscarle de otros países, pero que lo que le daba sentido a todo era competir por España, como aquellos locos de su inspiración por Jamaica.

Como los catorce miembros de la delegación por la que tanto ha luchado Mirambell, a quien tanto le debe España. Son los últimos juegos del deportista español después de Vancouver 2010, Sochi 2014 y Pyonyang 2018. Vigésimo cuarto, vigésimo sexto, vigésimo tercero y vigésimo cuarto de nuevo, respectivamente, son sus resultados olímpicos. Noveno en el campeonato de Europa en 2017, en 2016 ganó la Copa América, su mejor resultado.

Con la retirada no muy lejana, el skeleton sigue siendo su vida. El hombre que admite que creció viendo Carros de Fuego, se mostró feliz tras su última bajada olímpica. «Pero hay mucho que hacer», afirma a pesar de todo. El hombre, el pionero, el buscador de oro, el explorador de las colines negras, o blancas, que piensa que lo más bonito es luchar por los sueños, que siempre que se quita el casco sonríe y por ello se acuerda de su madre: Mi madre que está en el cielo habrá dicho: «Este es el Ander que quiero ver, el que sonríe, el que disfruta», siempre en busca del objetivo siguiente.