Luka Modric, en un partido con el Real Madrid esta temporada
La bronca de sus padres por beber alcohol o su Balón de Oro: 4 anécdotas que explican la leyenda que es Modric
El centrocampista croata se marcha del Real Madrid tras 13 temporadas repletas de éxitos y una filosofía de vida digna de admiración
La foto de Luka Modric que desearía cualquier futbolista del mundo
Luka Modric dejará el Real Madrid tras el Mundial de Clubes. El croata se despedirá del Bernabéu este domingo en lo que se prevé que sea un adiós por todo lo alto, con la afición volcada con un futbolista que lo ha dado todo durante los 13 años que ha defendido la camiseta blanca. Una época llena de éxitos del conjunto merengue que provocan que 'Lukita' sea el hombre más laureado en la historia del club. 28 título en total.
Destacan sobre todo sus seis Champions y, a nivel individual el Balón de Oro que logró en 2018, toda una hazaña al romper el duopolio que habían establecido Messi y Cristiano. No obstante, la grandeza de Modric sobre todo está en que es un futbolista respetado por todo el planeta fútbol, algo que no es nada sencillo. En un deporte con tanto fanatismo, donde prácticamente cualquier jugador tiene haters, es complicado encontrar a alguien que hable mal de Luka Modric.
Para entender los motivos por los que Modric es tan respetado en el fútbol merece la pena leer su autobiografía. Luka Modrić: mi partido. En ella cuenta desde sus inicios en el fútbol, con su dura infancia por la Guerra de los Balcanes, hasta el año 2018, posiblemente su mejor temporada a nivel individual al conquistar la Champions League con el Real Madrid, llegar a la final del Mundial con Croacia y hacerse con el Balón de Oro.
Merece, por tanto, la pena recuperar algunas de las anécdotas que cuenta Luka Modric en su libro y así, conocer un poco mejor a un centrocampista que es, no solo una leyenda del Real Madrid, sino del fútbol en general.
Su infancia y la bronca de sus padres
Es cierto que el tema de la guerra y Modric se ha tratado en numerosas ocasiones, pero merece la pena leerlo en sus propias palabras. Tenía apenas seis años cuando la guerra estalló en los Balcanes. Su familia tuvo que huir tras el asesinato de su abuelo y el incendio de su casa. «Nos fuimos con una maleta pequeña y muchas lágrimas», recuerda.
Durante años, vivieron como refugiados en hoteles de Zadar. Allí, con balones improvisados, aprendió a jugar al fútbol. «Aprendí a valorar lo esencial. No tener nada me hizo fuerte. Me forjó el carácter», explica en su autobiografía.
Luka Modric, en un partido de esta temporada
Siguiendo con su juventud, en los inicios de su carrera Modric cometió un error que le dejó una enseñanza para toda la vida. En su autobiografía, el croata confiesa que durante un campamento de la selección juvenil, bebió alcohol junto a unos compañeros. Lo que no esperaba era que aquella travesura se convirtiera en una de las mayores broncas de sus padres.
«Fue una estupidez de juventud, pero cuando mis padres se enteraron, la bronca fue monumental. Me dijeron cosas muy duras y sentí vergüenza de verdad. Desde entonces, entendí que si quería llegar lejos en el fútbol, tenía que mantenerme siempre enfocado», cuenta el centrocampista, que se tomó a rajatabla el consejo de sus padres, algo que quizás explique el secreto de su longevidad.
Más allá del campo, Modric también quiere tener una vida sana e invita a la gente de su alrededor a que la haga con él. Uno de los pasajes más personales de su libro revela cómo consiguió que su esposa, Vanja Bosnić, dejara el tabaco. «No me gustaba verla fumar. Así que le propuse un reto: si ella lo dejaba, yo renunciaba a algo que me encantaba: el chocolate».
La apuesta fue efectiva y ambos cumplieron su parte del trato. «Fue una muestra más de cuánto nos apoyamos. No se trataba solo de salud, sino de compromiso mutuo», recuerda.
Romper el duopolio Messi-Cristiano
Como última anécdota a destacar, merece la pena saber cómo vivió Luka Modric aquel 3 de diciembre de 2018 en el que rompió el duopolio Messi-Cristiano y se alzó con el Balón de Oro. Fue mucho más que una conquista personal. En su autobiografía, el croata detalla que vivió aquel momento «con una mezcla de incredulidad y serenidad».
«No fue un triunfo contra Messi o Cristiano, sino el reconocimiento a mi trayectoria, a todo lo que viví desde niño, desde la guerra, desde Zadar», escribe. Modrić sintió que ese premio era una medalla para todos los que luchan desde abajo. En París, con el Balón de Oro en sus manos, no solo se coronaba un futbolista, también lo hacía una historia de superación.