Fundado en 1910
Qatarí que te viTomás Guasch

El City se arrodilla ante el Rey: así se acaba un ciclo

Su trayectoria merecía este final: arrodillarse ante el Rey. El Bien, el Madrid, liquidó al máximo representante de las fuerzas del Mal, El City

Actualizada 01:12

Hay que dar las gracias al Madrid. ¿Por el partido? ¿Por este y el de ida? ¡Nooorrr! Bueno, o sí. Pero sobre todo por hacer el tolai -expresión florentinesca- en la primera fase y quedar fuera de los ocho mejores. Si hubiera hecho los deberes nos habríamos quedado sin esta experiencia. El Madrid piensa en la gente. Otras dos noches europeas inolvidables. La toma del Etihad, el segundo estadio de Manchester, el primero es Old Trafford, un respeto a la historia. Y el baile de la vuelta.

Baile que ya lo fue allí. La cosa acabó en un set, 6-3, pero como esta eliminatoria era un partido de Grand Slam, la realidad fue 6-3, 6-0, 6-0. Las lógicas dudas 'avant match' las despejó Súper Kylian a los 4 minutos a pase de Asencio. Que se sintió Kroos. O Kroos y Schuster. Frente a Osasuna, en el Bernabéu, se la puso a Bellingham. Encima pasa bien.

La primera, dentro. En Manchester lo logró tras cuatro, cinco intentos. El partido pintaba a una final que empezaba 1-0. Rápido se dobló la diferencia. La fundamental, el gol. Porque en lo demás no hubo color. El Madrid fue mejor en todo. Defendió bien esperando, anticipando, tocando lo que tocara. Se desplegó sin dudas y atacó como pueden hacerlo Bellingham, Rodrygo, Mbappé y Vinicus si el equipo es eso, un equipo, un bloque.

Desde el segundo tiempo contra el Atlético, el Madrid enseñó que había entendido por fin lo fundamental: el trabajo colectivo. Si es un equipo cuesta muchísimo ganarle. En una jugada dio 100 toques, la mayoría en campo rival. A ratos fue un rondo. Pocas veces vimos una superioridad tan imponente de un equipo sobre otro en una gran eliminatoria europea.

Que si el Madrid no tiene españoles. OK. Ceballos y Asencio son una selección española entera ahora mismo. Asencio jugaba y colocaba a la defensa que había recuperado a su capitán, Rüdiger. A menudo fue el chico el que ejerció de ello. Brutal Kylian. En la definición, la potencia, el entendimiento del juego, el liderazgo. Bien Mendy. Superlativo Bellingham, que se perderá la ida de los octavos por sanción, lo único malo de la noche madridista. En Rodrygo, la forma de aparecer, los hay que ven a Benzema. Vinicius en su papel, recibe y tiembla hasta el banquillo contrario. Y Valverde. ¿Cómo lo haría de portero?

Total, que el baño fue tal que Guardiola exageró cuando fijó en el uno por ciento las posibilidades de su equipo para remontar la eliminatoria: eran cero. Ni necesidad tuvo de rascarse la cabeza. la decisión era inevitable: como hace siete días sólo jugaba un equipo. El City lo hizo sin Haaland, tan verdad como que con él el resultado hubiese sido el mismo.

Asistimos pues al final de un magnífico ciclo de este equipo inglés. Ver a De Bruyne en el banquillo lo anunciaba. Juegos de mano con las cuentas al margen, despidámosle con un aplauso. Le plantó cara al Madrid en Europa. Quiso ser su sucesor. Imposible. Su trayectoria merecía este final: arrodillarse ante el Rey. El Bien, el Madrid, liquidó al máximo representante de las fuerzas del Mal, El City. Su ciclo debía terminar así: en el Bernabéu y patas arriba.

comentarios
tracking