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14 de mayo de 2024

La primera ministra estona, Kaja Kallas, junto al canciller alemán, Olaf Scholz y el luxemburgués, Xavier Bettel

La primera ministra estonia, Kaja Kallas, junto al canciller alemán, Olaf Scholz, y el luxemburgués, Xavier BettelEFE

Alemania sigue sin reaccionar

Los bálticos toman la iniciativa y aceleran la ruptura de Europa con el gas de Putin

Los países bálticos y Polonia se niegan a pagar en rublos la energía rusa. Letonia y Estonia dependen al 100 % del gas del Kremlin. Lituania compra el 94 % de su carbón. Así se presenta Europa a su desconexión total de Putin

La Unión Europea acepta el órdago lanzado por Vladimir Putin, que la pasada semana advirtió de que sólo aceptaría el pago de su gas en rublos. La respuesta del presidente ruso a la tormenta de sanciones, que le ha llevado al borde del default, ha acelerado la estrategia de dependencia de los Veintisiete liderada –durante las últimas horas– por los países bálticos. Lituania, Letonia y Estonia, tres de los socios más atados a la energía gestionada por el Kremlin, han confirmado que no aceptan las condiciones rusas, y buscan en el gas natural licuado (GNL) la alternativa con la que incrementar sus reservas al 90 %, tal y como acordaron los países comunitarios en la pasada Cumbre europea.
La decisión de los gobiernos bálticos supone un serio correctivo para Alemania, país que mayores reticencias ha mostrado para romper puentes con Moscú. El nivel de dependencia de Letonia y Estonia con el gas ruso alcanza el 100 %, Lituania compra el 43,3 %. Sin embargo, las importaciones lituanas de otras energías, como el petróleo o el carbón, superan el 74 % y el 94 % respectivamente.
Las plantas regasificadoras –donde almacenar y convertir el GNL en gas natural– comienzan a cotizar con fuerza. Lituania cuenta con una terminal en el puerto de Klaipèda que lleva años trabajando a pleno rendimiento. El país lidera un conflicto geopolítico con Rusia desde hace años. En 2013 un buque atracó en el puerto de la tercera ciudad del país, su nombre «Independencia». En su interior, el primer cargamento de GNL con el que empezó a desprenderse de la influencia de Putin. Esa es la estrategia que ha permitido que las importaciones hayan caído del 100 % al 43 % en una década.
Casi diez años más tarde, la empresa pública de energía, Ignitis, ha anunciado el rechazo del pago en rublos a Gazprom «en el corto plazo». En un comunicado, el gestor energético ha confirmado que su estrategia de gas natural «se apoya mayoritariamente en el GNL». En el horizonte más cercano se incluye el desarrollo completo de la red de gasoductos con los que garantizar el suministro a las otras dos repúblicas bálticas, totalmente dependientes del Kremlin. De esta manera, Lituania busca servir de hub energético para Estonia y Letonia.
La estrategia lleva días en marcha. Letonia ya ha incorporado fuertes cantidades de GNL ‘nuevo’ a su instalación subterránea situada en la ciudad letona de Incukalns. Estonia, por su parte, ha incorporado una ambiciosa partida presupuestaria, dedicada a incrementar su seguridad energética. El país cuenta con una instalación en Tallin.
También Polonia trata de dar ejemplo a Alemania. Su Gobierno ha aprobado un plan de desconexión rusa que su primer ministro, Mateusz Morawiecki, calificó como «el más radical de Europa». Su medida principal es cancelar las importaciones de carbón antes del mes de mayo. Según Eurostat, el país recibe de Rusia el 63 % de la energía fósil que utiliza.
Los planes de Varsovia no se quedan allí. Pretende reducir a cero la recepción del gas que suministra Grazprom antes de que concluya el año. «Mientras otros veían a Rusia como un socio comercial, nosotros ya éramos conscientes de que para Moscú el gas sería un instrumento de chantaje», dijo Morawiecki, que lanzó un mensaje a Berlín, «el vicecanciller alemán admite ahora que esa dependencia de Rusia fue inapropiada y estúpida. Debemos enfrentar la realidad con seriedad», declaró. Polonia era hasta ahora uno de los principales clientes del gas ruso, en 2019 importó el 55 % del total.

Alemania podría racionar el gas

Alemania estaría preparando a su población para un posible racionamiento del gas. El previsible corte de Nord Stream 1 y la ausencia de regasificadoras que le permitan abastecerse de GNL, sitúan al país como un blanco fácil para las presiones rusas.
La Unión Europea ha tratado de forjar un acuerdo con Qatar y otros países productores de GNL durante las últimas semanas. EEUU ha multiplicado sus envíos, convirtiéndose en el principal proveedor de esta energía para países como España. Sin embargo, una futura dependencia europea del GNL encarecerá aún más su coste. La infraestructura necesaria para enviar y mantener el gas líquido a través de buque metanero –debe ser transportado a temperaturas muy precisas– podría disparar más los precios. El aislamiento a Putin implica un alto coste.

Putin trata de convencer a la UE

El presidente ruso, Vladímir Putin, explicó este miércoles al canciller alemán, Olaf Scholz, y al primer ministro italiano, Mario Draghi, los motivos por los que Rusia tomó la decisión de cobrar su gas en rublos y aseguró que esto no afectará a los contratos con compañías europeas, informó el Kremlin y recogió Efe.

«El cambio del mecanismo de pagos se implementa debido a que, en violación de las normas del derecho internacional, los países miembros de la UE congelaron las reservas en divisas del Banco de Rusia», explicó la Presidencia rusa al reseñar la conversación telefónica este miércoles entre Putin y Scholz.

Según la Presidencia rusa, Putin aseguró al líder alemán que esta decisión «no empeorará las condiciones establecidas en los contratos para las compañías europeas importadoras de gas ruso». «Se acordó que se llevarán a cabo conversaciones adicionales entre expertos de ambos países», señaló el Kremlin.
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