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28 de marzo de 2024

Juan Velarde, economista y Premio Príncipe de Asturias, ha fallecido a los 95 años

Juan Velarde, economista y Premio Príncipe de Asturias, falleció el viernes a los 95 añosEFE

A Juan Velarde

El ex ministro de Asuntos Exteriores explica en este artículo sus recuerdos del catedrático, a quien le unía una gran amistad

Me embarga la tristeza al conocer la noticia del fallecimiento de Juan Velarde. Me unía a él una larga amistad y tan solo hace un mes asistió a la presentación del libro sobre mi padre en el CEU.
Conocí al Profesor hace más de cincuenta años, a través de mi maestro Fernando Castiella, que me aconsejó que leyera sus libros y publicaciones y nos presentó en el difícil momento de la independencia de Guinea Ecuatorial, avanzados los años 60.
Desde entonces fue para mí un punto de referencia, un ejemplo de rigor y competencia junto a un espíritu amable, cordial y abierto siempre al diálogo y a la colaboración con los demás.
Asturiano de pro, nacido en Salas, en Asturias, en 1927, ya desde niño se aficionó a la lectura, y en plena Revolución del 34, para mí de tan doloroso recuerdo, escondido en un rincón de su casa, pudo leer el único libro que tenía a su alcance, que era nada más y nada menos que un ejemplar de El Quijote en una edición muy bella de 1905.
Cursó el Bachillerato sucesivamente en los institutos de Luarca, de Oviedo, y en el Ramiro de Maeztu de Madrid, concluyendo la Reválida en la Universidad de Madrid con Premio Extraordinario. Se matriculó en la Sección de Economía de la Facultad de Ciencias Políticas y Económicas cuando ésta inició sus actividades y concluyó la licenciatura con la primera promoción de esta carrera. Ingresó en la Sección de Estadística del Consejo Superior Bancario y simultáneamente fue nombrado Ayudante en la Cátedra de Estructura Económica.
Tras ganar con el número uno la oposición a Inspector de Previsión Social del Ministerio de Trabajo preparó su tesis sobre el papel de Flores de Lemus en la economía española que mereció Premio Extraordinario. Poco después ganó la Cátedra de Estructura Económica en la Universidad de Barcelona y más adelante en la Universidad Complutense de Madrid.
A lo largo de esta evolución comprendió la necesidad de vincular los datos de la economía con el resto de noticias que llegaban desde el ámbito de las Humanidades. Trabajó en temas de historia, de sociología, de literatura y encontró que, al hacerlo, ampliaba la comprensión de fenómenos que la economía, la estadística y las matemáticas precisaban de manera obligada.
El Profesor Velarde llevó a cabo investigaciones y prácticas en el área humanística con trabajos sobre Maeztu, Ortega, Unamuno, el krausismo, la Iglesia católica, además de estudiar a fondo cuestiones relacionadas con las instituciones de reforma social y con las derivadas del mundo proteccionista.
Su papel en la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas desde su ingreso en 1978 fue incesante. En ella expuso muchas de sus ideas y recogió aportaciones extraordinariamente importantes.
Los miembros de la Academia debemos reconocer el impulso admirable que dio a la Corporación, su preocupación constante por la buena marcha de los debates y su apertura a la sociedad a través de la página web que reproduce todas las intervenciones sobre los temas más variados de las diversas secciones de la Institución.
No puedo enumerar aquí todas las intervenciones del profesor Velarde en la Academia porque son cerca de un centenar a lo largo de 40 años de académico, además de los discursos de contestación académicos recipiendarios que son también muy numerosos.
Entre sus últimas intervenciones mencionaré «Los debates económicos derivados de los mensajes de la Iglesia», «La ética de las finanzas», «Problemas básicos del futuro de la economía española» y «La influencia del krausismo en la política económica española».
Y debo mencionar también el ciclo de conferencias sobre «La cuestión catalana», que a iniciativa suya se celebró en la Academia el año 2015. Intervinimos varios académicos, pero debo destacar la correspondiente al Profesor Velarde con el título: «Cataluña, de la economía a la política»
El Profesor Velarde participo también regularmente en los Cursos en la Universidad Menéndez Pelayo, ha sido Rector en la Universidad Hispanoamericana de La Rábida y dirigió los Cursos de La Granda hasta este último año donde se han desarrollado debates sobre Economía, Historia, Derecho, Química y Ciencias Políticas.
Juan Velarde, en su búsqueda de complementos humanísticos, participó activamente como socio y presidente de la Real Sociedad Geográfica y vicepresidente de la Real Sociedad Económica Matritense de Amigos del País.
Entre los muchos trabajos de investigación del Profesor Velarde mencionaré «La decadencia económica de España» de 1951 o la «Introducción a la historia del pensamiento económico español en el siglo XX» o «Cien años de economía española» publicada en 2009, «Cien años de Seguridad Social», «La evolución desde una economía castiza a una globalizada: sus consecuencias para los planteamientos defensivos españoles», “La Seguridad Social española en 1900 y en el año 2000". Paso por alto infinidad de trabajos sobre estadística, Tribunal de Cuentas, pensamiento político en relación con la economía, Alcalá Zamora y los mitos de la Segunda República, y me detengo aquí, ya que son tan numerosas las publicaciones que harían interminable su exposición.
También fue constante su colaboración con la prensa diaria. Recuerdo sus artículos en el diario Ya de abril del 79 a diciembre del 86, sus trabajos en El Economista, en el semanario Época y el diario ABC, donde escribía semanalmente artículos de gran interés y que merecen una atenta lectura.
No puedo dejar de mencionar las numerosas distinciones recibidas por el Profesor Velarde a lo largo de los años: el Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales en 1999, el Jaime I de Economía en 1996, el Infanta Cristina de Castilla y León en 1997, el Villa de Madrid de Economía en 2010, y el Julián Marías en 2011.
Entre los muy diversos cargos que ocupó a lo largo de su vida mencionaré su designación por las Cortes Generales como miembro del Consejo de Universidades, Consejero del Tribunal de Cuentas y miembro del Consejo de Estado.
Fue distinguido también como Doctor Honoris Causa por las Universidades de Oviedo, Sevilla, Pontificia de Comillas, Alicante, Valladolid, Francisco de Vitoria, Universidad Nacional a Distancia, Católica de Valencia y Rey Juan Carlos.
He tratado de resumir algunos de los rasgos de tan ilustre personaje, pero sería incompleto, ya que sólo he destacado alguna de las facetas de este profesor ocupado en difundir sus amplios conocimientos. Pero es de justicia reconocer que fue un economista que participó en los principales cambios que en su proceso de desarrollo experimentó España desde finales de los años 50 y de quien su compañero y amigo, Enrique Fuentes Quintana, había vaticinado ya a finales de los 40 que «pronto se ganaría la simpatía de sus compañeros por la juventud insultante de su apariencia, por la cordialidad de sus gestos y trato, por la erudición y extensión sorprendente de sus conocimientos». Juan Velarde se mantuvo igual toda su vida y mantuvo ese porte elegante y distinguido hasta el final de sus días. Su personalidad bondadosa y desprendida, no exenta de vigor y energía cuando la ocasión lo requería, consiguió amplitud de adhesiones. Se insertaba en una larga tradición de corte liberal que se extiende desde Jovellanos a Valentín Andrés Álvarez, dos figuras clave en esa evolución intelectual.
En él me impresionó siempre, junto a su vasta cultura y el rigor de sus observaciones y comentarios, su sincera y profunda humildad, como pusieron de relieve Mikel Buesa y Thomas Baumert en su libro que contiene unas interesantísimas conversaciones con el profesor; un libro de obligada lectura que describe su rica personalidad y hechos relevantes del último medio siglo de la historia de España.
Pero debo mencionar a la persona que sin duda más influyó en su vida y en buena parte de su obra. Y me viene a la memoria un pensamiento de Saint-Exupéry en «El pequeño príncipe», que decía que las estrellas son bellas porque tienen detrás una flor. Pienso así en una excepcional persona, gran señora, brillante e inteligente, que con total discreción siempre acompañaba y asistía a Juan Velarde. Me refiero naturalmente a Alicia, su encantadora esposa, a la que desde aquí quiero acompañar en su dolor.
Por último quiero recordar uno de los lemas que Juan nos dijo que trató de seguir en su vida: que lo único importante «es vivir con plenitud cada minuto y para ello es preciso buscar incansablemente lo mejor».
Descanse en paz
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