Fundado en 1910
Análisis económicoJosé Ramón Riera

China, responsable del 94 % del déficit de nuestra balanza comercial

Cuando leo que lo mejor del viaje a China en el mes de abril de Pedro Sánchez ha sido un acuerdo de producción cinematográfica, me entran ganas de echarme a llorar

Actualizada 04:30

El mundo está cambiando a una velocidad endiablada. La llegada de una nueva administración a la Casa Blanca ha producido un seísmo en las relaciones comerciales mundiales. Y esto no ha hecho más que empezar.

Las aguas se calmarán, seguro, pero el daño ya está hecho, y hay que aprender una lección. La más importante es que nos han sacado de nuestra zona de confort y tenemos que ponernos a trabajar de nuevo para ver dónde queremos posicionarnos como país y como región. Pero me da la impresión de que no tenemos nada claro: ni dónde estamos ni, peor aún, adónde queremos llegar.

Tenemos una industria, la del automóvil, que en los dos primeros meses del año lleva acumulado un descenso de las exportaciones del 18,8 % y que da empleo a 587.000 trabajadores, entre la fabricación de automóviles y de componentes para la automoción. Y, que yo sepa, el ministro de Industria sigue vagueando sin hacer nada.

Tenemos países «amigos» con los que generamos un superávit comercial, y tenemos países «enemigos» que nos generan un déficit comercial; lo que, mirado de manera inversa, significa que, para los que son «amigos» para nosotros, nosotros somos «enemigos» para ellos, y viceversa.

Por lo tanto, tenemos que tratar de cuidar mucho la relación con los «amigos» y modificar nuestra relación con los «enemigos» para mejorar nuestra posición y, sobre todo, nuestra balanza comercial.

Por eso, en este artículo –que iré completando a lo largo del año– quiero darles una visión de dónde se encontraba nuestro país al cierre de 2024, para que vayamos viendo juntos la evolución que tiene nuestra balanza comercial de productos, que en 2024 restó al PIB de nuestro país la nada despreciable cifra de 40.276 millones de euros, equivalente a drenar la riqueza de cada español en 822 euros.

Pero no todos los países y las regiones se comportan igual, nos tratan igual ni deberían ser vistos de igual forma, tanto comercial como diplomáticamente.

Para ello he preparado este cuadro, que seguro iré mejorando y ampliando a lo largo del tiempo, pero que nos da una idea de la situación de partida después de la llegada de Trump a la presidencia de los Estados Unidos:

Exportamos 384.465 millones de euros, menos todavía que los 387.600 millones que alcanzamos en 2022, e importamos 424.741 millones, lo cual está lejos de los 459.000 que importamos en 2022, debido a la crisis energética provocada por la guerra de Ucrania.

Lo primero que quiero destacar de esta información es que, en conjunto, la Unión Europea es nuestro principal cliente, al que exportamos el 61,8 % de todas nuestras exportaciones, y solo le importamos el 48,8 %, con lo cual estamos generando un superávit de 30.285 millones.

La Unión Europea tiene muchas sorpresas, como que prácticamente no nos relacionamos con Francia, que solo supone un 0,4 % de lo que exportamos y un 0,3 % de lo que importamos. Lo mismo nos pasa con Italia y Países Bajos. En la Unión Europea, tres de los cuatro grandes –sin contar a España– apenas representan el 1,6 % de nuestro negocio internacional. ¿No somos capaces de llegar a acuerdos económicos con Francia, Italia y Países Bajos?

Alemania es una excepción entre los grandes, ya que representa el 10,3 % de nuestras ventas exteriores, pero, como le compramos un 11,3 % de todo lo que importamos, nos genera un déficit de 8.229 millones.

Portugal, nuestro país vecino, nos genera también un déficit comercial de 7.486 millones de euros. Y la buena noticia es Grecia, a la que vendemos 57.592 millones de euros y que es nuestro principal cliente a nivel mundial, con quien, además, generamos un superávit de 20.847 millones.

El gran problema se llama China, a la que solo le vendemos el 1,6 % de todas nuestras exportaciones, pero el segundo al que más le compramos

La gran potencia económica mundial, los Estados Unidos, representa el 4,7 % de nuestras ventas y nos genera un déficit en nuestra balanza de 10.013 millones. Pero el gran problema se llama China, a la que solo le vendemos el 1,6 % de todas nuestras exportaciones, pero que fue el segundo país al que más le compramos –por detrás de Alemania–, al menos en 2024, porque en los dos primeros meses del año ya ha superado a Alemania en ventas.

China nos produce un déficit en nuestra balanza de 37.707 millones, que supone el 93,6 % del total. Por regiones, sin duda, es Asia donde deberíamos focalizar nuestros esfuerzos, porque les vendemos un tercio de lo que les compramos y, por lo tanto, negociar una reciprocidad a futuro debería ser nuestro objetivo.

Por eso, cuando leo que lo mejor del viaje a China en el mes de abril de Pedro Sánchez –en plena subida de aranceles por parte de Trump– ha sido un acuerdo de producción cinematográfica, me entran ganas de echarme a llorar.

Todo un viaje rodeado de polémica por el momento histórico que estábamos viviendo, que contraviene todo el sentido común de nuestra política comercial desde el punto de vista de la Unión Europea –a la que China genera un déficit de 300.000 millones–, y el gran acuerdo que se trae debajo del brazo el presidente del Gobierno es un acuerdo fílmico. Me demuestra que quien nos gobierna no quiere saber nada de España ni de los españoles y solo busca su lucro personal de cara al futuro.

Estamos gobernados por una persona que empiezo a pensar que odia a España y a los españoles, y que no le importamos nada, que solo piensa en él, solo en él y nada más que en él. Si sigue mucho tiempo más al frente de nuestro país –y todo parece indicar que así será–, no vamos a conocer la España que nos va a dejar.

comentarios
tracking