El Gobierno pierde el control del paro (y del relato)
Desde la llegada de Manzanera al INE, este instituto ha experimentado una transformación completa en los datos que presenta
Con los datos que acaba de publicar el INE en la Encuesta de Población Activa, me da que a Elena Manzanera le va a caer un buen rapapolvo y, si se salva, será porque el país está saliendo del mayor apagón informativo de su historia y las cifras difundidas apenas han tenido repercusión.
Desde la llegada de Manzanera al INE, este instituto ha experimentado una transformación completa en los datos que presenta, los cuales siempre habían reflejado la realidad, aunque eso supusiera sonrojar a los gobiernos de turno, ya que el este organismo publicaba cifras mucho más fiables que las opiniones de los ministros.
El SEPE nunca ha sido la fuente más fiable a la que acudir para conocer cuáles eran las cifras reales del paro, y la mayoría nos quedábamos con los datos de la EPA, que siempre nos ofrecían mayor credibilidad.
Para que se hagan una idea: en diciembre de 2008, cuando estalló la crisis financiera mundial y Zapatero aún la negaba, el SEPE informó de 3,129 millones de parados registrados, mientras que la EPA del cuarto trimestre estimaba 3,207 millones, una diferencia de 77.800 personas.
Al cierre de 2009, las diferencias comenzaron a ser llamativas: el SEPE registraba 3,924 millones de parados, mientras que la EPA elevaba la cifra a 4,335 millones, es decir, 411.400 más.
La salida de Zapatero dejó un paro de 4,422 millones según el SEPE, pero el INE afirmaba que eran 5,287 millones
La salida de Zapatero dejó un paro de 4,422 millones según el SEPE, pero el INE afirmaba que eran 5,287 millones: una brecha de 864.900 personas. La discrepancia más grande se produjo en 2013, cuando el SEPE indicaba 4,701 millones de parados, mientras que la EPA elevaba la cifra a 5,936 millones, con una diferencia brutal de 1.234.300 desempleados.
A lo largo de los años, la discrepancia entre ambos organismos ha persistido, con variaciones mayores o menores. En diciembre de 2022, coincidiendo con la llegada de Manzanera al INE –más centrada en «arreglar» el PIB que en respetar la independencia estadística–, la EPA reflejaba 243.900 parados más que el SEPE. Un año más tarde, en 2023, esa diferencia se redujo a 153.300 y, en diciembre de 2024, apenas alcanzaba los 34.800. Es decir, la EPA casi cuadraba con los datos del SEPE.
Todo esto lo menciono porque el dato recién publicado por el INE parece tan manipulado como las encuestas del CIS, lo cual lo hace aún más preocupante.
Es habitual que en el primer trimestre del año aumente el desempleo respecto al cuarto trimestre del año anterior. Sin embargo, lo alarmante es que el incremento registrado en el primer trimestre de 2025 ha sido de 193.700 parados más, lo que representa el mayor aumento en un primer trimestre desde 2013, más incluso que durante la pandemia y la pospandemia.
Este dato pone en evidencia la fragilidad del empleo que proclama este gobierno, que lleva tiempo ocultando información de forma sistemática. Según José Luis Fernández Santillana, jefe del gabinete de USO y probablemente el mayor experto en temas de paro del país, hay 812.665 «parados-discontinuos» que deberían sumarse a la cifra oficial y que tampoco recoge la EPA.
Para demostrar que lo que digo está respaldado por los propios datos del INE, he preparado un resumen:
En la primera columna tenemos los parados de la EPA en el primer trimestre de cada año, en la segunda los parados de la EPA en el cuarto trimestre y, en la tercera, el incremento en el primer trimestre frente al cuarto trimestre del año anterior del número de parados.
A partir de ahí, se observa que el peor año fue 2020, cuando la pandemia ya nos había golpeado y nos confinaron el 14 de marzo. La EPA registró un incremento de 121.100 parados. El segundo peor año de la serie desde 2013 fue 2024, con un aumento de 117.100, y el tercero fue 2023, con 104.700 más. Sin embargo, en 2025 la cifra se ha disparado hasta los 193.700, superando todos los registros anteriores.
Las cifras las da el INE, no yo, y eso es lo más relevante. Pero sabiendo que Manzanera ya ha metido mano en la cocina de la EPA, el dato resulta aún más alarmante. El impacto real del resultado de la EPA es demoledor, sobre todo porque pone en entredicho uno de los principales argumentos con los que este Gobierno presume de gestión.