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29 de marzo de 2024

El fracking o fracturación hidráulica es una técnica con muchos detractores

El fracking o fracturación hidráulica es una técnica con muchos detractoresEFE

«No nos lo planteamos»

El Gobierno descarta levantar la prohibición al 'fracking' para producir más energía propia

Desde el Ministerio para la Transición Ecológica recalcan que la apuesta de España es diametralmente opuesta: «Acelerar la transición energética y el despliegue de renovables»

La necesidad de diversificar las fuentes y proveedores de energía para reducir la dependencia del gas ruso ha reabierto en Europa el debate sobre la obtención de hidrocarburos mediante la fracturación hidráulica, lo que comúnmente se conoce como fracking. Especialmente en el Reino Unido, pero no solo.
En España, el Gobierno de Pedro Sánchez mantendrá esa puerta cerrada a cal y canto. Eso es al menos lo que aseguran a El Debate fuentes del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. «No nos planteamos el fracking», subrayan.
Desde el departamento de Teresa Ribera señalan, asimismo, que política energética española camina en una dirección muy distinta: «La apuesta es por acelerar la transición energética, el despliegue de renovables, el ahorro y la eficiencia, para electrificar la economía», enumeran.
El fracking es una técnica de extracción prohibida en muchos países –entre ellos, España– que consiste en inyectar agua a presión en las rocas para liberar el gas o el petróleo. A esa estructura rota se le introduce una arcilla llamada bentonita para que no se vuelva a cerrar. Y así tener un conducto de salida permanente.
Tiene muchos detractores porque nunca se ha podido calibrar el riesgo de sismos, aunque en Estados Unidos se registró un boom a partir de 2010 que aumentó la producción doméstica.

La Ley de Cambio Climático

En España, el Gobierno de Pedro Sánchez y Unidas Podemos lo prohibió taxativamente en la primera Ley de Cambio Climático y Transición Energética, aprobada y en vigor desde mayo de 2021. En su artículo 9, ésta reza: «A partir de la entrada en vigor de esta ley, no se otorgarán nuevas autorizaciones para realizar en el territorio nacional, incluido el mar territorial, la zona económica exclusiva y la plataforma continental, cualquier actividad para la explotación de hidrocarburos en la que esté prevista la utilización de la fracturación hidráulica de alto volumen».
La normativa contiene además una disposición transitoria segunda que va aún más lejos: «Lo previsto en el artículo 9 de esta ley será de aplicación a todas las solicitudes de autorizaciones de exploración y de permisos de investigación de hidrocarburos que se encuentren en tramitación en el momento de entrada en vigor de la presente ley».
Para la izquierda, el fracking es una línea roja. Para Unidas Podemos, para ERC y especialmente para Bildu, por la parte que le toca: en el País Vasco, la Sociedad de Hidrocarburos de Euskadi (Shesa) intentó utilizar el fracking para explotar los yacimientos de gas de la localidad de Subijana, en Álava, bajo un acuífero. El PNV se quedó solo en defensa de la prospección, que recibió una fuerte contestación social. Finalmente, el proyecto fue tumbado por la Ley de Cambio Climático.
Durante el debate de esta última en el Senado, la senadora de Bildu Idurre Bideguren señaló: «Llevamos años advirtiendo de los riesgos que supone la apuesta de la explotación de hidrocarburos con la utilización de la fracturación hidráulica. Es una técnica que tiene impactos negativos; irreversibles en el medioambiente, en el paisaje, y también tremendamente costosa, que ha supuesto una ruina en muchos países».
Fuentes del sector explican que, con el aprovechamiento de los pozos de Álava –en la zona más cercana a Burgos–, España tendría un 10 % de gas autóctono, «y a buen seguro a un precio más estable que el que hoy tenemos en el mercado».
En cualquier caso, desde el Ministerio para la Transición Ecológica insisten en que no hay ninguna previsión de abrir esa vía.
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