Doce trucos para hacer una divertida cena familiar
Según una encuesta de la Academia Americana del Corazón, el 91 % de las familias que cenan juntas están menos estresadas
- Noche de doble postre: la psicóloga admite que era algo que practicaba con sus hijos cuando estos eran pequeños. Una vez al mes o alguna noche en la que haya de sobra, se puede sorprender a los niños anunciándoles que no solo tomarán un postre, sino dos después de cenar.
- Asistente del chef: la ayuda de un niño puede ser pequeña, como él, pero no hay que desaprovecharla. Es también una buena ocasión para que sientan útiles en casa, por ejemplo, como ayudante para poner la mesa, llenar los saleros o lavar la lechuga.
- Una cena a la luz de las velas: varias veces al mes, Newman recomienda comprar flores frescas y encender velas para hacer de la cena una cita especial para toda la familia.
- Desayuno por la noche: en vez de tortilla francesa o pescado, quizá algún día pueda cambiarse por alimentos más típicos de un desayuno. Tortitas y tostadas o huevos con beicon son una oferta sencilla pero inusual que hará de la cena un momento para el recuerdo.
- Encargado del menú: cada día de la semana puede nombrarse en casa un responsable de elegir el menú y prepararlo con ayuda de todos los demás.
- En equipo: la cena no es el único momento importante de compartir. Su preparación puede ser también un tiempo de calidad con los hijos. Cada uno puede colaborar en funciones dependiendo de su edad y con recetas más o menos complejas a medida que pasa el tiempo.
- Fiesta de la pizza: a falta de un libro de recetas para niños, puede hacerse una noche de pizza, pero no pedirla a domicilio, sino comprar todos los ingredientes, ponerlos sobre la masa y esperar a que el horno haga su magia.
- Montar un restaurante: la cocina puede verse transformada en la base de operaciones de un restaurante de estrella Michelin donde cada uno tenga una función: propietario, chef, camarero, clientes, cajero.
- Cena con amigos: tener invitados a la mesa es una buena alternativa para romper la rutina. De vez en cuando, se pueden unir a la cena los amigos de los hijos.
- Una noche fuera: no hace falta salir a un restaurante ni gastar mucho dinero. Para un niño es más divertido hacer un picnic en el parque, en el jardín o la terraza de casa, que estar en un salón donde tiene que comportarse ante la mesa.
- Mejores y peores momentos: por turnos, siguiendo en el sentido de las agujas del reloj, la familia sentada a la mesa tendrá que compartir cuál ha sido la mejor y la peor parte de su día.
- Cena a la antigua: antes, los miembros de un hogar se reunían ante la mesa para contarse novedades y hablar sin distracciones. Dejar de lado los inventos de la vida moderna, los dispositivos electrónicos, puede ser una ayuda para conectar con los niños y unir a la familia.