Un niño con un móvil
Cuatro de cada diez adolescentes ven pornografía a diario
Aunque los varones ven más contenidos pornográficos, el 22 % de las chicas adolescentes lo hace semanalmente
El acceso a la pornografía no sólo es cada vez más temprano, sino también cada vez más extendido incluso entre los niños que aún no han llegado a la pubertad, y afecta con especial incidencia a los varones.
Así se deduce de una investigación publicada por la Universitat Oberta de Cataluña (UOC), tras analizar 40 artículos científicos publicados entre 2015 y 2024.
Según el estudio, uno de cada cuatro varones adolescentes accede a contenidos pornográficos cada día, mientras que el patrón de consumo es ya de casi el 5 % (4,8) entre las niñas de esa misma edad.
La investigación, realizada por Mario Ramírez, máster universitario de Trabajo Social Sanitario, apunta también que, aunque edad la media global de acceso a contenidos pornográficos está en los 12 años, «alrededor de un 20 % de los adolescentes reconoce haber consumido pornografía antes de cumplir los diez años», con casos documentados a la edad de ocho años.
Casi la mitad lo ve semanalmente
La investigación documenta también unas diferencias significativas en los patrones de consumo entre chicos y chicas. No tanto en cuanto a la edad de acceso, cuya media se mantiene en los 12 años, cuanto en la frecuencia de exposición a este tipo de contenidos.
Así, según la investigación, mientras algunos de los estudios demuestran que uno de cada cuatro chicos –un 23,3 %– ve pornografía a diario, y un 44,4 % lo hace semanalmente, en el caso de las chicas el consumo se reduce notablemente. Según el análisis, el consumo diario entre las chicas adolescentes alcanza el 4,8 %, aunque el acceso semanal se dispara al 22 %.
Según el análisis, mientras los varones suelen acceder a la pornografía antes, con más frecuencia y de manera mucho más continuada, las chicas presentan un consumo más esporádico y puntual, aunque en aumento.
Consecuencias graves
Como explica para la UOC el propio autor, el principal riesgo de este consumo temprano y prolongado de contenidos pornográficos en la prepubertad y en la adolescencia «es que se convierta en una fuente de aprendizaje en una etapa en la que los adolescentes aún están construyendo su identidad, su manera de vincularse y su percepción del cuerpo».
Algo que, añade, «puede generar consecuencias graves para la salud emocional, el desarrollo sexual y la forma de entender las relaciones».
Nieves González Rico y Marta Jara, expertas en educación sexual
«El verano ha pasado de ser el momento del primer beso, al de la primera relación sexual, y eso deja secuelas»
Y concluye: «El problema no es sólo el acceso precoz: los contenidos más habituales son profundamente misóginos, cosifican a las mujeres, promueven una visión violenta del sexo y borran el consentimiento, el afecto y la igualdad. Sin una educación sexual integral, estos modelos se internalizan y moldean la conducta».