La ingeniera informática y CEO de Bel Community, Josefina Bustamante
Josefina Bustamante, ingeniera: «Es un error esperar a las malas notas para empezar con el refuerzo escolar»
La joven creadora de una app que proporciona tutores personalizados alerta de que el sistema escolar «muchas veces no alcanza para atender las necesidades individuales de los alumnos», mientras que «comenzar pronto el apoyo personalizado mejora hasta un 35 % el rendimiento académico»
Con los primeros compases del curso comienzan a llegar las pruebas de evaluación, los primeros exámenes... y también los primeros indicios de que el año académico puede ser más duro de lo esperado.
Sin embargo, muchas familias no suelen buscar un refuerzo escolar para sus hijos hasta que no aparecen las malas notas, y con ellas, las señales de que hay conocimientos que no se han entendido o cuestan más.
Craso error. Porque, como explica para El Debate Josefina Bustamante, ingeniera informática y creadora de la aplicación Bel Community, que proporciona refuerzo escolar personalizado a distancia o presencial, «comenzar temprano las clases de apoyo puede mejorar hasta un 35% el rendimiento académico, según un estudio publicado en Educational Psychology Review, y evita la frustración de los niños» ante las materias más difíciles.
–¿No es más sensato esperar a las primeras «malas notas» para comenzar el refuerzo académico?
–En realidad no, porque el aprendizaje no se construye sólo desde la corrección del error, sino desde la prevención de ese error, la observación y detección de las dificultades y el desarrollo de habilidades para aprender. Por eso, cuando una familia espera a que aparezcan las malas notas, muchas veces el niño ya está frustrado y es más difícil cambiar. En cambio, si intervenimos temprano, podemos detectar las dificultades antes de que se transformen en obstáculos y, sobre todo, acompañar el desarrollo de las habilidades cognitivas, emocionales y organizativas que sostienen todo aprendizaje.
–Así que no es sólo cuestión de ir una hora extraescolar a un profesor de Matemáticas o de Inglés, ¿no?
En absoluto. El objetivo del acompañamiento particular temprano no es «dar una clase», sino ayudar al niño a construir una base, un andamiaje, sobre el que pueda seguir escalando su aprendizaje con seguridad, motivación y confianza. Por ejemplo, en la primera sesión que hacemos en Bel, se explora cómo aprende el estudiante y, a partir de eso, se establecen objetivos claros, alcanzables y acordes a sus posibilidades y potencialidades. Luego, el profesor o la psicopedagoga registra en la app qué se trabajó, cómo evolucionó el objetivo y si hay tareas o recomendaciones. Y los padres pueden ver ese seguimiento en tiempo real, lo que les permite acompañar sin tener que preguntar constantemente «¿cómo va?».
–¿En qué áreas y a qué edades suele ser más necesario o recomendable ese refuerzo escolar?
–Aunque depende de cada etapa y de lo que necesite cada niño, sí que existen momentos en los que las dificultades suelen aparecer con más frecuencia.
En los primeros años de Primaria, vemos necesidades vinculadas a la lectura, la escritura y la comprensión, que son la base sobre la que se construye todo lo demás.
En cursos intermedios, al iniciar la ESO, suelen surgir desafíos relacionados con la organización, la planificación y la autonomía, además de las materias de Ciencias, que comienzan a volverse más abstractas y requieren un pensamiento lógico que todavía está en desarrollo.
Y en la adolescencia, ya en Bachillerato, el reto pasa por mantener la motivación, la autogestión y la confianza, justo en un momento en el que también se suma la presión por los resultados y el rendimiento académico.
–Más allá de lo académico, ¿tiene algún impacto ese refuerzo en el terreno de la voluntad o la autoestima, o al contrario?
–Absolutamente. De hecho, en el equipo de Bel Community nos apoyamos mucho en la teoría de la mentalidad de crecimiento, que plantea que, con foco, acompañamiento y perseverancia, todas las personas pueden desarrollar sus capacidades en mayor o menor medida. No queremos ser reactivos ante una dificultad, sino proactivos, anticipándonos y ofreciendo apoyo en el momento justo.
Cuando un niño ve que puede avanzar, cambia su diálogo interno: pasa de «no puedo» a «puedo si me organizo», «puedo si me explican de otra forma», «puedo si practico»...
Así que cuando un niño empieza a sentirse comprendido y ve que puede avanzar, cambia su diálogo interno: pasa de «no puedo» a «puedo si me organizo», «puedo si me explican de otra forma», «puedo si practico»... Esa transformación interior genera más confianza, más curiosidad y más autonomía, y los resultados llegan como consecuencia.
Por eso nos parecía importantísimo no ofrecer solo apoyo en asignaturas: también trabajamos con pedagogas, psicólogas y psicopedagogas para potenciar hábitos, técnicas de estudio, gestión emocional y motivación. Porque aprender no es solo estudiar, es confiar en que uno puede.
–Pero hay familias que piensan que, si los niños ya van al colegio durante ocho horas al día, no deberían ser necesarias las clases de refuerzo....
Es una cuestión muy habitual. Lo que ocurre es que hoy los paradigmas educativos están cambiando constantemente, siempre con la intención de mejorar los procesos de enseñanza y aprendizaje. Se habla mucho de personalización y de aulas diversas, donde cada niño aprende a su propio ritmo, etc. Sin embargo, hay estudiantes que, aun estando en entornos muy cuidados, necesitan un espacio individual para poder concentrarse, recuperar confianza y encontrar su modo de aprender. No se trata de reemplazar al colegio, sino de complementarlo, ofreciendo un espacio donde el alumno pueda detenerse, preguntar, dudar, fallar, lograr y reconectar con el placer de aprender.
En el colegio, el tiempo muchas veces no alcanza para atender las necesidades individuales.
Y en el colegio, el tiempo muchas veces no alcanza para atender las necesidades individuales. En cambio, en una clase personalizada se puede profundizar, repasar, consolidar y fortalecer habilidades, y eso favorece que cada estudiante avance desde su propio punto de partida.
–¿Así que el apoyo escolar no es para casos perdidos o para malos estudiantes?
El apoyo escolar no debería verse como una señal de debilidad, sino como una oportunidad de crecimiento. Todos, niños y adultos, necesitamos acompañamiento en algún momento de nuestro camino. Pedir ayuda o recibirla no significa únicamente «no poder», sino tener la valentía de construir mejores formas de aprender y vivir.
En definitiva, el objetivo del refuerzo escolar es sobre todo sembrar confianza y autonomía, para que cada estudiante descubra su propio modo de florecer.