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27 de abril de 2024

Sarah Ferguson y el Príncipe Andrés

Sarah Ferguson y el Príncipe AndrésGTRES

Las normas que tienen que cumplir el Príncipe Andrés y Sarah Ferguson en su casa de Windsor

Aunque se divorciaron hace casi treinta años comparten residencia y tienen muy buena relación

El Príncipe Andrés y Sara Ferguson se separaron en 1996, aunque viven juntos en el Royal Lodge de Windsor, una propiedad protegida que utilizó la Reina Madre en su momento. No se trata de un domicilio cualquiera, estamos hablando de un edificio histórico catalogado como particularmente importante, lo que hace que todo aquel que entre en el lugar deba cumplir una serie de normas muy estrictas. El edificio data de mediados del siglo XVII y desde entonces son muchos los royals británicos que lo han usado como casa de campo. El Duque de York tiene que hacer frente a unos elevados costes para que el Royal Lodge se mantenga en perfecto estado. Si quieren hacer alguna obra o reparación, deben pedir permiso para que no afecte a la historia y a la estética de la majestuosa finca.
Hace veinte años, la Crown Estate concedió un contrato de arrendamiento al hijo más polémico de la Reina Isabel II por un periodo de 75 años, que se fijó en más de cinco millones de euros y ocho millones en los siguientes dos años después de mudarse. En este mismo contrato quedaba establecido que el Príncipe Andrés se haría cargo de todos los gastos derivados de la restauración y el mantenimiento del Royal Lodge. Si el royal decide finalizar el alquiler, la finca pasaría a ser de la Crown Estate, a corporación que atesora los terrenos y propiedades en el Reino Unido del monarca y que no son del Gobierno ni patrimonio privado del Rey.
El Royal Lodge y las propiedades adyacentes se empleaban como vivienda de diferentes trabajadores, e incluso llegó a ser la casa del guardabosques. Jorge IV decidió reformarla y utilizarla, y alojaba aquí a los invitados durante las carreras de Royal Ascot. Tras una serie de reformas, se convirtió en una enorme casa de campo con techos de paja, terrazas y un invernadero hasta que en 1830 el Rey Guillermo IV ordenó la demolición del enclave histórico. Diez años más tarde se convirtió en residencia real y varios royals se hospedaban en el lugar. En el año 1931 se entregó a los Duques de York, que posteriormente serían el Rey Jorge VI y la Reina Isabel. Poco a poco, se fue ampliando y actualmente cuenta con 30 habitaciones, capilla y una residencia separada para el personal de servicio. Tras la muerte del monarca, la Reina Madre pasó sus últimos días en el Royal Lodge, donde finalmente falleció.
La propiedad se ha convertido en el escenario de algunos momentos clave para la familia real británica. Entre ellos, la pedida de mano de la Princesa Margarita y Antony Armstrong-Jones, los cumpleaños de las hijas del Príncipe Andrés o la fiesta temática que Eugenia organizó con motivo de su 25 cumpleaños. Al tratarse de una residencia de carácter privado, hay muy pocas imágenes del lugar, aunque en algunas ocasiones se han realizado reportajes de fotos y entrevistas a algún miembro de la familia.
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