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05 de mayo de 2024

Carlos Sainz

Carlos Sainz, en una imagen de archivoGTRES

Gente

La tragedia personal de Carlos Sainz que marcó su carrera como piloto

Su padre se vio envuelto en un polémico crimen en pleno auge de su carrera

A los 61 años y a punto de cumplir los 62, cuando uno ya está pensando en la prejubilación, Carlos Sainz sigue dando la misma guerra que cuando comenzó a los dieciocho. El piloto madrileño y su copiloto catalán Lucas Cruz se han convertido en campeones del Dakar, el rally más duro del mundo. Su inapelable victoria sabe tan a gloria como las tres anteriores conseguidas y encumbra aún más si cabe su currículum de leyenda.
El Matador, además, establece un nuevo récord de veteranía al ser el piloto de más edad que gana el mítico rally. «Este triunfo significa que cuando trabajas duro y crees en tú mismo, cuando tienes un buen equipo y estás rodeado de buenos profesionales, entonces el trabajo siempre vale la pena», comentaba al llegar a meta, donde poco después se reencontraba, entre otros, con el amor de su vida: Reyes Vázquez de Castro.
«Conocí a Reyes a los 18 años, cuando comenzaba a competir, y ella siempre vivió mi pasión por el motor. La primera vez que nos vimos corría con un Seat Panda. Y hasta hoy....», explicaba en una entrevista hace años. «Ha vivido toda mi progresión en primera persona, sufriéndola, apoyándome en todo momento. Ha sido una clave de los éxitos que haya podido alcanzar».
Más de 30 años juntos en los que el miedo de ella al verle subir a un coche no ha desaparecido. Lejos de menguar, ha incluso aumentado dada la participación de su hijo, Carlos Sainz Jr., en la Fórmula 1 como piloto de Ferrari. «Ha hecho el Dakar más inteligente que le he visto hacer en mi vida», reconocía este último al ser consciente del logro de su padre.
Junto a él, estaban también las otras dos hijas de la pareja, Blanca y Ana, las grandes desconocidas de la familia. Ambas celebraron sus bodas con meses de diferencia en Cebreros, Ávila, la zona donde su padre es propietario de una finca de más de 230 hectáreas.
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Carlos Sainz, junto a su mujer y sus tres hijosGTRES

En ella, Carlos Sainz construyó una casa de ensueño para huir del ruido de la ciudad junto a su familia, siempre que sus agendas profesionales se lo permitieran. Que, en realidad, era bastante poco. Durante su etapa como piloto, Sainz pasaba muchas temporadas largas fuera de casa y, en alguna entrevista, confesó que era muy duro tener que renunciar ver crecer a sus hijos por su pasión.
Sin embargo, no ha sido lo único duro que ha tenido que vivir dentro de su carrera deportiva. Cuando ya empezaba a despuntar, le marcó la polémica de su padre, Antonio Sainz Rebollo, cónsul honorario de Bolivia que se enfrentó a un juicio tras matar a Samuel Chibauto, un nigeriano de 27 años que intentó robarle el bolso a su mujer.
Los hechos ocurrieron el 5 de febrero de 1994 en la confluencia de las calles Fernán González y O' Donell, donde la pareja se detuvo en un semáforo. Antonio Sainz, de 69 años, disparó tres veces su revólver. El primer tiro fue de fogueo. Uno de los dos posteriores mató al tironero. Rebotó contra un balcón, fragmentándose en dos. Uno rozó su cabeza hiriéndole de forma leve y el segundo atravesó su cráneo de forma mortal. Del tercer tiro, nunca se pudo determinar la trayectoria.
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Padre e hijo, en una imagen de archivoTwitter

«La noche de autos ha marcado totalmente mi vida. Yo no quise hacerle daño. Sólo quise defender a mi mujer. De pequeñito me enseñaron que la mujer es sagrada, sobre todo la mía», explicó el padre de Carlos Sainz en el juicio.
El fiscal, durante una larga y exhaustiva exposición final, señaló que no se podía hablar de legítima defensa en este caso porque entre la vida humana y «la propiedad» tiene mayor valor «el primer bien jurídico». Terminó siendo condenado a seis meses y un día de prisión como culpable de un delito de imprudencia temeraria con resultado de muerte, pero nunca llegó a ingresar.
La figura de Antonio Sainz Rebollo, que falleció el pasado mes de julio, fue determinante para la carrera de su hijo al comprarle el Renault 5 con el que iba a la universidad. Ese primer coche se convirtió posteriormente en su primer vehículo de competición. Lo usaba para ir a la facultad de derecho, pero también lo preparó para debutar en los rallies, concretamente en el Rally Shalymar de 1980. El resto fue historia.
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