
El presentador Matías Prats, en una imagen de archivo
La exclusiva urbanización en la que Matías Prats disfrutará de su jubilación
El periodista no ha dicho adiós, pero ya tiene preparado el escenario perfecto para su retirada
Durante más de cincuenta años, Matías Prats ha sido mucho más que un presentador de informativos. Ha sido la voz familiar que ha acompañado a millones de españoles en sus almuerzos, sus tardes tranquilas o en los momentos más importantes del país. Con ese estilo serio pero cercano, siempre con un toque de ironía, se ha convertido en una figura insustituible de la televisión. Por eso, cuando se habla de su futuro, no se trata de una despedida cualquiera. Si algún día decide retirarse, lo hará a lo grande, en un entorno que está a la altura de su trayectoria: La Moraleja.
Aunque tiene 74 años, sigue al pie del cañón y no tiene prisa por dejar los platós. «De momento no vislumbro el final», ha afirmado. Aun así, ya tiene todo preparado para cuando decida dar ese paso. Hace una década adquirió un chalé en una de las zonas más exclusivas de Madrid, una vivienda amplia de más de 450 metros cuadrados distribuidos en tres plantas. Cuenta con jardín, piscina, garaje y zona de servicio. Allí vive junto a su pareja, la periodista Ruth Izcue. Ambos reformaron la casa por completo para adaptarla a su gusto, creando un entorno tranquilo, cómodo y acogedor donde podrá descansar y desconectar llegado el momento.

Urbanización de La Moraleja
La ubicación elegida por el presentador está a unos 15 minutos en coche del centro de la capital. Se trata de una urbanización histórica y codiciada, con más de 80 años de historia y origen aristocrático, que ocupa unas 590 hectáreas dentro del municipio de Alcobendas. Originalmente una finca de caza real, fue transformada a mediados del siglo XX en ciudad jardín y, desde entonces, se ha consolidado como el símbolo más reconocible de la alta residencia madrileña. Ahora es un oasis al otro lado de la M-30.
La urbanización se estructura en distintas áreas como El Soto, El Encinar de los Reyes o la zona central, lo que permite una segmentación interna dentro del mismo entorno exclusivo. En todas ellas predominan las viviendas unifamiliares independientes, aunque también existen urbanizaciones de adosados y pisos. De hecho, más del 95 % del parque inmobiliario está compuesto por chalés. El precio medio por metro cuadrado supera los 6.200 euros, aunque en las parcelas más amplias y céntricas puede acercarse a los 10.000, especialmente si se trata de propiedades reformadas o de diseño actual.
Una de las razones por las que tantas celebridades eligen instalarse en este rincón privilegiado del norte de Madrid no es solo el lujo, sino el equilibrio casi perfecto entre privacidad, espacio y calidad de vida. Aquí, los famosos encuentran algo que no siempre tienen: anonimato sin aislamiento. Las casas suelen ser auténticas fortalezas de confort, con grandes jardines, piscinas, gimnasios privados, amplios salones, bodegas, salas de cine y sistemas de seguridad integrados. Se busca comodidad, pero también discreción: parcelas generosas, pocos vecinos cerca y un entorno que evita miradas indiscretas. En este enclave viven, o han vivido, nombres como Isabel Pantoja, Ana Obregón, David Beckham, Sergio Ramos, Richard Gere o la baronesa Thyssen. También es hogar de altos ejecutivos, directivos del IBEX 35, empresarios, e incluso algunos de los futbolistas más codiciados del panorama europeo. En resumen, lo que buscan es lo que muchos no pueden tener: libertad para vivir sin ser observados.
Más allá de los datos, lo que realmente marca la diferencia es el estilo de vida. Vivir aquí implica hacerlo en un microcosmos donde todo está diseñado para no necesitar salir. Restaurantes como La Máquina, el prestigioso A’Kangas o el nuevo Áurea —el nuevo templo gastronómico del Grupo Paraguas— son puntos habituales de encuentro. La zona también cuenta con centros comerciales boutique, colegios internacionales, clubes de golf, pistas de pádel, seguridad privada y un ambiente sereno donde se valora tanto el anonimato como la comodidad. Aquí no hay prisas ni fotógrafos persiguiendo celebridades. Solo vecinos que se conocen, se respetan y rara vez hacen preguntas.
En este contexto, no cuesta imaginar a Matías disfrutando de su rutina sin cámaras. Caminando con el periódico bajo el brazo, saludando a los vecinos o tomando café en una terraza, mientras su voz —tan ligada a la memoria colectiva— pasa inadvertida entre quienes comparten esa misma búsqueda de tranquilidad.