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23 de abril de 2024

Oráculo de Delfos

Oráculo de Delfos

Picotazos de historia

Creso de Lidia: además de nadar en oro, era un oportunista

«Soy tu esclavo. Te están robando a ti». Con estas palabras Creso de Lidia consiguió salvar su vida y convertirse en el más respetado consejero de Ciro II de Persia

Nos cuenta Heródoto en sus «Historias» que Creso, rey de Lidia y el más rico monarca de su tiempo, consultó al oráculo de Delfos sobre la conveniencia de atacar al creciente poder de su vecina Persia, gobernada por el ambicioso Ciro II. «Si cruzas el río Halis (que hace de frontera entre Lidia y Persia), un gran imperio será destruido», fue la respuesta del oráculo. Convencido por lo que tomó como una aprobación a su campaña, atacó, y efectivamente, un imperio fue destruido: el suyo. Y es que los dioses entonces tenían muy mala leche.
Ciro llevó a cabo una campaña fulminante y, tras catorce días de sitio, cayó la capital de Creso, Sardes, y el rey fue hecho prisionero y toda su familia ejecutada. Quiso la fortuna, o los dioses que ya he dicho que entonces eran retorcidillos, que Creso se salvara de la pira donde le puso Ciro II para ser sacrificado. Fue liberado de sus cadenas y conducido junto al monarca persa que, sentado sobre un trono, contemplaba a sus tropas saquear la otrora floreciente capital del reino de Lidia.
Tras unos minutos de silencio, Creso preguntó tímidamente al Gran Rey si podía expresar los pensamientos que rondaban por su cabeza.
– Puedes hablar sin temor alguno, le respondió Ciro.
– ¿Qué están haciendo tus hombres allí?
– Están saqueando tu ciudad y llevándose cuanta riquezas posee.
– Nada de cuanto hay allí es mío –respondió el anciano Creso–, nada tengo. Soy tu esclavo. Te están robando a ti.
Desde ese instante Creso se convirtió en el principal y más respetado de los consejeros de Ciro II de Persia, llamado «El conquistador».
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