Mapa de Salerno
Picotazos de historia
Los normandos aprovecharon el ataque de los musulmanes para conquistar la ciudad italiana de Salerno
Amatus de Montecassino fue un monje del siglo XI que nos legó unas crónicas donde nos relata la llegada de los normandos a la península italiana y sus primeras adquisiciones territoriales. Su obra será complementada por las crónicas de Guillermo de Apulia y Geoffrey Malaterra. Amatus nos explica que un grupo de 40 peregrinos «del norte», entre los que se encontraba Rainulfo Drengot, condenado «por actos criminales», pasaron por Salerno de vuelta del santuario de San Miguel Arcángel del Monte Gargano, en el norte de Apulia, donde habían ido en busca de expiación.
Este santuario era uno de los tres principales lugares de peregrinación de Europa: Compostela, Roma y Monte Gargano. Cuando estuvieron en el santuario fueron interpelados por un noble longobardo de Bari, de nombre Melus, que solicitó su ayuda para combatir a los bizantinos que gobernaban su ciudad. Los normandos se excusaron por ser pocos y estar de peregrinación pero tomaron buena nota.
En Salerno fueron amigablemente recibidos por Guaimario IV. Durante su estancia, es el año 1016, la ciudad fue atacada por los musulmanes. Los habitantes de la ciudad entraron en pánico y actuaron cobardemente. Viendo esto, los normandos, atacaron a los árabes que no esperaban tal reacción y, tras una breve y furiosa lucha, los hicieron reembarcar y huir.
Guaimario estaba exultante. Les colmó de regalos y les dio otros valioso presentes para que entregaran a sus jefes, animándoles a volver. Esos normandos llegaron a sus hogares, mostraron los presentes y contaron una historia que tocó el alma de esos nietos de los vikingos de Hrolf Granger:
«Allá, en el sur, hay una tierra cálida y fértil. Abundante en todo tipo de riquezas. Sus jefes están divididos y enfrentados y sus habitantes se han vuelto cobardes, han olvidado como combatir». De esta manera se inició la conquista del sur por los normandos y la gloria del linaje de los Hauteville.
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