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26 de abril de 2024

Albert Einstein en la Universidad de Berlín en 1920

Albert Einstein, en la Universidad de Berlín, en 1920

Picotazos de historia

De cómo Einstein y su teoría de la relatividad se hicieron famosos

En 1918 el científico británico Arthur Eddington presentó la manera de probar la teoría de la relatividad de Einstein, convirtiendo a éste en una celebridad

En 1905, Albert Einstein, un oscuro empleado de la oficina de patentes de Berna (Suiza), publicó un opúsculo donde enunciaba la Teoría de la Relatividad especial, lo que le daría notoriedad en su campo. En 1915 publicó la Teoría de la Relatividad general ampliando sus estudios anteriores y ¡por el amor de Dios no me pregunten ustedes de que va esto porque no tengo maldita idea! A donde voy es que todas estas ideas, brillantísimas, estaban en el campo de lo teórico, pendientes de demostración.
En 1918 el científico británico Arthur Eddington presentó la forma de poder probar la teoría de Einstein. Organizó una doble expedición para fotografiar y tomar datos científicos de un eclipse solar en la isla del Príncipe, costa de Guinea, y en Sobral, norte de Brasil. Las expediciones presentaron datos y fotografías que se estudiaron junto con las tomadas por telescopio en Inglaterra y confirmaron las conclusiones de Einstein. Fue una revolución en el mundo científico.
El 6 de noviembre de 1919 los resultados se presentaron de forma conjunta por la Royal Society y Royal Astronomical Society de Londres, creando una verdadera conmoción en el seno de estas nobles instituciones. Al día siguiente, The Times publicaba en primera plana «Revolución en la ciencia».
De la noche a la mañana Einstein pasó a ser una celebridad mundial y todo el mundo quería saber qué era eso de la teoría de la relatividad. El New York Times envió un corresponsal para cubrir la noticia, pero por falta de personal especializado, el designado fue el corresponsal de deportes, en concreto de golf. No fue el único caso, no crean. El Manchester Guardian envió a su crítico de música a cubrir la noticia.
El corresponsal del New York Times, Henry Crouch, que no se enteró prácticamente de nada de lo que le contaron, no se arredró y publicó un artículo que sería el origen de la leyenda de Einstein y su teoría durante varias décadas. Crouch afirmaba que Einstein tuvo que convencer a un editor para publicar un libro (¿qué libro?) que solo entenderían una docena de individuos en todo el planeta. A medida que circulaba la noticia, las afirmaciones del artículo de Crouch se fueron distorsionando y haciendo más y más osadas, hasta que un periodista abordó a Arthur Eddington a la salida de la Royal Astronomical Society.
–Señor Eddington, ¿es verdad que la teoría de Einstein solo la entienden tres personas en el mundo? Usted es una de ellas, ¿no?
Eddington, que ese día debía de estar de un humor un poco perverso, permaneció callado.
–No sea modesto señor Eddington –animó zalamero el periodista.
–En absoluto –respondió Eddington– estoy intentando adivinar quién puede ser esa tercera persona.
Y la leyenda se creó.
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