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28 de marzo de 2024

Felipe II por Sofonisba Anguissola, 1565

Felipe II por Sofonisba Anguissola, 1565Museo del Prado

Picotazos de historia

¿Cómo se salvó la mayor colección de documentos personales de Felipe II?

La colección Altamira reunía miles de documentos, entre ellos la correspondencia personal del Rey Prudente con sus hijas, que muestran una imagen completamente nueva y desconocida del austero monarca

La figura de Felipe II ha sido profusamente estudiada y biografiada a lo largo de la historia pero pocas veces con verdadera objetividad. Pocos monarcas españoles han sido tan alabados o censurados, pudiendo hablarse de una leyenda blanca y otra negra sobre su persona según fuera el tiempo o el origen del trabajo. Es a partir del último cuarto del siglo XX cuando de verdad se han escrito estudios objetivos y para ello han sido fundamentales los documentos de un fondo, posteriormente repartido, que se denominó «Colección Altamira». Este archivo reunía miles de documentos, entre ellos la correspondencia personal de Felipe II con sus hijas, que muestran una imagen completamente nueva y desconocida del austero rey y que cambió la visión que se tenía de él.

El reparto de la colección

El enorme fondo documental fue adquirido por Vicente Pío Osorio de Moscoso y Ponce de León (1801 - 1864), un individuo que reunió en torno suyo 109 títulos de nobleza, lo que hace de él la persona con más títulos de la historia de España. No permaneció mucho tiempo junto este enorme tesoro documental. Tras la muerte de Vicente Pío se procedió a la venta de diferentes lotes: el Museo Británico adquirió 200 volúmenes de documentos que se conservan allí.
Vicente Pío Osorio de Moscoso y Ponce de León

Vicente Pío Osorio de Moscoso y Ponce de LeónWikimedia Commons

En 1897 Paul Chapuy, que había sido bibliotecario de los condes de Altamira y cónsul general suizo en España, se encargó de la venta de 10.000 documentos al bibliófilo Edouard Favre. Este sacó los documentos de España y, años después, los donaría a la biblioteca de la universidad de Ginebra, formando la «Colección de Manuscritos Edouard Favre». Otro lote de la colección Altamira fue al primer marqués de Jerez de los Caballeros, Don Manuel Pérez de Guzmán y Boza, quien lo vendería al magnate norteamericano Archer Milton Huntington, fundador de la Hispanic Society of America. Otro lote se encuentra entre los fondos documentales del Instituto Valencia de Don Juan y un quinto fue adquirido por los hermanos Zabalburu y hoy se encuentra en el archivo de los condes de Heredia Spinola. Pues bien, sepan ustedes que buena parte de esos documentos provenían del archivo del Palacio Real. ¿Qué pasó? Se los relato.

«Le cambio todo ese papel viejo»

Entre 1848 y 1857 el archivo de Palacio estuvo cerrado debido a obras que allí se realizaron. Los documentos se metieron en sacos y, por algún motivo ignoto, acabaron depositados en el Teatro Real que se estaba construyendo. Una mañana de invierno Don Vicente Pío Osorio de Moscoso, que debía de salir de Palacio e iba andando, bien a su casa, o bien a otro sitio, pasó cerca de las obras del Teatro Real y le apetecieron unas castañas asadas que ofertaba un castañero en una esquina. Compró un cucurucho de los sabrosos aquenios y se fijó en el envoltorio. La conversación debió ser parecida a la siguiente.
–Dígame ¿Tiene más papeles como este?
–Aquí este saco, Señoría, pero guardados unas XXX arrobas más.
–¡Vaya! Pues si le parece bien le cambio todo ese papel viejo por la misma cantidad en papel sin usar y además le doy cinco duros.
–¡Hecho Excelencia! Dígame donde se lo tengo que llevar.
Así se salvó para la posteridad la mayor colección de documentos personales del Rey Prudente.
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