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Trineo tirado por renos en Arcángel, Rusia, entre 1890 y 1900

Trineo tirado por renos en Arcángel, Rusia, entre 1890 y 1900Library of Congress

Picotazos de historia

El inevitable final de los últimos pastores nómadas de renos

Esta gente, que ha mantenido su modo de vida durante milenios, está abocada a la desaparición

En la provincia de Khovsgol, al norte de Mongolia, habita una pequeña comunidad conocida en lengua mongola como los Tsaatan. En la lengua de Genghis Kan esa palabra indica que son un pueblo que pastorea renos. Los Tsaatan son una tribu –su tamaño es demasiado pequeño como para definirlo como pueblo– de origen túrquico y lengua Tuva que étnicamente corresponde con los habitantes de la república de Tuva, dentro de la Federación Rusa.

Forman un grupo en clara recesión –se calcula que quedan unos cuatrocientos individuos, de los que no todos hablan ya la particular variedad de la lengua Tuva. La taiga es para ellos su hogar y los renos son su fuente de vida y su riqueza. Marco Polo los conoció y en su libro de Las Maravillas o Del Millón nos habla de la sorpresa que le produjo el ver a esta gente «cabalgando grandes ciervos».

Samis en Noruega, c. 1900, obra de Wilhelm Peters

Samis en Noruega, c. 1900, obra de Wilhelm Peters

Durante el invierno migran hacia los bosques. Los renos les sirven de animales de carga, portando sobre sus lomos sus escasos bienes. Una vez seleccionado el lugar donde montarán su campamento, lo limpian de árboles (alerces y álamos jóvenes) para despejar y acumular leña para cocinar y calentarse. Están poco tiempo en un mismo lugar, ya que las necesidades de los renos marcan sus desplazamientos. En poco tiempo los renos dan buena cuenta del escaso musgo de la zona y tienen que desplazarse a un nuevo lugar.

Los Tsaatan creen que los espíritus de sus antepasados residen en los bosques, en concreto dentro de los animales que allí viven, y que sirven de guía a los chamanes de la tribu. Se cree que el culto a los chamanes de la tribu Tsaatan representa la variante más antigua del chamanismo practicado por los diferentes pueblos de origen turco o mongol. Pero esta gente, que ha mantenido su modo de vida durante milenios, está abocada a la desaparición. Los jóvenes prefieren las comodidades de la vida sedentaria y los atractivos de las ciudades a la incomoda vida nómada. Los individuos que permanecen aferrados a su modo de vida lo hacen con orgullo y determinación pero, también, con la consciencia de que no tienen preparación para vivir en una ciudad moderna. Otro elemento que juega en contra de las gentes Tsaatan es la moderna ecología. Ellos son nómadas, están en continuo movimiento y cada desplazamiento supone una nueva tala de árboles.

Los jóvenes prefieren las comodidades de la vida sedentaria y los atractivos de las ciudades a la incomoda vida nómada

Su impacto en el medio ambiente, su huella ambiental como se dice ahora, es desproporcionada y ha hecho saltar alarmas en un país que está creando parques nacionales para proteger especies en peligro de extinción. Especies que solo se encuentran en la zona de Mongolia. Los Tsaatan no entienden nada de eso. Las nuevas leyes para proteger la naturaleza les son más y más restrictivas. La lógica de un burócrata en los caldeados pasillos de un ministerio de la gran ciudad está muy lejos de la que rige la supervivencia en la taiga.

Pero esta última se ha decidido que ya no es buena. De momento ha aparecido una alternativa: el turismo. Algunos extranjeros viajan para visitarles. Pagan por vivir en sus cónicas tiendas, semejantes a los tipis indios, y por permitirles fotografiarles montando a sus renos. También pagan por los humildes artefactos que tallan en hueso o cuerna de reno. Tal vez así subsistan durante un tiempo, pero el precio por ese breve lapso parece demasiado alto para estas gentes que ya no tienen lugar en un mundo que no cuenta con ellos.

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