Fundado en 1910
Mussolini en la época en que pertenecía al PSI

Mussolini en la época en que pertenecía al PSI

La guerra socialista de Mussolini

No mucho antes de fundar el embrión del Partido Nacional Fascista, aquel a quien llamarían Il duce fue a la guerra por la revolución socialista

En agosto de 1914, Europa está en guerra. Las negociaciones entre las grandes potencias han fracasado, en ocasiones deliberadamente. Tampoco han surtido efecto los esfuerzos de la Segunda Internacional socialista por evitar una guerra entre obreros.

Benito Amilcare Andrea Mussolini, que debe sus nombres a la afición de su padre por Benito Juárez y dos dirigentes socialistas italianos, ha sido hasta entonces un perfecto marxista.

Pese a ello, el estallido de la guerra le hará romper con el PSI (Partido Socialista Italiano). La organización ha insistido en la neutralidad absoluta del proletariado propugnada por la Internacional.

Mussolini tiene una visión bien distinta. Para él la guerra es una oportunidad que la clase obrera no puede desaprovechar. Así lo hace constar en un artículo que le cuesta la dirección del diario Avanti! en el mes de octubre. El 25 de noviembre se materializa su expulsión del PSI.

Poco antes, Mussolini ha fundado Il Popolo d'Italia; periódico que años después se convertirá en el órgano oficial del régimen fascista. Desde ahí se dedicará a exponer su visión y a lanzar continuos llamamientos belicistas a una Italia que permanecerá neutral hasta mayo del año siguiente.

Desde su punto de vista, no se puede permitir la victoria de Alemania y Austria, que significaría el triunfo de la reacción en Europa: «El que hoy se niega a ir a la guerra es un cómplice del káiser, un puntal del trono vacilante de Francisco José y un compañero de los abastecedores de horcas y de los curas».

Y no solo esto, sino que la derrota de las Potencias Centrales las haría presa fácil del socialismo: «Únicamente con la derrota renovará Alemania su espíritu. Con la derrota se abrirá la nueva primavera roja en Europa».

Pero también celebra premonitoriamente la eventual calamidad que pueda sufrir una potencia de la Triple Entente como Rusia, «cuyo suelo está minado por la revolución».

Y es que no es tanto que sienta admiración por las potencias Aliadas, como que estas constituyen un mejor medio para acabar con el Viejo Orden europeo, encarnado sobre todo por el emperador Francisco José I de Austria.

El Emperador Francisco José saliendo de la catedral de Viena tras la procesión del Corpus Christi

El Emperador Francisco José saliendo de la catedral de Viena tras la procesión del Corpus Christi

«Los curas no quieren la guerra con Austria porque aquella es la nación católica por excelencia: en ella, el Emperador sigue, descubierta la cabeza, a la Custodia en las procesiones del Corpus».

Pero en el socialismo de Mussolini hay un importante factor diferencial: su nacionalismo italiano. No es solo la idea de expandir la revolución lo que lo lleva a adoptar una postura tan exaltada sino también la de «liberar» los territorios de habla italiana que aún se encuentran bajo control de los Habsburgo.

Mussolini es un patriota que no olvida que el Imperio austriaco y el Estado italiano siempre fueron realidades incompatibles. Es más, acusa incluso a la monarquía austrohúngara de querer restablecer los Estados Pontificios y deshacer la Unidad nacional.

Cuando sus camaradas le recriminan sus ansias belicistas, él pone de ejemplo la licitud de las guerras de unificación: «Como muy bien decía Bovio, no bastaría toda el agua del mar para lavar la mancha de sangre de lady Macbeth, mientras que bastaría una jofaina para lavar la sangre de las manos de Garibaldi».

Portada de 'Il Popolo d'Italia' celebrando la entrada de Italia en la guerra

Portada de 'Il Popolo d'Italia' celebrando la entrada de Italia en la guerra

Y concluye enérgicamente un discurso en Parma gritando: «¡Es la sangre lo que imprime el movimiento a la rueda sonante de la Historia!»

En abril de 1915 Italia pacta finalmente la entrada en la guerra del lado de los Aliados que se oficializará el mes siguiente. Mussolini lo celebra en Il Popolo d’Italia con un artículo titulado Victoria.

Él mismo será destinado al frente del Isonzo. La mayoría de los hombres aborrecen la experiencia de una guerra. Su diario de campaña en cambio nos informa de que él la disfrutó enormemente. Pero eso es cuestión de otro artículo.

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