Arnaud du Tilh está atado a una horca y sometido a los insultos de la multitud antes de su ejecución por usurpar la identidad de Martin Guerre
Picotazos de historia
El caso de Martin Guerre, la impostura más famosa del siglo XVI que llegó al cine
Este caso de impostura conmocionó a Francia: un hombre suplantó durante años a Martin Guerre, engañando a su esposa, su familia y a todo un pueblo
Durante el siglo XVI se produjo en Francia un caso de suplantación de identidad (lo que toda la vida se ha llamado impostura) y que ha dado lugar a varias películas —dos de ellas de gran impacto— y a un musical. Las películas fueron El regreso de Martin Guerre (1982), protagonizada por el inmenso Gérard Depardieu y Nathalie Baye, y Sommerby (1993), con Richard Gere y Jodie Foster como protagonistas. En cuanto al musical, se llamó Martin Guerre y fue presentado por el mismo autor de Les Misérables en 1996.
Todas estas obras nos narran unos sucesos acaecidos durante el juicio celebrado en 1560, del que existe una minuciosa y bien detallada documentación, incluida la versión publicada al año siguiente del juicio y titulada Arrest Memorable, que nos dejó el magistrado Jean de Coras, quien defendió la versión del acusado. Permítanme que les exponga los hechos.
En 1527, la familia Daguerre se mudó de Hendaya y decide instalarse en la pequeña población de Artigat, en la región francesa de la Occitania. Los Daguerre cambiaron de apellido al mudarse y decidieron llamarse simplemente Guerre. Esta familia de artesanos acomodados, adquirió tierras y levantó una fábrica de tejas, actividad que habían desarrollado antes en Hendaya.
El matrimonio Guerre, que tiene cuatro hijos, organizó el casamiento del mayor de ellos con la hija de una rica familia del lugar. Él, Martin, tenía catorce años. Ella, Bertrande de Rols, apenas doce. Esto sucedió en 1538 o 1539.
Matrimonio de Martin Guerre y Bertrande de Rols en Artigat el 15 de mayo de 1539
Probablemente debido a la escasa edad de los contrayentes, la descendencia se retrasó ocho años. En 1548, Martin Guerre tuvo un violento enfrentamiento con su padre, quien le acusó de robo de grano. Según las leyes locales, se trató de una acusación seria, que se agravó por el hecho de ser el acusador el propio padre del acusado. La amenaza de esta acción legal fue lo que impulsó a Martin Guerre a abandonar Artigat y a su familia.
Bertrande de Rols, la esposa abandonada, se negó a contraer nuevas nupcias a pesar de las insistentes presiones de su familia al respecto. De ninguna manera está dispuesta a renunciar a la libertad de la que disfruta como esposa abandonada.
Pasaron los años y, durante el verano de 1556, se presentó en Artigat un individuo que decía ser Martin Guerre. Sabía muchos detalles de la vida del propio Martin, tenía bastante parecido físico con el desaparecido y, poco a poco, consiguió convencer a todos acerca de su propia identidad. Incluso a Pierre Guerre, hermano del padre de Martin, y a la abandonada Bertrande de Rols.
El nuevo Martin Guerre vivió tres años como tal. Durante ese tiempo, engendró dos hijos con Bertrande. Cada vez más crecido en su impostura, inició un procedimiento civil contra su tío Pierre, quien le nombró albacea y administrador de sus bienes en ausencia de su sobrino. Pierre pronto empezó a sospechar de este «aparecido de la nada» y se negó a cederle la propiedad que le habían confiado ni a dar razón ni cuentas de la administración de las mismas. Esta disputa encendió aún más una polémica latente: ¿era o no el verdadero Martín Guerre? Si no era él, ¿cómo era que Bertrande de Rols no se había dado cuenta?
Durante el verano de 1559 pasó por la población de Artigat un veterano del ejército, quien afirmó haber conocido a Martín Guerre. El veterano contó que este había combatido en la batalla de San Quintín (1557), donde fue herido. Quiso la mala suerte que la herida se infectase, por lo que hubo que cortarle la pierna derecha.
En 1560 se inició un proceso en el tribunal de Rieux, capital del partido judicial al que pertenecía a Artigat. El proceso se inició por solicitud de Bertrande, quien había sido obligada por sus familiares y Pierre Guerre a interponer demanda contra el supuesto Martín Guerre por impostura. El proceso fue sonadísimo. Se convocaron a más de ciento cincuenta testigos para declarar, quienes prestaron testimonio sobre la identidad del acusado. El tío Pierre Guerre presentará pruebas y declaraciones que acreditan que la verdadera identidad del acusado es la de Arnaud du Tilh, vecino de una población cercana a Artigat. Ante las pruebas y los testimonios, el tribunal declara al acusado culpable.
El retorno de Martin Guerre
El acusado recurrió ante el tribunal superior de Toulouse. Este, como medida preventiva, ordenó la detención de Pierre Guerre y Bertrande de Rols, e inició un nuevo proceso.
El acusado defendió su caso con brillantez, al punto que uno de los presidentes del tribunal, Jean de Coras —a quien el tribunal había encargado llevar a cabo la investigación sobre el asunto—, decidió defender la causa del acusado. Jean de Coras tenía en mente utilizar este proceso para hacerse elegir diputado de los Estados Generales de la región de Languedoc.
Jean de Coras desplegará toda su elocuencia y erudición legal y, justo en el momento en que el magistrado declaraba ante los tribunales su convencimiento absoluto de la identidad del acusado... ¡boom! Se presentó en la sala el propio Martin Guerre.
Toda la impostura quedó al descubierto. El acusado no tuvo más remedio que reconocer que es Arnaud du Tilh. Fue condenado a muerte y la pena ejecutada.
El auténtico Martin Guerre había partido hacia España tras la denuncia de su padre. Al principio entró al servicio del cardenal Francisco de Mendoza y Bobadilla (famoso por ser el autor de El Tizón de la Nobleza, obrilla en la que pone a caer de un burro a toda la nobleza española). Más tarde decidió «echar su cuarto a espadas» y se enroló en el ejército. Fue herido en la batalla de San Quintín y, a consecuencia de ello, perdió la pierna.
Una vez que se demostró su identidad, el verdadero Martin Guerre se negó a aceptar excusas o justificaciones de Bertrande y la repudió. La opinión general fue que ella aceptó el fraude porque el tener marido estabilizaría su estatus dentro de la comunidad. Por otro lado, todos estaban de acuerdo en que el impostor era más gentil y mejor persona que el verdadero Martin Guerre.