Varela impone a Franco la máxima condecoración del Ejército por su victoria en la Guerra Civil
José Enrique Varela: el general que empezó como corneta y acabó imponiendo una medalla a Franco
De las campañas africanas a la jefatura del Ejército, el general Varela encarnó el ideal del soldado español: disciplina, valor y servicio a la nación
El general José Enrique Varela fue uno de los soldados de España más destacados, pues empezó su carrera militar como corneta en 1912 y alcanzó la graduación de teniente general. Fue uno de los militares excepcionales de España que obtuvo las dos Cruces Laureadas de San Fernando. Hay constancia de otros cinco militares bilaureados: el mariscal de campo José Rentero Soriano; los generales Sanjurjo y Miguel Primo de Rivera y Orbaneja; el capitán Miguel Rodríguez Bescansa, y el capitán Pablo Arredondo Acuña.
Varela las recibió por actos heroicos llevados a cabo durante la Guerra de Marruecos, siendo, como vimos, uno de los pocos militares españoles galardonados dos veces con la máxima distinción militar al valor en combate. Esas medallas le legitimaron posteriormente para imponer al general Francisco Franco su Cruz Laureada tras la guerra civil española, en 1939, durante un desfile militar.
Primera Cruz Laureada
La primera Laureada le fue concedida cuando era teniente al mando de una sección de 21 hombres en el ataque a la cueva de Rumán (Larache), el 20 de septiembre de 1920. La posición enemiga impedía el paso de la columna operante española y había causado numerosas bajas en intentos anteriores. Varela se ofreció voluntario para liderar el que iba a ser ya el tercer asalto. Penetró directamente, a pecho descubierto, bajo el fuego enemigo graneado en una posición sumamente fortificada: la cueva, situada en altura. El asalto se convirtió en un combate cuerpo a cuerpo dentro de la cueva, a bayoneta y pistola. Varela y sus hombres eliminaron a treinta insurrectos enemigos, logrando finalmente que los supervivientes marroquíes huyeran del lugar.
José Enrique Varela fotografiado arengando a militares y a civiles en septiembre de 1936 en Sevilla
De los suyos, solo cinco resultaron ilesos. El propio Varela sufrió heridas durante el combate, pero no abandonó la lucha hasta asegurar la posición. Superando con determinación el riesgo de muerte, consiguió liberar el paso para la columna operante española, algo clave para el desarrollo de la operación, que se completó con éxito. La Real Orden de 12 de diciembre de 1921 le concedió por este hecho la primera Laureada.
Segunda Cruz Laureada
La segunda Laureada la recibió por la defensa y ocupación de la meseta de Abdama, el 12 de mayo de 1921, en la que el ya capitán Varela y sus tropas, pertenecientes al Grupo de Fuerzas Regulares Indígenas de Ceuta, resistieron durante ocho horas de combate continuado un ataque enemigo persistente con fuerzas muy superiores en número. A lo largo de esa lucha, su tropa de 87 hombres sufrió las bajas de cuatro oficiales y cincuenta soldados —casi dos tercios de sus hombres—, pero la resistencia se mantuvo sin ceder terreno ni abandonar la posición estratégica.
La resistencia de Varela permitió al resto del dispositivo español reorganizarse y evitar un desastre aún mayor en la zona de operaciones, evidenciando el altísimo valor moral de sus tropas indígenas y la capacidad de liderazgo de su jefe. Varela logró mantener la posición sin perder terreno. Fue sostenida gracias a la iniciativa, energía y valor del entonces capitán Varela. El Ministerio de la Guerra reconoció oficialmente este hecho mediante la Real Orden de 21 de julio de 1922, lo que supuso la concesión de la segunda Cruz Laureada de San Fernando al oficial por esta acción durante la Guerra del Rif.
El hecho de armas se inscribe en las operaciones de la Comandancia General de Ceuta y Melilla frente a las cabilas rifeñas sublevadas, en el contexto de la ofensiva impulsada por Abd el-Krim contra las posiciones españolas tras el desastre de Annual de 1921. El Ejército colonial español sufría graves derrotas, y la presión sobre sus posiciones avanzadas era extrema.
Ambas Cruces fueron impuestas personalmente por el rey Alfonso XIII, consolidando la fama de Varela como uno de los soldados más valientes de las campañas africanas y marcando su carrera militar con un prestigio excepcional. Por estos méritos, recibió también homenajes públicos, monumentos y el título nobiliario de marqués de Varela de San Fernando, reflejo de la importancia nacional que se le atribuyó a su acción y coraje.
En resumen, Varela ganó las dos Cruces Laureadas de San Fernando y la Medalla Militar Individual gracias a su excepcional liderazgo y valor en combates especialmente duros durante la guerra en Marruecos, arriesgando repetidamente su vida y logrando éxitos militares significativamente reconocidos por sus contemporáneos.
En febrero de 1926 fue ascendido a teniente coronel por méritos de guerra, fue destinado a Ceuta y recibió entonces la Medalla Militar Individual.
En 1940 fue nombrado caballero gran cruz de la Orden de San Lázaro de Jerusalén.
Finalizada la guerra civil como general de división, fue nombrado ministro del Ejército en el primer gobierno del general Francisco Franco. Desde agosto de 1939 hasta 1942 ocupó ese cargo.
Tras la rendición de Italia, Varela, junto con otros generales del Alzamiento —como Orgaz, Kindelán, Solchaga y Saliquet—, firmó una carta al jefe del Estado que fue entregada a Franco por el propio Varela, en la que se decía que había llegado el momento de dotar a España de un régimen estatal bajo la forma monárquica.
En marzo de 1945 fue nombrado alto comisario de España en Marruecos. Cuatro años antes contrajo matrimonio con Casilda Ampuero Gandarias, con la que tuvo dos hijos: José Enrique y Casilda, quien se casó con el guitarrista Paco de Lucía.
Tras su muerte se le otorgó de manera póstuma el título de capitán general del Ejército, así como el de marqués de Varela de San Fernando.
