Miembros españoles en la expedición de Annual
El desastre de Annual, una derrota heroica contra los rifeños en Marruecos
El general Felipe Navarro pactó la rendición con los rifeños, que se comprometieron a respetar la vida de los rendidos. Pero eso no sucedió, masacraron a los españoles que quedaban, incluidos enfermos y heridos. Solo unos pocos se salvaron
En el verano de 1921 el foco de las preocupaciones políticas, militares y sociales estaba en África. «Después de los combates en la región de Alhucemas, nuestras tropas están evacuando sidi-dris», titulaba Armando Guerra en la portada de El Debate del 25 de julio de 1921. Habían pasado ya cuatro días de lo que la prensa del momento llamó el Desastre de Annual, una serie de combates, retiradas, masacres realizadas por rifeños y malas decisiones de los mandos españoles que provocaron la pérdida de más de 7.000 vidas de militares y civiles españoles, además del avance rifeño sobre posiciones del protectorado español en el Rif.
Antes de adentrarse en los combates, hay que recordar que en este protectorado España tenía dos ciudades importantes: Ceuta y Melilla. Al mando estaba el general Dámaso Berenguer, como alto comisario de la región. Por su lado, en Melilla lideraba el contingente militar el general Manuel Fernández Silvestre, que dependía del Alto Comisionado, aunque actuaba en la práctica de forma independiente.
fue uno de los periódicos que cubrió el Desastre de Annual
El día 22 de julio de 1921, el periódico El Liberal, recogía en su portada los ataques contra las posiciones españolas en Melilla: «Los contingentes rebeldes volvieron a atacar el campamento de Anual y la posición de Igueriben, y a la columna protectora de un convoy que llevaba elementos a este último punto». Esta situación de enfrentamiento entre las tropas españolas y los rifeños era algo cotidiano desde hace meses, con incursiones y ataques menores, pero estos nuevos enfrentamientos anunciaban el comienzo de una auténtica ofensiva que el líder de las kabilas rifeñas, Mohamed Abd el-Krim, llevaba semanas preparando.
Annual, un desastre anunciado
Pero el «desastre» comenzó en enero del mismo año, cuando el comandante general de Melilla llegó a Annual con una columna de unos 3.000 efectivos, como parte de su plan de operaciones (que desaconsejaron varios oficiales) destinado a frenar las sublevaciones de los rifeños. Una decisión poco meditada y muy arriesgada que acabó en tragedia. Para hacerse una idea, la Comandancia de Melilla contaba con unos 14.000 hombres repartidos por 135 posiciones, y las tropas bajo el mando directo de Silvestre eran en torno a 9.000 efectivos.
Puede parecer mucho, pero para defender y mantener esos puestos avanzados como Annual necesitarían muchos más soldados y, sobre todo, una s logística con la que no contaba el general. Los meses siguientes de invierno y primavera se sucedieron movimientos y enfrentamientos como el fatídico combate en Abarrán, una montaña situada a unos 10 kilómetros de Annual, que atacaron los rifeños causando 24 muertos y la pérdida de una batería de artillería con cuatro cañones.
Soldados españoles muertos en el desastre de Annual
Ajeno al nulo éxito de su operación, el general Silvestre ordenó fortificar la posición de Igueriben, situada muy a la vanguardia. A los pocos días de que el contingente español ocupase el sitio, sufrió los primeros ataques. Debido a su situación, pronto se quedaron sin agua, sin pertrechos, no podían llegar refuerzos y los rifeños rodearon la plaza. El desastre de Annual había comenzado. Los defensores habían sufrido demasiadas bajas, se encontraban en inferioridad numérica, agotados y sin recursos para la defensa.
Ante esta situación, el general al mando ordenó la destrucción de todo lo que pudiera utilizar el enemigo y lideró la evacuación hacia Annual, pero la situación allí no era mejor. De los cerca de 300 defensores de Igueriben, solo 33 sobrevivieron. Llegado a este punto, el general Silvestre comprendió la crítica situación y ordenó la retirada general de Annual. Pero ya era demasiado tarde, los rifeños ya cercaban a sus tropas.
Caos y heroísmo en Annual
La retirada se organizó rápido y mal. La noche del 21 al 22 de julio de 1921, a las 4:55 horas, el general Silvestre envió un último telegrama a Berenguer para avisar de que se replegaría a Ben Tieb, si le era posible. A partir de entonces, la cadena de mando se perdió. Durante la retirada la columna avanzó bajo fuego enemigo, sin protección, en terreno abierto y a merced del enemigo.
Con los primeros disparos se produjo una desbandada y el pánico se extendió por toda la columna. Solo algunos regimientos que formaron la retirada y los 700 jinetes del Regimiento de Cazadores de Alcántara 14º de Caballería, se enfrentaron en inferioridad numérica al enemigo rifeño para facilitar el repliegue de sus compatriotas. Este acto de valentía les costó la vida, pero en el año 2012 la unidad recibió la Laureada de San Fernando a título colectivo por su heroica acción.
Tanto la retirada de Annual como la del resto de puestos que le siguieron fue una auténtica carnicería. A los muertos se sumaron los desaparecidos como el propio Silvestre, del que jamás se encontró su cuerpo. Algunos periódicos de la época dijeron que se había suicidado, pero más allá de la especulación no se sabe qué le sucedió. Cuando Berenguer recibió el telegrama de Silvestre, ordenó al general Sanjurjo concentrar y embarcar a todas las tropas disponibles en Ceuta para que fuesen a defender Melilla. Esta acción evitó que la ciudad cayera en manos enemigas.
En los días siguientes las posiciones españolas pasaron a manos rifeñas, algunas ya habían sido abandonadas, en otras los militares españoles lucharon hasta el final. Puntos como Monte Arruit se convirtieron en bastiones de resistencia. El asedio comenzó el 29 de julio, y los defensores aguantaron diez días sin agua potable y en condiciones deplorables.
El puesto estaba defendido por unos 3.000 efectivos bajo el mando del general Felipe Navarro, quien tras días de incansable combate pactó la rendición con los rifeños, que se comprometieron a respetar la vida de los rendidos. Eso no sucedió, masacraron a los españoles que quedaban, incluidos enfermos y heridos. Solo unos pocos se salvaron.
El balance final fue devastador, según el posterior informe Picasso, hubo en poco más de tres semanas 13.000 españoles muertos, aunque podrían ser algo menos de 8.000 según la fuente que se consulte. España perdió además unas 120 posiciones en el Rif y el Ejército de la Comandancia de Melilla quedó diezmado. El desastre militar se trasladó a la política y demostró que el sistema de la Restauración estaba llegando a su fin.