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28 de marzo de 2024

Putin durante el desfile naval

Putin durante el desfile militar en la península de CrimeaEFE

Día 171 de guerra en Ucrania

El Kremlin piensa en el sucesor de Putin mientras siguen sonando las bombas en Ucrania

Los círculos de poder rusos ya piensan en el sucesor de Putin con una premisa: primero hay que ganar la guerra en Ucrania

Con independencia del modo en que se resuelva la guerra en Ucrania, Rusia saldrá seriamente dañada de su aventura imperialista.
Su presidente, Vladimir Putin, está cada vez más cuestionado dentro del Kremlin por el modo en que ha llevado la «operación militar especial».
La guerra, de hecho, ya está golpeando con dureza a la economía rusa, a la operatividad de su Ejército, a la imagen de Rusia en el mundo y a su influencia.
En solo unos meses, el gas ruso ha pasado de ser un maná energético para Europa a un producto denostado del que todos los países tratan de desprenderse para no depender de Moscú.
Con más de 42.000 muertos (según el Ministerio de Defensa ucraniano), 80.000 bajas contando muertos y heridos (según el Pentágono), el Ejército ruso está quedando mermado. A ello hay que sumarle la ingente pérdida de material bélico (tanques, aviones, armamento, etcétera).
Además, las sanciones internacionales están dificultando al Ejército ruso obtener los repuestos necesarios para sustituir el material destruido y garantizar su operatividad a medio y largo plazo.
El enfado entre las familias de los soldados muertos y desaparecidos, el descontento cada vez mayor en la sociedad rusa, incluida la más fanática nacionalista pro-Putin, empieza a ser cada vez más notorio, y sólo la propaganda y la represión del Kremlin consiguen ponerle sordina.
Para ilustrarlo, un ejemplo. Hace unos días, la directora del medio de propaganda del Kremlin, Russia Today, Margarita Simonián, difundía en Telegram un mensaje en el que decía a los rusos que «pase lo que pase, vuestro deber es apoyar a vuestro país, a su gente, a su Ejército. Criticaremos una vez que ganemos».
La propaganda, sin embargo, no es capaz de ocultar golpes tan dolorosos como el ataque contra la base aérea de Saky, en Crimea.
Las explosiones en la península ocupada supusieron un baño de realidad para muchos ciudadanos rusos que vivían ajenos a la guerra con el convencimiento de que Crimea era un lugar seguro.
En los últimos meses no ha hecho más que aumentar la frustración por el enquistamiento de una guerra sangrienta y dolorosa que iba a durar solo unos pocos días y que ya va por su jornada 171.
Según el analista político y colaborador del Moscow Times, Andréi Pertsev, la guerra ya ha abierto un proceso de sucesión para heredar el trono de Vladimir Putin en el Kremlin moscovita.
Según Pertsev, tres son los principales candidatos que aspiran a suceder al actual mandatario ruso, que muchos en el Kremlin dan ya por amortizado.

Dmitry Medvedev

El primero es el polémico Dmitry Medvedev, actual vicepresidente del Consejo de Seguridad y expresidente ruso.
Medvedev ha dejado atrás su disfraz de moderado y ha dejado al descubierto su faceta de fanático nacionalista que odia todo lo que venga de Occidente.
Sus declaraciones incendiarias y sus insultos contra líderes ucranianos y occidentales parecen dirigidas, precisamente, a marcar su camino hacia la presidencia. «Los odio, haremos todo lo posible para que desaparezcan», llegó a decir de aquellos que considera enemigos de Rusia.
En sus mensajes, habitualmente difundidos en su canal de Telegram, no se ahorra en amenazas con el empleo de armas nucleares.
Otra afición del expresidente ruso es redibujar las fronteras rusas para ampliar el territorio de la Federación a casi toda Ucrania, un país que no cree que deba existir.

Sergei Kiriyenko

Otro potencial candidato a suceder a Putin es Sergei Kiriyenko. Según el periodista del Moscow Times, Kiriyenko está haciendo méritos para escalar entre los aspirantes al Kremlin por medio de su función como hombre de Moscú en las repúblicas prorrusas del Donbás.
Su influencia es cada vez mayor. Tiene en común con las autoridades ucranianas su gusto por vestir de color caqui-militar para subrayar su implicación en la guerra y sus encendidos discursos están llenos de referencias místicas sobre la misión del pueblo ruso de limpiar Ucrania de nazis.

Vyacheslav Volodin

Desde la Duma de Moscú, el Parlamento ruso, Vyacheslav Volodin se ha preocupado en ganar espacio de influencia política y lanzar su candidatura a persona a tener en cuenta en el futuro de Rusia.
Una de sus últimas propuestas ha sido prohibir el empleo de palabras extranjeras en los escaparates de los comercios rusos y defendió la aplicación de la pena de muerte en las repúblicas de Lugansk y Donetsk.

Palomas frente a halcones

En la guerra por la sucesión que se abrirá en el Kremlin tras la guerra por Ucrania no sólo se postulan los halcones más nacionalistas.

En el artículo de Andréi Pertsev en The Moscow Times se habla también del primer ministro, Mikhail Mishustin, y del alcalde de Moscú, Sergei Sobyanin, como otros candidatos que han optado por la vía de la moderación.

Según Pertsev, la estrategia de ambos aspirantes se sustenta en el convencimiento de que la guerra en Ucrania, a pesar de su magnitud y de haber supuesto la ruptura de todos los puentes con Occidente, antes o después terminará.

Una vez superado el trauma de la guerra, Rusia tendrá que restaurar sus relaciones con el ahora denostado bloque occidental, incluso con Ucrania.

Aquellos políticos que se han mostrado más beligerantes o que hayan participado de forma directa o indirecta en la guerra, estarán inhabilitados para esa tarea.

Por eso, Mishustin y Sobyanin han optado por mantenerse en un segundo plano, sin hacer declaraciones y sin parecer implicados en las decisiones sobre la guerra.
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