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20 de abril de 2024

Fuerzas militares en Etiopía

Fuerzas militares en EtiopíaAFP

África

¿Qué está pasando en Etiopía y por qué amenaza con ser la guerra más cruenta del siglo?

Nuevas masacres muestran el horror de una guerra que en apenas dos años le ha costado la vida a más de medio millón de civiles

La guerra en Etiopía es uno de los muchos conflictos olvidados tras la invasión rusa de Ucrania. La violencia y la brutalidad que experimenta el país africano se ha disparado, y ya se perfila como la guerra más mortal del siglo XXI. El conflicto que ya dura dos años comenzó en noviembre de 2020, cuando estalló un enfrentamiento civil en la región de Tigray.
El primer ministro de Etiopía, Abiy Ahmed Ali –galardonado con el Nobel de la Paz– ordenó una ofensiva militar contra la región norteña por lo que el líder consideró una «insubordinación». Las tensiones en el país etíope son históricas. Etiopía se conforma por diez regiones que gozan de gran autonomía, entre las que se incluye su propia Policía y milicias regionales. Asimismo, los gobiernos regionales están divididos en gran parte entre las diferentes etnias.
En noviembre de 2020, un ataque contra una base del Ejército federal en las afueras de Mekelle, la capital regional de Tigray, del que el Gobierno central responsabilizó al TPLF, desató el enfrentamiento directo en la región norteña, un conflicto que ya dura dos años y acumula 600.000 civiles muertos, según apuntan desde la Unión Europea. Además, más de tres millones de etíopes se han convertido en refugiados, muchos en países vecinos como Sudán.
Según apunta un informe de la Unión Europea, la situación en Tigray es devastadora. La mayoría de la población se dedicaba a la agricultura, una actividad que se ha detenido por completo porque, como denuncian desde Bruselas, muchos han sido asesinados, han tenido que huir, se les has impedido cosechar y plantar o privado de su material y su ganado. Como consecuencia, casi la mitad de los 5,7 millones de tigrayanos se encuentran en una grave crisis alimentaria, agudizada por la peor sequía de los últimos años.
Una situación que afecta especialmente a los niños: uno de cada tres menores de cinco años en Tigray sufre desnutrición aguda, más de un millón de niños no reciben educación y más de 9.000 niños son huérfanos. Mientras que un acuerdo de alto el fuego, alcanzado el pasado 2 de noviembre, arrojaba luz al conflicto, The Washington Post ha documentado nuevas matanzas solo una semana antes de que se firmara el cese de hostilidades.
Soldados de la vecina Eritrea masacraron a más de 300 personas en el transcurso de siete días. Las fuerzas de Asmara, aliadas con las tropas del Gobierno central etíope, y a modo de venganza por varias derrotas en el campo de batalla, entraron en al menos diez aldeas en la región de Tigray, la semana previa a la firma del acuerdo de paz. Tras más de cuatros meses de silencio, los supervivientes de la masacre han decidido compartir sus testimonios, que muestran el horror de una guerra que aún está lejos de acabar.

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