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MontecassinoHermann Tertsch

Fraude y fracaso alemán

Alemania es hoy un país radicalmente distinto al que existió desde el milagro económico de la década de los cincuenta hasta 2015

La degradación general de la política y la administración en Alemania genera estupefacción hasta entre quienes vienen avisando desde hace lustros, varias décadas, de que la política del consenso sistemático socialdemócrata entre los que eran hasta hace poco los dos grandes partidos alemanes, la Unión Demócrata Cristiana (CDU) y el Partido Socialdemócrata (SPD), llevaba irremisiblemente al fracaso. Alemania es hoy un país radicalmente distinto al que existió desde el milagro económico de la década de los cincuenta hasta 2015, aunque ya llevaba entonces años en la senda de esta desgracia.

Porque pronto se vio que la inicialmente tan celebrada Grosse Koalition a la que después se adhirieron los Verdes y los Liberales en diversos gobiernos llevaba a una coordinacion de intereses de todos ellos que impedía reformas necesarias, generaba obcecación en mantener políticas erróneas y desembocaba en corrupción y fracaso. No había oposición. Y sin oposición real no hay enmienda a la política.

Así han sucedido cosas impensables, no solo decisiones aberrantes en el derecho como aprobar una reforma constitucional después de las elecciones con el parlamento anterior a las mismas porque la composición del nuevo no lo había permitido. Ese tipo de maniobras propias de república bananera se mezclan con una ineficacia disparada en los transportes y los servicios sociales federales, estatales y municipales y una corrupción antes impensable.

Hay escándalos increíbles como este que acaba de saltar: la Oficina Federal de Estadística anuncia ahora que se ha estado «equivocando» sistemáticamente en sus datos trimestrales de crecimiento del PIB y que en realidad ha sido mucho peor. Según la información oficial en el año 2023 el PIB no cayó un 0,2% sino un 0,9% y en 2014 no fue un 0,3% sino un 0,6%. Hablamos de muchos miles de millones de euros. Los «errores» de la Oficina Federal de Estadística han favorecido por supuesto al Gobierno, al de entonces y al de ahora.

El maquillaje de la caída del PIB del 2023 favorecía a los partidos del Gobierno anterior ante las elecciones. Y el maquillaje del resultado de 2024 favorece al gobierno de ahora porque le será más fácil mejorarlo. En todo caso, la política que está practicando Friedrich Merz de la CDU en coalición con el SPD no se diferencia realmente en nada del Gobierno anterior con los verdes y los Liberales que dirigía el SPD con Olaf Scholz de canciller y que acabó en fracaso terrible y elecciones anticipadas. Como ven, cuatro partidos metidos en diversas variaciones en los diversos gobiernos, todos con la misma política básicamente socialdemócrata que ya impuso Angela Merkel en sus 16 catastróficos años.

El consenso básico socialdemócrata impide que se pongan en duda nada de lo anteriormente hecho. Así con todos estos gobiernos se ha hecho la misma política de inmigración de brutales consecuencias para la seguridad y la calidad de vida, la misma la política energética que ha hundido la economía y empobrecido a toda la sociedad, la misma política laboral que ha hundido la productividad y sobre todo la política de medio ambiente, convertida en el totem ideológico que erradica automáticamente toda racionalidad de las decisiones que se toman.

Como no ha dejado de crecer el abismo entre la realidad vivida por los alemanes y el mensaje y la retórica de los partidos del consenso ha llegado el momento en que todos los partidos incluidos en este están perdiendo apoyo y solo sube un partido que es el que es radicalmente distinto y que surgió precisamente para cubrir ese vacío de la falta de oposición y que ya es el primer partido según los últimos sondeos, la AfD.

Al generarse con la AfD finalmente esa oposición real, todos los partidos del consenso socialdemócrata se pusieron de acuerdo en tacharla de ultraderechista y extremista para ignorarla, imponer un cordón sanitario, negarse a toda cooperación y contacto y seguir así funcionando como si no existiera ese partido nuevo, la Alternativa por Alemania (AfD). Así siguieron gobernando como si no existiera esa oposición.

Sin embargo la AfD no solo no dejaba de existir sino que ha crecido sin parar hasta ser hoy ya el primer partido de Alemania, dos puntos por delante de la CDU y doblando el resultado del tercero que es el SPD. Lo lógico habría sido que tras las pasadas elecciones en las que CDU quedó primero y la AfD segundo, con un brutal fracaso de toda la izquierda, los dos primeros hubieran formado una coalición de nuevo tipo, claramente en la derecha que podría haber hecho todas las reformas de los disparates habidos que nadie en la CDU niega que sean necesario.

Pero como continua el boicot al AfD de todos los partidos del consenso socialdemócrata y la CDU sigue empeñada en mantenerse encerrada dentro de ese corral con la izquierda perdedora, el único Gobierno posible tras las elecciones fue el que ya ahora agoniza sin haber hecho nada más que agravar la situación. Septiembre se acerca como una nube negra para un Gobierno que la inmensa mayoría de los alemanes considera incapaz y ya descalificado.

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