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Mucho más que un Nobel

El Nobel de la Paz, ese galardón que tan amaestrado creían tener las fuerzas socialdemócratas europeas, se lo otorgan de repente a María Corina Machado, una heroína que se ha erigido en el peor enemigo de la banda criminal internacional de Miraflores que lleva comprando socialdemócratas allá donde los encuentra desde hace 25 años

Act. 12 oct. 2025 - 10:04

No se sorprenda nadie por el disgusto que tienen todas las más destacadas alimañas del narcosocialismo y el crimen organizado por la noticia de la concesión del Premio Nobel a María Corina Machado. Que los comunistas, islamistas y depravados filoterroristas de la ultraizquierda ladren como Pablo Iglesias es normal. Están viendo cómo todo el relato de su ideología criminal se desmorona. Más grave es lo del gobierno de Pedro Sánchez en el que durante todo el día de ayer nadie se atrevió felicitar a felicitar a la galardonada. No fuera a ser que Nicolás Maduro o Diosdado Cabello, ayer de muy malas pulgas, lamentaran en voz alta haber dado millones a la Internacional Socialista para poner a Sánchez a la cabeza. O peor aun, que muy enfadados anunciaran que suspenden todos los negocios con tanto socialista que se ha hecho rico.

Situación muy incómoda para un Sánchez que ha hecho el ridículo en Oriente Medio, está totalmente aislado en la OTAN y ahora puede estar en el umbral de que salgan en Venezuela todos los documentos que acrediten las fechorías consumadas. Para Sánchez, la amenaza penal por la masiva corrupción que le rodea en España puede parecer pronto una broma si la compara con la que se les puede estar montando fuera de nuestras fronteras. Pedro Sánchez y José Luis Rodríguez Zapatero son cabezas de lista de una larga relación de amigos y socios de los criminales venezolanos del Cartel de los Soles que ahora van a sucumbir. Y va a ser difícil que no compartan las consecuencias como antes compartían negocios.

Esto sí que es para ellos un golpe bajo. Lo último que esperaban es este empujón de legitimidad para quienes están decididos a conquistar la libertad para Venezuela y por tanto acabar con la organización criminal de los compinches del gobierno español.

El Nobel de la Paz, ese galardón que tan amaestrado creían tener las fuerzas socialdemócratas europeas, se lo otorgan de repente a MCM, una heroína que se ha erigido en el peor enemigo de la banda criminal internacional de Miraflores que lleva comprando socialdemócratas allá donde los encuentra desde hace 25 años. Secuestraron Venezuela hace un cuarto de siglo bajo un milico canalla y cínico llamado Hugo Chavez Frías. Y que desde entonces, con su sucesor Nicolás Maduro y bajo tutela de la dictadura de Cuba, ha desarrollado un Estado totalmente volcado a la explotación de todos los campos imaginables del crimen organizado transnacional, siempre bajo la cobertura de la bandera ideológica de la izquierda.

Esta bandera ideológica es la que le ha proporcionado a las organizaciones criminales en la banda de Maduro las redes legales políticas y comerciales necesarias para desarrollar sus proyectos de poder político y negocio criminal. Han sabido comprar con el petróleo primero y después con la cocaína y otros negocios criminales la voluntad y obediencia de políticos, académicos, organismos públicos y privados, agencias, empresas e instituciones, ONG y partidos extranjeros en toda América y Europa. Con su financiación de organizaciones del Foro de Sao Paulo, Grupo de Puebla, Internacional Progresista e Internacional Socialista poner al servicio de los grandes cárteles de droga a gobiernos enteros.

También hicieron muchísimos amigos en Escandinavia y basta con recordar el Nobel de la Paz a Jose Manuel Santos por imponer, contra la voluntad expresa en referéndum de los colombianos, de un plan de paz con el narcoterrorismo que supuso el desarme de la democracia y la entrega a la subversión de todo aquello que jamás había conseguido por las armas con su inmensa brutalidad asesina. Y que tanto ha acercado a Colombia al abismo de un narcoestado como el de Venezuela. Siempre apoyados por cierto por todas las fuerzas socialdemócratas europeas en las que hay que incluir por supuesto al Partido Popular Europeo. Las fotos de Ursula von der Leyen con Delcy Rodríguez o con Gustavo Petro no son accidentes. La cumbre de la UE con ese invento chavista de la CELAC tampoco lo es. La Unión Europea ha hecho sistemáticamente agitación y propaganda para las fuerzas «progresistas» en Iberoamérica. Bajo la comunista italiana Federica Moguerini y el socialista español Josep Borrell ha sido un escándalo tras otro la masiva injerencia de la UE en favor de los Lula en Brasil, Boric en Chile, Petro en Colombia, etc, etc. Como lo son los chantajes ideológicos de Bruselas.

El ideal de esta internacional del narcosocialismo de conseguir una inmensa dictadura bolivariana como gran narcoestado desde Rio Grande hasta Tierra de Fuego como gran patria antiimperialista y antioccidental, nos puede parece delirante. Pero ha habido momentos en los pasados 25 años en que parecían avanzar con éxito en ese sentido. Con dinero, con violencia y con terror han interrumpido con éxito procesos de normalidad democrática y desarrollo económico y social como en Chile. Y no hay un día que no intenten sabotear a Javier Milei su proceso de valentía de bienestar y desarrollo en libertad.

Aunque de momento siguen muchos de estos criminales apoyados por la Unión Europea, en Cuba están viendo las barbas del vecino Maduro ya acosado por la flota de EEUU, por órdenes de busca y captura como jefe del Cartel de los Soles y por el Premio a María Corina como otro clavo para su ataúd. Y no solo para el suyo. El día que caiga ese régimen, empiecen a hablar sus integrantes que quieran redimirse, cómplices en busca de ventajas y haya acceso a sus archivos, habrá en toda América y en Europa un terremoto en las clases políticas. Y muy especialmente aquí en España hay mucha gente a la que se les abrirá de golpe un nefasto horizonte penal más allá desde luego de la fulminante muerte política.

Por todo ello el Premio Nobel de la Paz a María Corina Machado no solo es un galardón muy merecido a esta gran luchadora contra uno de los regímenes más criminales del mundo. A esta querida amiga que tanto ha ayudado desde posiciones de infinita dificultad a intensificar la cooperación con las fuerzas españoles que defienden la libertad y la democracia en América que son VOX, el Foro Madrid, Disenso y antes ECR y ahora Patriotas por Europa, el grupo al que Santiago Abascal ha transmitido esta vocación transatlántica. Ahora serán legión en España quienes se acerquen a María Corina, también quienes han estado apostando unos directamente por el régimen criminal con esa solvencia infinita del narco y otros por una falsa oposición muy equiparable al papel de muchos políticos del ultracentrismo en Europa.

Es también un hito histórico y una prueba más del cambio de era política y cultural en que ha entrado Occidente que ha extendido el pánico entre aquellos que ven naufragar su modelo y abre las puertas a la hegemonía de una cosmovisión que ha sido marginada, despreciada y perseguida desde hace medio siglo. Desde entonces, desde la retirada en rendición sin batalla y con entrega de todas sus posiciones académicas, culturales, mediáticas y hasta eclesiales de las fuerzas conservadoras y nacionales tras el sesentaiochismo y el triunfo de la Escuela de Frankfurt, el Premio Nobel de la Paz ha sido un fiel reflejo del «zeitgeist», el espíritu de los tiempos dominados por la socialdemocracia, el relativismo y el sentimentalismo supuestamente humanitario. Solo hay que recordar que lo obtuvieron los presidentes norteamericanos Jimmy Carter y Barack Obama, sin duda los que más debilitaron a EE.UU. y a Occidente y que por eso más gustaban a la izquierda europea. El cambio de era ya está aquí, el fin del delirio ideológico neomarxista con todas sus perversiones añadidas a lo largo de los años. El búnker progresista y los despistados de sus aliados del ultracentrismo naufragan electoralmente todas las semanas en algún lugar de Europa o América.

Tanto ha cambiado la situación que algunos creían que este año se le daría el Premio a Donald Trump, que sin duda tiene méritos sobrados y muchísimo mayores que Obama y Carter y los tiene, no ya por los espectaculares logros de este año que también, sino ya hace un lustro cuando logró los Acuerdos Abraham. No se enfade nadie porque no se lo han dado. Porque va a ser muy difícil tal como están las cosas que se lo puedan negar en un futuro próximo. Hace cinco años era un delirio pensar en ello. Pero los tiempos están cambiando mucho y a mejor.

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