Fundado en 1910

05 de mayo de 2024

coronel julio yañez

Coronel Julio Yáñez Golf (1934-2022)

La clarividencia de un infante de Marina

Fundó la Unidad de Operaciones Especiales, hoy parte de la Fuerza de Guerra Naval Especial, que aportó una notable capacidad operativa a la Armada

icono coronel julio yáñez
Nació en Palma de Mallorca el 19 de septiembre de 1934 y falleció en Madrid el 31 de enero de 2022

Julio Yáñez Golf

Graduado por la Escuela Naval de Marín, eligió la Infantería de Marina, arma en la que alcanzó el grado de coronel y estaba en posesión de numerosas condecoraciones. De la que más orgulloso estaba era de la Orden del Mérito Civil, concedida por las autoridades coloniales de Guinea Ecuatorial. Era el padre de Esther Yáñez González-Irún, primera mujer en alcanzar el rango de Capitán de Navío en la Armada.

A principios de septiembre de 1966, el entonces capitán de Infantería de Marina Julio Yáñez Golf se presentó ante el coronel Francisco Martínez de Galinsoga, a la sazón comandante del Grupo de Apoyo del Tercio Sur, para formularle una sugerencia: la necesidad de que el arma al que ambos pertenecían dispusiera de una unidad de élite para operaciones especiales. «Tiene usted cinco minutos para contármelo», le espetó el coronel. «Me sobran tres», replicó el capitán, según indica a El Debate Raquel, la sexta de los diez hijos del clarividente oficial. Así nació la Unidad de Operaciones Especiales (UOE), hoy integrada en la Fuerza de Guerra Naval Especial (FGNE). La idea le había venido a la mente tras haber asistido en Jaca al l Curso para Mandos de Unidades de Operaciones Especiales, a cargo de la Escuela Militar de Montaña y Operaciones Especiales, y en el que participaban por primera vez oficiales de la Armada.
Yáñez escribió en 2016, con motivo del 50 aniversario de la creación de la UOE, solicitó «poder organizarla, adiestrarla y dotarla del equipo, material y armamento necesarios y específicos para llevar a cabo misiones especiales por tierra, mar y aire, como reconocimientos anfibios, incursiones, golpes de mano, sabotajes tras las líneas enemigas, capturas de prisioneros, etc., así como que me aprobasen sistemas de captación y proselitismo y asistencia a los cursos necesarios para la formación del personal». La solicitud fue respaldada y Yáñez permaneció ocho años al frente de la unidad, hasta 1974, un periodo especialmente largo. «Por su prestigio», afirma a este periódico el general de División Juan Chicharro Ortega, antiguo comandante general de la Infantería de Marina, que conoció a Yáñez siendo alférez.
El general Chicharro destaca, asimismo, las notables aportaciones de la UOE a la capacidad operativa de la Armada, pues «facilitó una capacidad para las operaciones especiales, hasta entonces diluida, aglutinando no solo tradición y aventura, sino un espíritu único». «Hoy», prosigue, «la FGNE de la Infantería de Marina recoge aquel espíritu complementado que también le proporciona la antigua Unidad Especial de Buceadores de Combate. Sin olvidar la capacidad para el reconocimiento en las operaciones anfibias». Un legado duradero.
La vocación de infante de Marina del coronel Yáñez fue tempranera, pese a que su padre pertenecía al Ejército de Tierra, figurando entre el resto de responsabilidades que desempeñó la repatriación de las tropas de Guinea Ecuatorial o el Segundo Mando en Tercio Norte de La Armada. Fue, sin embargo, cuando asumía el Segundo Mando de la Agrupación de Infantería de Madrid cuando protagonizó un curioso episodio después del 23 de febrero de 1981, cuando tras serle encomendada la custodia del capitán de Navío Camilo Menéndez Vives –que se unió a la intentona una vez empezada–, se negó a endurecer sus condiciones de detención. Así lo recordó recientemente uno de los nietos de Menéndez, Miguel, en las redes sociales. ¿Le perjudicó ese comportamiento en su carrera? «En absoluto», precisa Raquel Yáñez.
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