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25 de abril de 2024

José Luis Pérez Payá Soler

EFE

José Luis Pérez-Payá (1928-2022)

Un señor en un mundo de pillos

Jugaba en el Atlético y, como no le hacían profesional, se marchó al Madrid, donde ganó dos Copas de Europa. Dejó el fútbol por su puesto de delegado de Trabajo en Castellón, pero después fue presidente de la Federación Española durante cinco años, cargo en el que fue maltratado injustamente

José Luis Pérez Payá Soler icono
Nació el 2 de marzo de 1928 en Alcoy y ha fallecido en Madrid el 12 de agosto de 2022

José Luis Pérez-Payá Soler

Jugó en el Baracaldo y en la Real Sociedad como amateur mientras estudiaba Derecho y Económicas. En 1950 se vino a Madrid y militó en el Atlético como aficionado durante tres años, en los que ganó una Liga. En 1953 firmó por el Real Madrid. Estuvo hasta 1957 y se adjudicó dos Copas de Europa y dos Ligas. En 1970 fue nombrado presidente de la Federación Española de Fútbol, cargo que ejerció durante cinco años.

Se caen las lágrimas cuando conoces la noticia. Se ha ido al cielo, al lado de sus amigos Di Stéfano y Gento. Ha fallecido José Luis Pérez-Payá, un hombre que lo fue todo en el fútbol, que vivió todas las parcelas del deporte rey, como futbolista y como directivo. La última vez que estuve con él fue hace tres años, en el Bernabéu, en un acto presidido por Florentino Pérez. Y estaba como siempre: elegante, atractivo, galán, con el pelo blanco, su corbata y su chaqueta siempre bien planchada, ya. José Luis remataba todo este semblante con una sonrisa conquistadora que demostraba seguridad y sabiduría.
El fútbol siempre fue algo secundario para él, como siempre decía, pero al final fue un capítulo muy importante en su trayectoria profesional y humana. Su padre le dijo que debía estudiar una carrera y a ello se dedicó en cuerpo y alma. Fue jugador amateur del Baracaldo y de la Real Sociedad mientras cursaba Económicas y Derecho en Deusto, y pasó a ser futbolista aficionado del Atlético de Madrid en 1950 cuando se dejaba los codos para sacar su oposición como inspector de trabajo.
Militó en una delantera de lujo del conjunto rojiblanco junto a Ben Barek, Juncosa, Carlsson y el gran goleador, Escudero. Así estuvo tres temporadas, en las que ganó una Liga. Pero quería ser profesional, se lo merecía y en el verano del 53 llamó al presidente del club, Luis Benítez de Lugo, para obtener su contrato. El dirigente se encontraba de vacaciones en Canarias y no respondió. Fue su padre quien llamó a Bernabéu, del que era amigo, para proponerle que su hijo fichara por el Real Madrid. Don Santiago, como le llamaban todos, le fichó al instante y le dio una buena ficha para la época, porque al no pagar traspaso hubo un buen dinero para el nuevo compañero de Di Stéfano, Gento, Muñoz, Molowny y Marquitos. El Atlético perdió un buen futbolista que reforzó el potencial del eterno rival.
Interior fino, José Luis conquistó las dos primeras Copas de Europa madridistas, las que generaron la leyenda de la entidad y del equipo hasta nuestros días.
Pero José Luis sorprendió al mundo entero cuando en 1957 decidió colgar las botas a los 28 años y en una forma física espléndida, porque se había ganado el puesto de delegado de Trabajo en Castellón. Pepe siempre decía que había estudiado toda su vida para ello y fue consecuente al tomar esta dura decisión. En 1963 llegó a ser el segundo cargo más importante de España como inspector de Trabajo y siempre manifestó con orgullo que fue en esa época cuando se instituyeron las pensiones para todos los jubilados.
Había dejado el fútbol con todo el dolor de su corazón, porque ya no jugaba con Di Stéfano y Gento, del que fue vecino siempre y al que perdió también hace unos meses. Era un talento muy importante que el fútbol no podía despreciar. Si había colgado las botas había que ficharlo como dirigente.
En 1970 fue elegido presidente de la Federación Española de Fútbol. Vivió un lustro de decisiones muy importantes a escala nacional e internacional en el balompié, pero en España se le trató muy injustamente. Era un hombre de consenso y le cayeron muchos palos por intereses contrapuestos. José Luis siempre decía que en esos cinco años sufrió más ataques que todas las patadas que le dieron como jugador.
Se ha ido un señor del fútbol en un mundo de listos, de pillos y hasta de ladronzuelos. Pero ya está jugando al fútbol en el cielo junto a Don Alfredo y Don Paco Gento, mientras Bernabéu le recuerda el gran contrato que le dio en 1963.
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