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27 de abril de 2024

Aníbal Palma (izqda.) junto a su asesor

Aníbal Palma (izqda.) junto a su asesorAFP

Aníbal Palma (1935-2023)

El «pibe» de Salvador Allende

Contribuyó al deterioro de la convivencia intentando poner en marcha un proyecto educativo adoctrinador y liberticida

Anibal Palma icono
Nació el 31 de octubre de 1935 en Santiago de Chile, donde falleció el 16 de febrero de 2023

Aníbal Francisco Palma Fourcade

Durante años compaginó la abogacía con una militancia activa en el Partido Radical. Salvador Allende le nombró sucesivamente subsecretario de Exteriores, ministro de Educación, secretario general del Gobierno y ministro de Vivienda y Urbanismo: cuatro cargos en menos de tres años, símbolo de una presidencia fallida.

Aníbal Palma fue apodado el «pibe» en los ámbitos de la izquierda chilena en los sesenta y durante la turbulenta presidencia de Salvador Allende, a principios de los setenta, por la temprana edad con la que accedió a cargos de responsabilidad. Primero en el seno del Partido Radical, exponente en Chile desde hace 160 años de la ideología liberal progresista.
Palma se afilió a la formación en 1952 y empezó escalando peldaños en el sindicalismo estudiantil, llegando a liderar la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile, hasta que sufrió una derrota a manos del joven democristiano Patricio Rojas, un futuro adversario político. Un enfrentamiento en el campus que prefiguró otros más políticos.
De sus años en la Facultad de Derecho también sacó Palma provechosas amistades, empezando por la de Ricardo Lagos, presidente de Chile a principios de este siglo, y que por entonces también iniciaba su andadura en las filas del Partido Radical. Ambos apoyaron la integración del radicalismo en Unidad Popular, la coalición izquierdista que, por una estrechísima diferencia de votos, logró instalar a Allende en el Palacio de la Moneda.
Pero mientras Lagos fue destinado a cargos administrativos, Palma se metió de lleno, o fue metido, en la política pura y dura. La primera responsabilidad que asumió –tenía 34 años– fue la subsecretaría de Asuntos Exteriores. De allí pasó, en 1972 y con categoría de ministro de pleno derecho, a Educación, donde solo pasó cinco meses.
Tiempo suficiente, sin embargo, para incendiar Chile al intentar poner en marcha el controvertido proyecto de «Escuela Nacional Unificada» que, de haber salido adelante, hubiera reducido notablemente, la libertad educativa. La enérgica protesta de la Iglesia católica, así como de numerosas entidades, frustró una aventura que se enmarcaba en la estrategia allendista de división social permanente.
El fracaso no privó en absoluto a Palma de la confianza del presidente de la República: al cabo de unos meses, Allende le encomendó a continuación la Secretaría General del Gobierno y, posteriormente, la cartera de Vivienda y Urbanismo. Poco pudo hacer Palma en el corazón de un mandato que se descomponía a pasos agigantados, siendo cesado el 28 de agosto de 1973, exactamente dos semanas antes del golpe de Estado impulsado por el general Augusto Pinochet.
La dictadura implementada por este último deportó inicialmente a Palma, en compañía de otras personalidades relevantes de la etapa de Allende, al campo de concentración de Isla Dawson, de duro clima y de trágico recuerdo por los trabajos forzosos que se vieron obligados a efectuar sus presos. Palma también frecuentó otros lugares de detención, como el de Tres Álamos, antes de poder marcharse al exilio en 1976.
Su lugar de desembarco fue la Facultad de Derecho de la Universidad de Bremen. Palma sacó, asimismo, partido de sus nueve años en Alemania para establecer contactos con el Partido Socialdemócrata, de cara a obtener ayuda política y financiera para la oposición chilena. Palma logró el objetivo y en 1985 volvió a un Chile cuya dictadura, en cumplimiento de sus compromisos –aunque sin abandonar su dureza represiva–, permitió una limitada actividad opositora.
Un escenario que Palma aprovechó para desatar una escisión dentro del radicalismo que se verificó en dos tiempos: la creación de un nuevo partido y su posterior adhesión al Partido Socialista. Allí se reencontró con Lagos, si bien fue un presidente democristiano, Eduardo Frei Ruiz-Tagle quien le designó para desempeñar dos embajadas, primero la de Costa Rica y después, la de Colombia.
La diplomacia fue el paradero de varios miembros de la élite allendista: había que agradecerles los servicios prestados, pero Chile ya estaba inmerso en otra etapa política. En el caso de Palma figuraba, además, su mala suerte con el sufragio universal: perdió las dos veces que postuló a un escaño en el Senado.
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