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05 de mayo de 2024

Bill Richardson

Bill RichardsonEFE

Bill Richardson (1927-2023)

Un gran amigo de España

Hijo de madre mexicana y abuela oriunda de Villaviciosa, fue uno de los hispanos más relevantes de las últimas décadas

Bill Richardson
Nació el 15 de noviembre de 1947 en Pasadena, California y ha muerto el 2 de septiembre de 2023 en Chatham, Massachusetts.

William Blaine Richardson III

Gobernador de Nuevo México

Tuvo una de las carreras políticas más brillantes de los Estados Unidos y probablemente la más notoria entre la comunidad hispana de la que siempre fue un representante relevante. No solo por su papel como gobernador de Nuevo México en dos mandatos. También por su papel en la Administración Clinton como secretario de Energía y como embajador en la ONU.

El sábado tuvimos conocimiento del fallecimiento de Bill Richardson, exembajador de Estados Unidos ante las Naciones Unidas, ex gobernador de Nuevo México, miembro prominente del Partido Demócrata y candidato a la nominación presidencial en 2007; además de haber sido secretario de Energía y de Comercio en las Administraciones Clinton y Obama, si bien en esta última renunció antes de tomar posesión, debido a unas presuntas irregularidades durante uno de sus dos mandatos como gobernador, finalmente quedaron archivadas.
Su dilatada carrera profesional como congresista y diplomático fue notoria, cuatro largas décadas. Richardson adquiere gran relevancia por otra de sus vertientes, quizá la más importante y la que aquí nos interesa resaltar, la de miembro destacado de las comunidades hispanas de los Estados Unidos.
William Blaine Richardson nace en Pasadena, California, en 1947, en el seno de una familia de profundas raíces hispanas por ambas partes. Su madre era mexicana y su abuela materna oriunda de Villaviciosa, Asturias. Es, en este aspecto, el de miembro prominente de las comunidades hispanas de los Estados Unidos, en donde el gobernador Richardson alcanzó las más altas cotas de popularidad. En los felices 90, como se conoce en Washington DC a las dos Administraciones Clinton, Bill Richardson fue un codiciado congresista, habida cuenta su empatía entre los electores hispanos. A su locuacidad, trato cercano y gran sentido del humor, se unía su enorme capacidad para generar ambientes distendidos, lo que le convertía en el ticket ideal para integrar candidaturas. En ese sentido, la causa hispana en los Estados Unidos le debe mucho.
Gran amigo de España, siempre dispuesto a tender lazos en las relaciones bilaterales entre ambos países y favorecer las inversiones y los intercambios comerciales, fueron numerosos los políticos y empresarios que buscaban sus sagaces consejos o puntos de vista sobre diversos aspectos.
Tuve la fortuna de conocer al gobernador Richardson en uno de sus frecuentes viajes a España, con motivo de la III Convención de Líderes Hispanos de Estados celebrada en Madrid, en 2008 y organizada por la Fundación Carolina del Ministerio de Asuntos Exteriores. El gobernador Richardson clausuró el encuentro en la Casa de América. Con anterioridad a la clausura estuvimos conversando con el secretario general de iberoamericano, Enrique V. Iglesias. Ambos tenían una buena amistad, que se remontaba al paso de este último por el Banco Interamericano de Desarrollo, con sede en Washington DC, del que fue presidente. Con posterioridad a aquel encuentro, tuve más ocasiones de coincidir con el gobernador. Recuerdo una nueva ocasión en la que le comentaba que, al día siguiente, viajaría a Cartagena de Indias, Colombia, con motivo de los preparativos de una Convención de Jóvenes Políticos Iberoamericanos, el gobernador me hizo una serie de recomendaciones que me fueron de mucha utilidad en aquel momento. Más adelante, en un viaje a Santa Fe, Nuevo México, traté de visitarle, pero resultó imposible. Viajero infatigable, el gobernador siempre se encontraba inmerso en continuos viajes. De todos es conocida su faceta en la defensa y promoción de los derechos humanos. Su mediación en la liberación de rehenes y resolución de conflictos. Esta intensa actividad le supuso su nominación al Premio Nobel de la Paz, en varias ocasiones.
Con Richardson se nos va un político de una gran talla. Perteneciente a ese selecto club que, poco a poco, se va extinguiendo. Grandes negociadores, capaces de alcanzar amplios consensos. Conocedores de que cualquier negociación implica dar el debido espacio al contrario, realizar concesiones, reconocer al contrario... algo que en breve nos sonará a un tiempo remoto. Al tiempo de ayer. Descanse en paz este gran amigo de España.
  • Gustavo Rovira Salinas es director de proyectos y secretario de la Fundación General de la UNED
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