El artista Fernando Botero
Fernando Botero (1932-2023)
El mayor artista colombiano de la historia
El pintor y escultor se hizo mundialmente conocido por los desnudos de mujeres corpulentas conocidas en todo el mundo como «las gordas de Botero».
Nació en Medellín (Colombia) el 19 de abril de 1938, y murió en Montecarlo (Mónaco) el 15 de septiembre de 2023
Fernando Botero Angulo
Artista
Fue pintor, escultor, muralista y dibujante nacido en Colombia y de proyección universal, lo que le generó infinidad de envidias. La realición de su hijo homónimo con la campaña electoral de Ernesto Samper, que le llevaría a la cárcel por aceptar financiación electoral del narcotráfico, fue uno de los momentos más duros de su vida.
Pocos artistas en el mundo han hecho más por promover la belleza femenina alejada de los cánones clásicos que Fernando Botero. Sus personajes voluminosos y, sobre todo, sus mujeres orondas y magníficas, encandilaron a medio mundo no sólo en centeneres de museos, sino en las calles de decenas de ciudades siendo parte del paisaje urbano.
El pintor y escultor nace en Medellín en 1932 y a los 16 años vende su primera obra centrada en la tauromaquia, un mundo que le enloquece desde que empezara la educación secundaria en una escuela para toreros. En esa época también trabaja como ilustrador del periódico El Colombiano tras lo que puede, no sólo terminar el Bachillerato, sino viajar a Estados Unidos y Europa donde visita cientos de museos y se forma como dibujante y pintor pasando largas temporadas en Madrid y París.
Además de la tauromaquia le atraen, con 20 años, otros de los grandes temas pictóricos de la América Latina de la época: el indigenismo y el nacionalismo, sobre todo el de los muralistas de México donde se va a vivir con su primera mujer, Gloria Zea, coleccionista y gestora cultural.
A mediados de los años 50 empieza a desarrollar el estilo por el que se haría mundialmente famoso, una fusión entre vanguardismo, naturalismo y figurativisimo donde resaltan hermosísimos personajes de belleza nada canónica, en muchos casos mujeres desnudas a las que no tardaría en conocerse como «las gordas de Botero». Pero recibe importantes críticas de los que preferían las vanguardias francesas. Sin embargo, no desiste. Se instala en Nueva York donde bebe de todas las vanguardias del momento y depura su estilo que durante las décadas siguientes va ganando en reconocimientos y afectos. Expone en París, en Nueva York, en Washington… y el mundo entero le adora.
Retratos, naturalezas muertas, motivos antioqueños e indígenas, motivos taurinos, motivos religiosos, animales, autorretratos y la reinterpretación de algunas obras míticas de artistas como Piero della Francesca, Diego Velázquez o Leonardo Da Vinci marcan una carrera prolífica en la que no paró de trabajar.
Pero tan famosos como sus cuadros, que están colgados en museos de los cinco continentes, son sus esculturas, también inmensas, talladas en bronce en diversas pátinas y en mármol de Carrara. Muchas de ellas están, por supuesto, en las ciudades colombianas de Medellín, Bogotá y Cartagena; otras, en las latinoamericanas, Ciudad de México, Santiago de Chile, San Juan y Buenos Aires; también hay en Lisboa, Londres y Ciudad de Mónaco, en Europa, además de en Singapur, Jerusalén, Nueva York y Dubai, entre otras muchas. En España, pueden verse en Madrid, Barcelona, Palma de Mallorca, Oviedo y La Coruña. Pero, muchos detractores de Botero han considerado su arte poco serio y su inmensa aceptación popular la han atribuido a sus buenas relaciones políticas.
Casado en tres ocasiones (1954, 1964 y 1978) y padre de cuatro hijos, pasó los últimos años de su vida acudiendo a reconocimientos y honores y pasando largas temporadas en sus residencias de Francia, Italia, Colombia, Nueva York y Montecarlo.
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