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05 de mayo de 2024

Mario Zagallo

EFE

Mario Zagallo (1931-2024)

El mago del fútbol brasileño

Fue el primero en ganar el Mundial como jugador y seleccionador; jugó junto a Pelé antes de entrenarle

Mario Zagallo  icono
Nació en Aleteia (Brasil) el 9 de agosto de 1931 y falleció en Río de Janeiro el 5 de enero de 2024

Mario Jorge Lobo Zagallo

Jugador y entrenador de fútbol

Seleccionador de Brasil en diversas ocasiones, este católico practicante y padre de 4 hijos fue, sobre todo, un ejemplo de humildad en un universo de vanidades.

Entre las finales míticas de los mundiales de fútbol, desde su creación en 1930, ocupa un lugar partículas la de la edición de 1970, celebrada en el Estadio Azteca, en Ciudad de México, que vio enfrentarse a las selecciones de Brasil e Italia. Venció la primera por 4 goles a 1 en lo que fue una oda al fútbol de ataque adornado con una estética inconfundible. Los pilares de la «canarinha» se llamaban Carlos Alberto, Jairzinho, Rivellino y, por supuesto, Pelé.
Mas este último, además de desplegar su mejor juego –fruto de la madurez: ya contaba con 30 años– vivió una experiencia original: estaba a las órdenes de un seleccionador, Mario Zagallo, su antiguo compañero en el terreno de juego, con el que se proclamó campeón del mundo en 1958 en Suecia y en 1962 en Chile. Por lo tanto, Zagallo es la primera persona que venció la máxima competición balompédica como jugador, primero, y como seleccionador, después. Un olimpo que solo han alcanzado, posteriormente, otras dos personas, Franz Beckenbauer con Alemania y Didier Deschamps con Francia.
Zagallo vivió por y para el fútbol: sin ir más lejos, su infancia transcurrió en el barrio de Tijuca de Río de Janeiro, donde presenció la construcción del estadio de Maracaná, el más grande del mundo. Pero es solo una anécdota, pues este hijo de un futbolista del Club de Regatas de Brasil pronto desarrolló sus propias habilidades con el balón, que le permitieron desarrollar una interesante trayectoria en el Flamengo y en el Botafogo, equipos a los que luego entrenaría.
Aunque su balance en ambos equipos fue aceptable -con varios «campeonatos cariocas» (del Estado de Río) en su haber-, palidece en comparación con los dos mundiales; no solo por la importancia del trofeo, sino haber sido partícipe de la revolución táctica que supusieron. En el mundial de Suecia, la «canarinha» pasó de un 4-2-4 a un por entonces inhabitual 4-3-3 para adaptarse a la curiosa disposición a retroceder al centro del campo para ayudar al lateral Nilton Santos.
Cuando el equipo tenía la posesión, buscaba a su nueva estrella, Pelé, de 17 años. Su habilidad para aparecer en ambos extremos del campo resultó crucial en la final –Zagallo marcó el cuarto gol– contra los anfitriones que abrieron el marcador poco después del saque inicial. Un 4-3-3 que Zagallo repitió exitosamente, ya como seleccionador, en el Mundial de Méjico.
En cambio, cuatro años más tarde, en Alemania, optó por un juego algo más vulgar y Brasil no pasó de las semifinales, cayendo eliminado por los Países Bajos de Cruyff. Zagallo, tras entrenar a diversos clubes, volvió a dirigir a Brasil en el Mundial de Francia de 1998, donde llegó a la final que perdió frente a la formación de Zidane. Sin embargo, siguió como asistente técnico dos mundiales más: su nombre está irremisiblemente unido a la «canarinha».
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