
Esteban López-Escolar
Esteban López-Escobar (1941-2025)
Un profesor de leyenda
Sus alumnos lo consideraban también como algo más que un profesor, lo veían como alguien con «mito», alguien que crea una leyenda a su alrededor, admirable y divertida, asombrosa

Esteban López-Escobar Fernández
Catedrático
Se convirtió pronto en un académico de nivel internacional, que formaría parte de la Junta de Gobierno del International Institute for Communications (Londres), European Institute for the Media (Manchester y Düsseldorf), 'fellow' de Joan Shoresntein Center for the Press, Politics and Public Policy de la Universidad de Harvard
La Universidad sin estudiantes no es universidad, pero tampoco lo es sin maestros. Con el fallecimiento de Esteban López-Escobar se nos va un auténtico maestro, un profesor muy popular y querido, y un investigador brillante, de los que marca una época en su campo y reconocido en todo el mundo. Pero, sobre todo, fue un universitario.
Yo lo conocí en 1981 cuando comencé primero de Periodismo en la Universidad de Navarra. Muy pronto me cautivaron sus clases, me interesó el tema del que hablaba y, tras mi primer examen parcial, comencé a trabajar con él. En el año 1986 se convirtió en mi director de tesis y desde entonces me acompañó en toda mi carrera académica.
Sus alumnos lo consideraban también como algo más que un profesor, lo veían como alguien con «mito», alguien que crea una leyenda a su alrededor, admirable y divertida, asombrosa. De ahí sale su historia sobre la hora de Nueva York, su amor por el teatro y su participación activa en la producción de obras teatrales en el campus.
Su vocación docente no se limitó a las aulas de grado, también fue un maestro para sus doctorados. A los que hicimos la tesis con él no dejó nunca de inculcarnos la idea de que hacer la tesis doctoral es convertirse en universitario y por tanto, un apasionado por la verdad, por el rigor, por las cuestiones de fondo. Entre ellos hay muchos profesores universitarios brillantes, con carreras profundas y fecundas, en todo el mundo, muchos de ellos catedráticos de varias universidades españolas y de otros lugares del mundo.
Esteban fue un maestro también para sus colegas. Primero porque fue un pionero de los estudios de comunicación en España. Su investigación, como sucedió en todo el mundo con los autores pioneros de la investigación en comunicación, fue amplia en sus temas. Se convirtió pronto en un académico de nivel internacional, que formaría parte del board del International Institute for Communications (Londres), European Institute for the Media (Manchester y Düsseldorf), fellow de Joan Shoresntein Center for the Press, Politics and Public Policy de la Universidad de Harvard y sería el primer profesor de una universidad española en ser elegido presidente de la Asociación Mundial para la Investigación de la Opinión Pública (WAPOR).
Pero él siempre tuvo interés por las cuestiones básicas de la comunicación. Tal vez eso explica su empeño por formación del Departamento de Comunicación Pública de la Facultad de Comunicación de la Universidad Navarra, centrado desde perspectivas diversas en las cuestiones fundantes de la comunicación. En su investigación, fundó en esa línea la teoría comunicativa de lo social, sin descuidar otras líneas como la investigación en agenda-setting que desarrolló junto con Maxwell McCombs, recientemente fallecido también.
Él afirmaba que la comunicación explica la vida social. Esa profundidad teórica estuvo presente en su carrera académica desde sus comienzos. Fue el hilo conductor de toda su trayectoria, desde su primer trabajo sobre Marshall McLuhan hasta su último gran estudio sobre Charles Cooley.
Pienso que esto da a su vida académica una profundidad y una perspectiva especialmente relevante hasta el punto de que todos los que hemos trabajado con él y todos sus colegas, percibimos en él una pasión por los temas de investigación en comunicación, una convicción de la gran relevancia de la comunicación como un tema de investigación universitaria.
Esteban hizo de su campo de estudio un entorno para la amistad. Tuvo muchos amigos por todo el mundo, viajó por todas partes, participó en congresos, impartió clases y conferencias… Pero no descuidó nunca a sus colegas de la Universidad de Navarra. Para todos fue un maestro, preocupado de las cuestiones profesionales e intelectuales de cada uno, pero también de las personales.
Esteban era un hombre de fe profunda que se notaba. Hizo de su pasión por la universidad y la comunicación un camino de encuentro con Dios. Era un hombre cercano y sobrenatural, con una devoción tierna por la Virgen de la Ermita del Campus de la Universidad.
Esteban López-Escobar fue un maestro que nos enseñó que la universidad es, efectivamente, una reunión de estudiantes y maestros para tratar sobre la verdad, pero no es un lugar cerrado sobre sí mismo, sino que es un lugar que mira hacia fuera, que mira el mundo que se interesa por las cuestiones universales relevantes y que se interesa por las personas. Ese fue Esteban, ese es mi maestro.
- Manuel Martín Algarra es catedrático de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra.