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Forsyth

Frederick ForsythEFE

Frederick Forsyth (1938-2025)

El autor de «Chacal» y mucho más

Se sentaba a trabajar a las 7 de la mañana. Después de trabajar unas seis horas escribiendo unas 4.000 palabras descansaba un rato por su granja de Hertfordshire antes de sentarse a corregir lo redactado unas horas antes. En unos 55 días el trabajo estaba terminado

Forsyth
Nació el 25 de agosto de 1938 en Ashford, Kent, y ha fallecido el 9 de junio de 2025 en Jordans, Buckinghamshire)

Frederick McCarthy Forsyth

Escritor

Fue uno de los autores de 'thrillers' más exitoso del último medio siglo, aunque no de los más prolíficos. Saltó a la fama en 1971 con 'Chacal' y su éxito perduró casi sin excepción. En 2010 la editorial Bantham le pagó 9 millones de libras como anticipo por dos libros: 'Cobra' y 'La Lista.

La literatura de Forsyth ha sido un referente en mi vida. Desde luego no por sus virtudes estilísticas sino por sus tramas fascinantes, que te cautivaban y era imposible dejarlas. Me recuerdo con quince años en el dormitorio de mi colegio donde pernoctábamos unos treinta jóvenes. Después de apagarse la luz me metía debajo de las mantas y seguía leyendo a la luz de una linterna La alternativa del Diablo, su novela sobre la Guerra Fría. O cuando salió El Cuarto Protocolo en 1984 sobre una amenaza terrorista en Inglaterra, también durante la Guerra Fría recuerdo haberme quedado dos días leyendo sin ir a la facultad.

Forsyth llegó a la novela desde el periodismo donde fue enviado de guerra en Biafra. Esta profesión acabó dejándole sin un céntimo y tuvo la irracional idea de intentar hacer un poco de caja con un libro. En 35 días escribió su mítico Chacal, la novela sobre el intento de asesinato del presidente Charles de Gaulle perpetrado por un asesino a sueldo contratado por la OAS. El libro fue rechazado por cuatro editoriales. Sería publicado en 1971 y acabaría vendiendo millones de ejemplares y le consagraría como autor. El impacto del libro fue tal que el terrorista más famoso de Francia entonces, Ilich Ramírez Sánchez, pasó a ser conocido como «Carlos el Chacal». En la novela se explica que Chacal es la suma de las dos primeras sílabas de su nombre y apellido, Charles Calthrop.

Su experiencia en Biafra le sirvió para su libro Los Perros de la Guerra (1974) en el que narra cómo son contratados unos mercenarios para dar un golpe de Estado en un país africano. La obra es en buena medida una reivindicación del trabajo de los mercenarios. El país que inspira el golpe es Guinea Ecuatorial, pero nunca se menciona ese nombre en la trama. Forsyth sentía una gran atracción hacia España y lo español. No en vano había pasado en su adolescencia unos meses en Granada tomando clases para ser torero. La trama de Los Perros de la Guerra pasaba por España a donde los mercenarios acudían a comprar las armas para su golpe. Un general muy próximo a Franco les gestionaba la venta y aunque iban a embarcarlas en Valencia, finalmente lo hacen en Alicante por tener menos vigilancia. Lo que acabo de contar es lo que dice la edición inglesa. La española aparecida también en 1974 y todas las reediciones posteriores cambiaban España por Yugoslavia, Franco por Tito y Valencia y Alicante por Split y Dubrovnik. La censura se levantó en España, pero la editorial nunca se molestó en corregir la edición.

Forsyth tenía una manera muy rigurosa de trabajar. Recolectaba datos permanentemente y cuando había ideado una trama se sentaba a trabajar a las 7 de la mañana. Después de unas seis horas escribiendo unas 4.000 palabras descansaba un rato paseando por su granja de Hertfordshire antes de sentarse a corregir lo redactado unas horas antes. En unos 55 días el trabajo estaba terminado.

Escribió diecisiete novelas, otros ensayos y unas memorias, El Intruso, en las que cuenta sus andanzas juveniles en España, incluyendo su aventura sexual con una condesa en su finca a las afueras de Granada. Así era la rigidez moral de la España franquista.

Forsyth pertenecía al ala euroescéptica del Partido Conservador y fue un activista contra Europa. Y tenía muy claro por qué se había dedicado a lo que se dedicó. Así lo explicó: «Hay cuatro razones por las que la gente elige ser escritor. Una, porque tienen un mensaje para la humanidad. Yo no lo tengo. Dos, porque eres un escritor compulsivo y yo soy lo contrario. Hay que arrastrarme a la maldita máquina de escribir. La tercera razón es por fama y glamur, que a mí me dan igual. La cuarta razón, el dinero, es la mía».

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