
Carlos Carnicero
Carlos Carnicero (1951-2025)
Periodista, viajero y vendedor de sueños
Fue además escritor, presentador de televisión y brillante polemista que tenía una mirada apasionada, a veces furiosa, de los años de la Transición

Carlos Carnicero Jiménez de Azcárate
Periodista
Tuvo una primera vida política en la que fue secretario federal de Organización del Partido Carlista en la Transición; fue candidato al Congreso como número dos en la lista del Frente Autonomista Aragonés por Zaragoza en 1977, y en 1979 como número uno del Partido Carlista de Euskadi por Guipúzcoa. A su vida política, le sucedió su carrera periodística: subdirector de la revista Tiempo, que dirigía Pepe Oneto; cofundador, con Julián Lago, de la revista Tribuna; director adjunto de Diario 16, con Pedro J. Ramírez, director de la revista semanal Panorama, del Grupo Zeta de Antonio Asensio.
Antes de despedirse de este mundo, quiso dejarnos escritos sus recuerdos, pero no pudo: la memoria se le fue antes que la vida. Lástima. Porque las memorias de Carlos Carnicero Jiménez de Azcárate, periodista, escritor, viajero, presentador de televisión, brillante polemista, nos hubieran aportado una mirada apasionada, a veces furiosa, de los años de la Transición y de los años en los que intentó ver el mundo sin salir de Cuba, pero se lo impidió su corazón: tres amores nacidos en Cuba, tres esposas cubanas, que por razones que él aceptaba pero no acababa de compartir, eran más partidarias de vivir en Madrid que en La Habana.
Su vida política se inició en 1970, cuando conoció a Txiki Benegas, entonces secretario de las Juventudes Socialistas, años después secretario de Organización del PSOE. A su vida política, le sucedió su carrera periodística: subdirector de la revista Tiempo, que dirigía Pepe Oneto; cofundador, con Julián Lago, de la revista Tribuna; director adjunto de Diario 16, con Pedro J. Ramírez, director de la revista semanal Panorama, del Grupo Zeta de Antonio Asensio. Fue bajo su dirección, cuando la revista Panorama llenó los quioscos de vídeos y fascículos promocionales, con tiradas que llegaron a sobrepasar los 400.000 ejemplares.
En paralelo a la dirección de Panorama presentó en Antena 3 el programa Confesiones, en el que una persona anónima pedía perdón delante de las cámaras, una fórmula de éxito que le convirtió en personaje popular. De Panorama y Confesiones pasó a dirigir la revista Viajar, unos años en los que, después de varios encuentros y reportajes, nació el que sería su gran amor: Cuba.
La isla le costó el divorcio de su primera esposa, hermana de Txiki Benegas, la pérdida de muchos posibles empleos, y el alejamiento de sus amigos en Madrid. También perdió gran parte de sus contactos políticos. A cambio, conoció de pleno la felicidad: se levantaba tarde, paseaba a sus perros por el malecón, leía la prensa en una conexión especial a internet que le había instalado la Cadena Ser y entraba en directo, a la hora de las tertulias nocturnas en España, la hora del ron en La Habana, para polemizar primero a favor del PSOE, años después en su contra.
En el camino: tres matrimonios, una revista sobre Hispanoamérica para su distribución en las embajadas, y muchos sueños para no salir de Cuba, todos frustrados, entre ellos un periódico para turistas.
Fue mi director en Panorama y en Viajar. La última vez que le vi, traté de que recordara los buenísimos momentos que habíamos compartido en ambas revistas, la facilidad con que contagiaba sus pasiones a toda la Redacción, los proyectos que nadie podía negarle después de compartir con él mesa y conversación. Era un gran vendedor de sueños. Murió sin un euro —me consta—, asistido por su único hijo, de su primer matrimonio. Vivía en Madrid, en un piso muy pequeño, de alquiler, con su cuarta esposa, y con el mayor de sus sueños: volver a Cuba, a La Habana, al encuentro con el mar que se le llevó la memoria a cambio de regalarle la felicidad.
- Mariano López fue redactor jefe en Panorama, director adjunto en Viajar, en ambas revistas con Carlos Carnicero