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HorizonteRamón Pérez-Maura

Y Sánchez salvó a Revilla

Todo el mundo sabe que las dimisiones simultáneas solo suceden cuando en realidad son destituciones. Como en este caso

Actualizada 01:30

El pasado 8 de febrero decíamos aquí en relación con los túneles y los trenes de Cantabria que «han conseguido encontrar dos cabezas de turco: el jefe de Inspección y Tecnología de Vía de la Administración de Infraestructuras Ferroviarias (ADIF) y el responsable de Gestión de Material en Renfe. Era difícil encontrar alguien menos relevante para correr con la responsabilidad de los 258 millones de euros mal gastados en esta chapuza. Pero me reconocerán ustedes que, sin saber cómo se distribuyen las competencias en ADIF, suena raro, raro, que el 'jefe de Inspección y Tecnología de Vía' sea el responsable de los vagones. Es como si el ministro de Fomento, que hace las carreteras, fuera también el responsable de los coches que circulan sobre ellas. Raro, rarísimo. Y en Renfe le han echado la culpa al responsable de 'Gestión de Material'. Yo tampoco sé cómo funciona Renfe, pero en cualquier empresa del mundo el responsable de gestión del material es el que lo supervisa una vez que lo recibe. No el que lo encarga y vigila su proceso de producción. Todavía más raro. Y con todo esto queda excluido de cualquier responsabilidad Isaías Táboas, el presidente de Renfe que cobra 173.884,76 euros al año (…)». Disculpen la autocita.

Al final la presa no pudo contener la crecida y era tal el peligro de que al desbordarse se llevase por delante a gentes como el presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, o como la ministra de Transportes, Raquel Sánchez, que ayer por la tarde, cinco minutos antes de que la ministra se reuniese con los presidentes de Asturias y Cantabria, la secretaria de Estado de Transportes y el presidente de Renfe presentaron la dimisión. Había que impedir la foto de la ministra junto a dos presidentes autonómicos mal encarados que saben que sus puestos corren peligro en las elecciones del 28 de mayo.

Habrá quien crea que Sánchez pudiera haber querido salvar al asturiano Barbón, pero no al cántabro Revilla. No lo creo. Revilla nunca habría sido presidente de Cantabria sin el constante apoyo del PSOE. Recordemos que sólo hace cuatro años ganó unas elecciones por primera vez –y lejos de la mayoría absoluta. Y el PSOE es hoy el tercer partido de la cámara. Así que las posibilidades que tienen los de Sánchez de ganar y ocupar la Presidencia de Cantabria son remotas. Prefieren tener en el poder allí a un Revilla dependiente del PSOE que un centro derecha sin rendir pleitesía.

El electorado de Revilla lleva demasiado tiempo oyéndole gritar sin conseguir nada a cambio. Así que empiezan a estar un poco hasta la coronilla. Hay escándalos como éste de los trenes que no entraban en los túneles en los que Revilla y los suyos no tendrán culpa directa. Pero cuando tú te has tirado el farol de que le habías sacado el AVE a Reinosa al Gobierno de Zapatero y ese tren, ni está ni se le espera, tu electorado empieza a culparte de casi todo lo que pasa con los trenes. Y es comprensible. Ayer la ministra de Transportes tuvo el valor de decir que está de nuevo en marcha la licitación hasta Aguilar de Campoo, que sigue siendo provincia de Palencia. Y Revilla le dio crédito como se lo dio en su día a José Blanco. No se le ocurrió desmentirla ni cuando ella se atribuyó obras que llevan muchos años en marcha, como la mejora de la carretera del Desfiladero de la Hermida, que se puso en marcha con el Gobierno de Rajoy.

Cuando un partido como el de Sánchez se convierte en dependiente de otro como el populista de Revilla, se junta el hambre con las ganas de comer. El peso de Revilla es tal que ha conseguido que se sacrifique a una secretaria de Estado y al presidente de Renfe. Porque todo el mundo sabe que las dimisiones simultaneas solo suceden cuando en realidad son destituciones. Como en este caso.

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