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05 de mayo de 2024

Vidas ejemplaresLuis Ventoso

Carta naíf al «estimado Pedro»

El líder del PP debe ir despertando: ese PSOE de Estado y patriótico que invoca hace tiempo que ya no existe

Actualizada 15:46

En pleno domingo de cierre de julio, Feijóo ha enviado una carta pública a Sánchez en la que le pide verse la próxima semana y abrir «un diálogo responsable en beneficio de la estabilidad política e institucional de España». El ganador de las elecciones del pasado día 23 recuerda al candidato que ha quedado de segundo, a 16 escaños, que en España la tradición establece que gobierna aquel que ha logrado más votos en las generales. Feijóo también señala que deben evitarse «combinaciones negativas» -es decir, alianzas con los separatistas- que «dañen gravemente la cohesión territorial y lleven al límite nuestro sistema constitucional».
La carta, en la que tutea a su adversario y lo trata de «Estimado Pedro», es tan honorable y razonable como profundamente naíf. Es algo así como si en El Señor de los Anillos el esforzado hobbit Frodo Bolsón le escribiese una misiva a Saurón, el Señor Oscuro, para buscar alguna forma de diálogo en favor de la estabilidad de la Tierra Media. En la propia tarde dominical, Sánchez le ha respondido pasando olímpicamente de su oferta de verse la semana que entra y le ha dicho a su estilo chuleta que hasta que pase el 17 de agosto, nanay.
El mismo día en que Feijóo remitía su razonable -e ingenua- carta al «estimado Pedro», el periódico de cabecera del receptor de la epístola abría a todo trapo con este titular: «El PSOE y Sumar buscan una pista de aterrizaje para Junts». Traducción de la jerga eufemística Prisa al español: los emisarios de Sánchez ya están tanteando a Puigdemont para buscar una fórmula que permita colar sus exigencias, aun siendo tan inaceptables como un referéndum y una amnistía general para los golpistas catalanes.
Con su misiva, imagino que los estrategas de Génova han tratado de mantener la iniciativa y poner en valor el hecho cierto de que es el PP quien ha ganado las elecciones. Pero en la carta subyace uno de los errores más contumaces de Feijóo: apelar a un sentido de Estado del PSOE que simplemente ya no existe, que empezó a erosionarse con el zapaterismo y que se hizo añicos el día en que Sánchez llegó al poder con 84 escaños.
El actual presidente okupó el poder en junio de 2018, tras ser vapuleado en las urnas, merced a una infame alianza con ERC, partido que acababa de dar un golpe separatista solo nueve meses antes. Lo recuerda con todas las letras la crónica de «El País» sobre la pista de aterrizaje de Puigdemont, cuando señala que parece difícil entenderse con Junts, pero que también lo era llegar a un acuerdo con ERC en 2018, con Junqueras en la trena condenado a 13 años, y se logró gracias a las negociaciones de «Salvador Illa, Adriana Lastra y Ábalos» con «Marta Vilalta, Josep María Jové, procesado por la organización del referéndum del 1-O, y Gabriel Rufián, con un documento que abría paso a la mesa de diálogo y permitió la investidura de Sánchez».
Así es. Ese es el mal primigenio que invalida al sanchismo y esa es la operación que están intentando repetir ahora, simplemente cambiando el apellido Junqueras por el apellido Puigdemont. Feijóo y su partido debería estar consagrados a denunciar tal desafuero con todas sus fuerzas, en lugar de apelar al sentido institucional y patriótico de Sánchez, quien precisamente supone un problema para España por carecer por completo de tales atributos.
Una y otra vez durante la campaña, Feijóo apeló a un entendimiento con el otro PSOE, el serio, el de Estado, el patriótico. Llegó incluso a llamar a los barones socialistas a no apoyar la investidura de Sánchez si su líder no ganaba las elecciones. Todo eso es una fantasía. No existe ese PSOE al que apela, salvo en algunos veteranos jubilados, que en realidad están más fuera que dentro de la formación, en la que no pintan nada y donde se les desprecia hasta rozar el odio. Solo queda el Partido Sanchista, con unas bases radicalizadas, que tras perder los comicios coreaban en Ferraz el «no pasarán» de Pasionaria y los milicianos republicanos en la batalla de Madrid. Solo queda un partido que prefiere entenderse con una formación con etarras en sus listas que con el PP. Solo queda un partido que prefiere al prófugo Puigdemont, si se aviene a dar su plácet desde Waterloo, que al moderado Feijóo.
Vienen tiempos complicados. Conviene empezar a ponerse en su sitio y olvidar las fantasías animadas de ayer y hoy. El PSOE nunca le dará ni agua al centro-derecha, que además solo puede llegar hoy al poder del ganchete con Vox, hecho que el PP debería empezar a asumir sin complejos y defender ante la opinión pública.
El «estimado Pedro», Alberto, no irá contigo ni a tomarse una caña a la tasca de la esquina.
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