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28 de abril de 2024

El astrolabioBieito Rubido

Corrompe las leyes y llegarás a la dictadura

El sanchismo, que ya no tiene nada que ver con el socialismo, invoca una dudosa soberanía popular para colarnos por la puerta de atrás una reforma de la Constitución

Actualizada 01:30

El sanchismo, que ya no tiene nada que ver con el socialismo, invoca una dudosa soberanía popular para colarnos por la puerta de atrás una reforma de la Constitución. En ello están trabajando Pumpido y los suyos. Pero el artífice de la demolición del andamiaje constitucional español es Pedro Sánchez, el presidente más débil y cobarde de la democracia española desde 1977 hasta hoy. Si fuese valiente hubiera aceptado con dignidad que el pueblo español no lo quiere. Su nivel de integridad moral es ya conocido: cero; solo hay que leer el prólogo del acuerdo entre el PSOE y los golpistas catalanes. Todavía nos quedan unas cuantas malas noticias que nos helarán el corazón. Esta tragedia no ha hecho más que empezar.
Ayer compartí tertulia con dos colegas periodistas. Uno de ellos se mostraba absolutamente desmoralizado porque no encuentra horizonte para España ni consuelo para su abatimiento. A su lado se encontraba la otra versión, revestida con el coraje de la resistencia democrática ante los abusos autocráticos de quienes hoy nos gobiernan. Así se divide ahora mismo la mayoría de la sociedad española, incluidos los votantes de la izquierda. Resistir y hacer frente de manera firme y civilizada ante quienes nos quieren robar la democracia.
Queda una remota esperanza que consiste en que tal vez el pueblo español necesita un aldabonazo cada cierto tiempo para volver a trabajar y construir el edificio de una democracia de calidad. Quizá muchos empresarios que han financiado los canales de televisión puedan reflexionar. Tal vez los políticos que creyeron que el buenismo funciona con la extrema izquierda ya sabrán que ellos nunca dan un paso atrás.
Tras la muerte de Franco, España era un país ilusionado porque se encaminaba hacia una sociedad democrática. Torcuato Fernández Miranda dijo que iríamos «de la ley a la ley». Ayer fue un día negro, pues se nos anunció que iremos de la trampa a la trampa, hacia una autocracia, salvo que la Providencia nos eche una mano.
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