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Al bate y sin guanteZoé Valdés

Virón

No será necesario actuar en contra de la virtud y la compasión que nos ampara, ellos solos se 'destoletarán' peñasco abajo cuando nuestro convencimiento sea mayor que su odio

Actualizada 01:30

Señora, tápese un poco, ¿de dónde saca usted que en Vox hay gente que pertenece a un partido nazi? ¿Existe el nazismo en la actualidad? No, de ninguna forma, pero ahí sigue usted empecinada con semejante estira y encoge… Mire que la he respetado en el pasado, e inclusive le he agradecido que defienda a mi país cuando lo ha hecho, pero ya no me vale que lo haga. No, usted ya no inspira confianza.

¿Será porque usted sí que aboga por una idea de la superioridad catalana, esa en la que un día se creyeron, por un albur, vaya, en algún momento de cierta quimera lejana, que estaban más próximos de los alemanes y los franceses alsacianos que de los españoles? Señora, con su corte cuadrado de caderas y su estatura de retaco, qué va a tener usted de franco-alemana-alsaciana? Vamos, no se ponga con esas, que no sabe usted cómo me pongo yo cuando me pongo de verdad.

Espero que Vox la demande, espero que acabe usted de escarmentar de una buena vez, y que por fin cese de difamar a los únicos que están luchando por la libertad, en contra de la esclavitud de la izquierda y los nacional-socialismos-golpistas. Porque usted sí que es separatista catalanista de garrita fría. Usted sí que ve la realidad de un pueblo desde el prisma fuñío (estreñido) de una raza, y del tribalismo.

Le diré algo, por gente como usted, extremista y calumniosa, es que el virón que Europa está experimentando y seguirá dando hacia el conservadurismo y a la derecha no va a caber ni en el continente mismo. Un viraje muy necesario, sólo sea como expresó ya una vez alguien, por revulsión y contra los desmanes de la ultraextremaizquierda, en contra de ese regionalismo chovinista y provinciano que sólo conduce a la caverna y a la horda étnica.

Un tremendo virón, sí, cual bofetón en toda la cara, que sacuda y obligue a poner los pies bien puestos en la tierra, que impulse a darnos cuenta que sólo desde la verdad y la valentía se podrán cambiar las cosas y recuperarnos como occidentales.

Señora, más tribal y nazi que usted no existe. Reitero, hace un flaco favor a los cubanos que usted los defienda. Por lo que a mí resta no hable más por mí, se lo ordeno. No se puede ser tan sectaria y fanática contra los suyos, y luego ir de amplia y benevolente con los que le conviene manipular con la intención de despistar y camuflar su intransigencia en bondad. No, no sea falsamente bondadosa con los míos.

La cobardía arrastra a muchos, usted es una de esos remolcados, reptil o sabandija; francamente, lo lamento. La he observado durante los últimos años, la he visto deslizarse como el último pelo de un calvo por el tragante del disparate. Si no fuera tan absurdo todo lo que ocurre en este mundo juraría que se ha vuelto usted insensata o quizás un poco loca; pero es cierto que vivimos en un mundo de chalados; la bestialidad manda, rige la demencia colectiva. Todo va al revés en una deriva orwelliana. Pero, no quiera arrastrarnos en eso, no a los que ya lo hemos vivido y lo estamos reviviendo por segunda vez, pese a que lo advertimos.

Estamos viendo a los oportunistas pedalear en las bicicletas del desenfreno, ¿cómo reventarles las gomas y hacer que se destarren y así evitarnos las traiciones? ¿Ven cómo logran sembrarnos anhelos abominables? ¡No lo permitamos!

No será necesario actuar en contra de la virtud y la compasión que nos ampara, ellos solos se destoletarán peñasco abajo cuando nuestro convencimiento sea mayor que su odio. Porque son ellos los que odian, son ellos los que vilipendian, son ellos los que se interponen en el camino de los justos. Por favor, apártese, señora, deje de incordiar con mentiras y tejemanejes; no hay nada más feo que a su edad la inteligencia se trastoque en inquina, y la tirria le enlode el alma.

Recuerden, el Gran Virón sustituirá al Gran Reemplazo pretendido por los de la Agenda 2030. Sucederá como en Argentina, que nadie se esperaba el rugido del león y, atronó.

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