Fundado en 1910
Cosas que pasanAlfonso Ussía

Parece que fue ayer

Con el permiso de los lectores de El Debate, recuerdo algunos párrafos... Su título, 'La Suerte de África'

Actualizada 01:30

El viernes 10 de agosto de 2018, han transcurrido más de seis años, escribí en La Razón un artículo que me produjo toda suerte de disgustos personales y familiares. Que oscureció amistades profundas desde la infancia, y que muchos amigos consideraron desleal e inadecuado. Con el permiso de los lectores de El Debate, recuerdo algunos párrafos... Su título, 'La Suerte de África'.

"Son mis amigos desde la infancia. Y sus familias. Han trabajado mucho y bien. El fundador del Instituto de Empresa y máximo responsable de su éxito es Diego Alcázar y Silvela, marqués de La Romana. Su íntimo colaborador, más en la sombra que en el sol, pero soporte fundamental del Instituto, Alfonso Martínez de Irujo y Fitz James Stuart, duque de Híjar. Buen producto y buenos dividendos. Una de las más prestigiosas escuelas de negocios del mundo. Su sede, en la calle María de Molina de Madrid. De todas partes del mundo acuden alumnos para matricularse en sus cursos, másteres, y ciclos de conferencias. No es barato, y depende de una Fundación que percibe fondos públicos, lo cual me ha sentado bastante mal, porque no creo que sean necesarios los euros de todos para la supervivencia y brillo de tan reputado Instituto.

Uno de sus grandes proyectos era el 'África Center'. –Hemos contratado a una excepcional africanista que va a dar un vuelco al continente negro con nuestra ayuda. Se llama Begoña Gómez, y por casualidad, por pura casualidad, es la mujer de Pedro Sánchez, nuestro presidente del Gobierno. Cuando aterrice en Madrid, proveniente de Castellón, donde ha asistido por agenda cultural de su marido a un concierto de 'The Killers', lo haremos público–.

Y público se ha hecho. Será Begoña Gómez la directora del 'África Center' del Instituto de Empresa. De ser Begoña Gómez la esposa de un presidente del Gobierno de las llamadas derechas, a las que pertenecen el marqués de La Romana y el duque de Híjar, los medios de comunicación y las tertulias porcinas de radios y televisiones, habrían arremetido contra el marqués y el duque sin misericordia. Gracias al hábil y divertido nombramiento, que algunos se han atrevido a calificar de bochornoso, indigno, obsceno, corrupto y pordiosero, las subvenciones están aseguradas y los responsables del Instituto mantienen en la izquierda radical sus carpetas de bulas en perfecto estado de revista.

Han reconocido que el puesto ha sido creado para ella, y que no está previsto dar a conocer al público la cuantía de su sueldo ni las liquidaciones de beneficios. Es lógico, porque al tratarse de la mujer del presidente del Gobierno socialista de España, no es conveniente que la ciudadanía meta las narices donde no las debe meter. Los más osados y temerarios calculan que la remuneración para salvar África que percibirá la doctora en Asuntos Africanos doña Begoña Gómez, no superará los 6.000 euros, lo cual demuestra, una vez más, la falta de generosidad del Instituto de Empresa, del marqués y el duque. Con doña Begoña en la moña de la coña, el continente africano dejará de tener problemas en los próximos seis meses.

A mí, lo que me preocupa, fuera de bromas y decepciones efímeras, es que el Instituto de Empresa, realización ejemplar, se invente un puesto para la mujer de un presidente del Gobierno que pacta con el PNV la salida de las Fuerzas de Seguridad del País Vasco, con Chistorra la humillación de la Corona, y con Bildu la restauración del honor ciudadano a los etarras. A quien han contratado el marqués de La Romana y el Duque de Híjar es a la esposa, que no sabe nada de África, de quien ha pactado su poder con los votos estalinistas y separatistas que desean destrozar España.

Para que luego digan que la nobleza está anclada en los ayeres".

Un inciso. Cuando escribí este artículo ignoraba que el duque de Híjar nada había tenido que ver con la contratación de la muchacha por haberse jubilado con anterioridad al vergonzoso fichaje.

Al día siguiente, se presentaron en mi casa norteña –y sureña, porque sólo tengo una–, el marqués y el duque. Diego Alcázar, sabedor de mi íntima amistad con el duque de Híjar desde la infancia, le pidió que le acompañara. Venía Alcázar a darme explicaciones que yo no le había pedido. Ahí surgió por vez primera el nombre de Güemes. Insistí que su contratación se me antojaba vergonzosa, que no tenía necesidad alguna de caer en la indignidad y que les deseaba un feliz retorno a Madrid. Durante la amarga conversación, el duque de Híjar no abrió la boca. Para mí, que en el fondo, estaba más de acuerdo conmigo que con Alcázar.

Alcázar movió hilos y madejas. Y de La Razón me llegaron recomendaciones de olvidar el asunto. En vista de ello, el 19 de agosto, escribí y se publicó un 'Romance Empresarial' que abrió brechas incurables. Y no lo entiendo, porque me salió bastante divertido.

Se hallaba dando Begoña
Lecciones de aerodinámica,
Porque ella es mujer de muchas
Sabidurías y mañas.
Desde que cerró el contrato
Con Güemes de lo de África,
No hay instituto en Europa,
No hay academia en España,
Que no se beba los vientos
Por personarla en sus aulas.
En María de Molina
Se arremolinan las masas,
Los estudiantes se agolpan,
Los semáforos se apagan,
Y de entre la muchedumbre,
El más listo de la masa
Grita con orgullo patrio
Y sentimiento de raza:
-¡Allí está dando Begoña
Lecciones de aerodinámica!-.
Y la calle rompe en vítores,
Y los bocinazos cantan,
Y los estudiantes gritan,
Y los profesores claman,
Y es tanta la escandalera
Que llega hasta el Guadarrama
El rumor de la alegría
Y el ruido de la algazara.
En su preciosa piscina
De añil agua depurada,
Asustado, un petirrojo,
O gorrión, o lavanda,
Interrumpen la modorra
De la siesta bien roncada
De Pablo Galapagar,
Vizconde de la Navata,
Que se suma al griterío
Que, por la sierra se ensancha
Hasta alcanzar sin problemas
Segovia y su gran Alcázar,
El Escorial y la Lonja
Hasta Ávila y sus murallas.
¿Qué milagro ha sucedido?
¿Milagro?... nada de nada,
Que doña Begoña Gómez
La salvadora de África,
Entre veinte policías
Y cuarenta guardespaldas
Se ha acomodado en su Audi,
Y como bala, se lanza
Para llegar hasta el Prado
Donde impacientes le aguardan
Para oir su conferencia
Sobre pintura italiana,
Alumnos de Lombardía,
Alumnas de la Toscana,
La ministra de Cultura
Carmen Calvo, la de Cabra,
Que ha contratado a Begoña
'Máster de Arte' en Salamanca
Para explicar de Fra Angélico,
Los secretos de su magia.
Por discreción, no se informa
Lo que cobra, y quién le paga.

Del Prado marcha Begoña
Gómez de Sánchez, a casa,
A descansar un ratito,
A echar una cabezada,
Para enfrentarse a la agenda
Vespertina que le aguarda.
Su Pedro de sus amores,
Su Perico de su alma,
Ha volado a Barcelona
Para ofrecerle, sin tacha,
Su pleitesía a Chistorra
Y prometer sin tardanza,
Como ya hizo con Urkullu,
La salida de la Guardia
Civil y la Policía
De las tierras catalanas,
Dejando la ley y el orden
Sólo a los Mozos de Escuadra.

Begoña tiene a las cinco
Reunión en la Embajada
De Gabón, de ahí corriendo,
A la embajada de Ghana,
De Ghana hasta Dahomey,
De Dahomey a Tanzania,
De Tanzania hasta Sudán,
Desde Sudán a Botswana,
Y por la noche a las diez,
Vestida a la vieja usanza
De los masai y watusi,
Cena de rumbo y de gala
En la embajada del Congo
Con Güemes y La Romana.
Y a la mañana siguiente,
A las ocho, la gimnasia,
Ocho y media, desayuno,
Dientes, sombras y pestañas,
Y sin tardar un minuto
Rumbo a la Universitaria
Para impartir una clase
Magistral de Matemáticas
Gracias al «máster» que obtuvo
De una manera fantástica
Cuando tenía doce años
En la «Sorbonne» de Somalia.
Más tarde, Mesa Redonda,
Acerca de las ventajas
Del garbanzo leonés
En los secanos de África,
Que es también una manera
De hacer nación, de hacer Patria.
Por discreción no se informa
Lo que percibe y quién paga,
Que a veces, la transparencia
De caña se torna lanza,
Y pueden darle a su esposo
En el culo, una patada.
Lo cual, y siento decirlo,
Ya tendría que estar dada.

Esta mujer con mil másteres,
Licenciaturas sobradas,
Toda suerte de diplomas,
Distintos «Honoris Causa»,
Es la que lleva el dinero
A la despensa de casa,
La que paga al jardinero,
El esplendor de las calas,
Rosas de pitiminí
Y las doradas lantanas.
«Esta mujer vale un Congo»
(quizá por ello, lo de África),
Y el día que su Perico,
Que el Pedro de sus entrañas,
Que el Peter de su existencia
Que el Pere o Pello de su alma,
Según esté con Chistorra
O con Urkullu de cháchara,
El día que ya no pueda
Seguir destrozando a España,
Será ella la que lleve
Lo que sus másteres avalan
Aunque ya no le interese
Al marqués de La Romana.
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