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HorizonteRamón Pérez-Maura

Yoli promueve aquí el comunismo chino

Mi dinero se va a emplear en pagar a personas por no hacer nada para quien le paga el sueldo, que en este caso es servidor de ustedes. Que eso pueda ocurrir en una democracia occidental en pleno siglo XXI es verdaderamente inverosímil

Actualizada 01:30

Yo no pude escucharlo, pero me cuentan que la vicepresidente Yolanda Díaz fue entrevistada ayer por Alsina en Onda Cero y hablando de la reducción de la jornada laboral cobrando el mismo sueldo ella dijo que lo que quiere para España es «la prosperidad compartida». Qué belleza de concepto. ¿Quién puede no querer compartir la prosperidad? Cuando el buenismo se hace el referente de nuestra sociedad, estamos acabados. Y cuando sabemos de dónde salen esas expresiones es para salir corriendo.

«La prosperidad compartida» es una expresión con un origen muy concreto y perfectamente identificado. La pronunció por primera vez el actual presidente de la República Popular China y secretario general del Partido Comunista de China, Xi Jinping. Yo siempre digo que el comunismo chino es el peor y más desconcertante de todos los comunismos que en el mundo hay. Porque desde hace dos décadas promueve el capitalismo más salvaje del mundo. No tengo ninguna duda de que el objetivo de Yolanda Díaz no es implantar en España ese tipo de capitalismo. Ciertamente no. Pero sí hacer lo que Xi pretendía cuando habló de compartir la prosperidad. Lo que buscaba el PC chino que había permitido enriquecerse desmesuradamente a unas cuantas personas era forzar a esos millonarios a que hicieran «donaciones» al Gobierno chino. Y ya sabemos todos que una donación forzada es una expropiación. Llámese como se quiera. Pero expropiación, aunque con otras palabras.

Es bien conocido que a lo largo del siglo XX hubo diferentes modelos comunistas: el de la propia China, el soviético, el de Corea del Norte –vigente hoy– el albanés, el yugoslavo, el camboyano, el vietnamita… También es mala suerte que a la vicepresidente comunista de nuestro Gobierno se le haya ocurrido fijarse en China para esto. Claro que las otras alternativas entre los regímenes comunistas en activo eran Cuba y Corea del Norte. Igual la china es la opción menos mala.

La decisión que ha tomado este Gobierno de reducir la jornada laboral manteniendo la integridad del sueldo es en verdad una expropiación propia de un régimen comunista. Mi dinero se va a emplear en pagar a personas por no hacer nada para quien le paga el sueldo, que en este caso es servidor de ustedes. Que eso pueda ocurrir en una democracia occidental en pleno siglo XXI es verdaderamente inverosímil. Pero sucede. Y no es más que otra manifestación de la degradación de nuestra democracia que marcha, a pasos agigantados, hacia una dictadura. El presidente del Gobierno pretende gobernar al margen del Parlamento –y no tiene inconveniente en reconocerlo– se está intentando convertir la Justicia en un instrumento de partido y se empieza a intervenir las empresas privadas para sacarles réditos políticos. Y todo eso, sin alargar demasiado la lista de oprobios antidemocráticos.

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